Residentes de la septentrional ciudad srilankesa de Kilinochchi urgieron a las agencias de la ONU a que no se retiren, como solicitó el gobierno, que se propone tomar el bastión de los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE).
El Ministerio de Defensa de Sri Lanka exhortó la semana pasada a todas las agencias humanitarias a evacuar del norte de esta isla de Asia meridional arguyendo que no podría garantizar su seguridad.
Pero el jueves y el viernes, la población bloqueó la ruta para impedir que se fueran los trabajadores humanitarios.
"La retirada se interrumpió temporalmente", dijo IPS el lunes un funcionario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que pidió reserva de su identidad.
Trabajadores humanitarios informaron este martes que unos 10 funcionarios de la ONU se retiraban de Kilinochchi por tierra, pese al bloqueo dispuesto por los residentes frente a las oficinas del foro mundial.
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El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo el 9 de este mes que el gobierno y los Tigres tamiles debían "tomar medidas concretas para garantizar la seguridad y la libertad de civiles, y permitir a las organizaciones humanitarias trabajar y asistir a las personas afectadas por los combates".
Miles de soldados se concentraron en el septentrional distrito de Vanni, dónde se ubica Kilinochchi, y se preparan para lo que el gobierno y analistas militares califican como la mayor ofensiva de los últimos años contra el LTTE.
El año pasado, el ejército tomó la provincia Este y ahora se concentra en la región de Vanni, en especial en los bastiones rebeldes de Kilinochichi y Mullaitivu.
Sri Lanka tiene unos 20 millones de habitantes, 74 por ciento de los cuales pertenecen a la etnia cingalesa, la mayoría budista, y 18 por ciento a la etnia tamil, proveniente del sur de India y que practica el hinduismo.
Hace 25 años que los Tigres luchan por la autonomía de los territorios tamiles en el norte y este de este país insular.
El gobierno controla la información de lo que está sucediendo en el norte, pero se ha podido saber, a través de algunos soldados, que se espera un gran combate en Vanni.
"Nuestras bajas aumentan porque ellos están dando una dura batalla", dijo por teléfono a IPS un joven soldado que retornó a su aldea de Kurunegala, en la provincia Centro Norte.
El uniformado señaló que los rebeldes urgen a los civiles a no evacuar el área y prometen que en los próximos meses recuperarán el control de las zonas perdidas.
El ejército no dio fecha para la toma de Kilinochchi, pero el soldado señaló que les informaron que los combates durarían hasta diciembre.
Gran parte de los ataques contra objetivos de los Tigres tamiles se hicieron con bombas de precisión lanzadas por aviones caza de la Fuerza Aérea.
El ejército también señaló que sus unidades de penetración se infiltraron en zonas rebeldes y lograron matar a oficiales clave del LTTE.
Pero los rebeldes respondieron la semana pasada con un ataque inesperado por aire y por tierra contra la base militar altamente custodiada de la ciudad de Vavuniya, al sur de Kilinochchi, controlada por el gobierno.
Además, más de 22 soldados habrían muerto cuando los rebeldes frenaron un avance del ejército sobre Kilinochchi, según informó el lunes el sitio de web Tamilnet, afín a los Tigres, mientras que estos tuvieron una cantidad "mínima" de bajas.
Por su parte, el Ministerio de Defensa publicó en su sitio de Internet que 18 rebeldes murieron el lunes cuando el ejército arremetió contra una barrera de tierra dispuesta para "retrasar el movimiento de las fuerzas de seguridad sobre Kilinochchi". Tres soldados perdieron la vida en los combates, reza la declaración oficial.
Kilinochchi, donde se encuentran las unidades de inteligencia del LTTE, oficia de centro de comunicaciones. Se especula que el escurridizo líder rebelde Velupillai Prabhakaran estaría operando desde y en los alrededores de esa ciudad.
Colombo informó que el ejército estaba cercando a los rebeldes y se aprestaba a tomar Kilinochchi, pero analistas sostienen que eso no sería tan fácil.
"Los Tigres tamiles reservan a sus combatientes experimentados y usaron a los más jóvenes en los últimos enfrentamientos", dijo un analista que no quiso dar su nombre.
Le llevó casi un año al ejército capturar el noroccidental distrito de Mannar, recordó. "Los Tigres tamiles libran combates dilatorios que se convierten en guerra total", explicó.
Los ataques y bombardeos aéreos lanzados contra la región de Vanni obligaron a unas 113.000 personas a abandonar sus hogares, según el secretariado de paz del LTTE. Las Fuerzas Armadas perpetraron un genocidio, según los rebeldes.
Verificar la situación humanitaria de forma independiente en Vanni es imposible porque los periodistas tienen prohibido el ingreso.
El flujo de residentes del norte hacia Colombo, por la intensificación de los combates y ante la perspectiva de que empeoren, preocupa al gobierno.
El ministro de Defensa, Gotabaya Rajapaksa, dijo que "las fuerzas de seguridad dan cuenta de una situación alarmante al observar que muchas personas llegaron a la división policial de Colombo en agosto sin ningún motivo valido", según la edición sabatina del periódico estatal Daily News.
El ministro señaló que miembros del LTTE podrían mezclarse con las personas desplazadas e infiltrar zonas clave para Colombo.
El intento del gobierno de expulsar de la capital a los desplazados fue impedido por la Corte Suprema de Justicia, por considerarlo una violación a los derechos fundamentales.
Funcionarios de la ONU en Colombo informaron que proseguían con la evacuación de Kilinochchi y que estaban tratando de sortear los obstáculos.
El ministro de Gestión de Desastres, Mahinda Samarasinghe, dijo el lunes al periódico Island que el representante residente de la ONU, Neil Buhne, reiteró la decisión del foro mundial de abandonar las zonas controladas por los Tigres.
La ONU pidió tres semanas para completar la evacuación, pero todo parece indicar que terminaría antes, alrededor del 20 de este mes.
Hay 12 agencias internacionales en Kilinochchi, incluidas Oxfam, Save the Children y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y todas se están retirando, según un trabajador humanitario.
Quedarían sólo los trabajadores del Comité Internacional de la Cruz Roja con permiso para seguir desempeñando su tradicional papel de intermediarios entre las partes beligerantes.
Residentes de Kilinochchi pidieron a altos funcionarios de la ONU una declaración escrita de que el foro mundial se retira del área, como forma de dejar constancia de que se incumplió el principio de dar protección a civiles en zonas de guerra.
Por otra parte, los Tigres no permiten que los civiles abandonen el área, lo que, según el gobierno, significa usar escudos humanos.