SEGURIDAD-EE UU: Deliberadamente cruel

Uno de los libros más vendidos de los últimos dos meses en Estados Unidos es quizá el más riguroso y el que tiene mayor información sobre las torturas y «entregas extraordinarias» de presuntos terroristas a terceros países perpetradas por el gobierno de George W. Bush.

"The Dark Side: The Inside Story of How the War on Terror Turned into a War on American Ideals" (El lado oscuro: cómo la guerra contra el terrorismo se volvió guerra contra los ideales estadounidenses), de Jane Mayer, fue publicado el 15 de julio por Doubleday Books.

Mayer sigue estando entre los 10 autores de libros de no ficción más vendidos este año, según el periódico The New York Times.

La periodista de la revista The New Yorker detalla cómo altos funcionarios del gobierno de Bush, en especial de la oficina del vicepresidente Dick Cheney, se aprovecharon del miedo y la paranoia que se apoderó del país tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington para lanzar una "guerra ideológica de trinchera" y "una política deliberadamente cruel, impensable el 10 de septiembre".

Bush respaldó la estrategia en general, pero no fue uno de los principales actores.
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"El presidente Bush no se detiene en los detalles. Los deja para aquellas personas que integran comisiones castrenses y de otras áreas", dijo Mayer a IPS.

Podría decirse que Cheney y su jefe de gabinete, David Addington, son los funcionarios a cuyas decisiones vinculadas a los atentados de 2001 se pueden atribuir "haber hecho añicos la reputación de Estados Unidos como principal defensor de la democracia y los derechos humanos", en palabras de Mayer.

Cheney depositó toda su confianza en el asesoramiento del abogado Addington en lo que a la conducción de su "guerra contra el terrorismo" respecta.

En junio, Addington fue citado a declarar a la Comisión de Justicia de la Cámara de Representantes, junto con el ex fiscal del Departamento (ministerio) de Justicia John Yoo, acerca del trato dispensado a los detenidos, los métodos de interrogación y los límites de la autoridad del Poder Ejecutivo.

"Me chocó su total desprecio hacia el panel del Congreso (legislativo) que le estaba haciendo preguntas y hacia la prensa presente", relató Mayer, quien estaba en la sala.

"Es evidente que pensó que la altivez era la forma de salvarse, otro ejemplo de su pasmosa y lamentable capacidad política. En ese momento se me ocurrió que era una pena pensar que había suficiente voluntad política para procesar a altos funcionarios como Addington, capaces de alegar que sólo hicieron lo que consideraron necesario para proteger al país", añadió.

Respecto de Cheney, Mayer señala en su libro que era tal el terror del vicepresidente tras los atentados de 2001, que "se desplazaba en una caravana de vehículos blindados que cambiaban de trayecto para evitar un posible ataque".

"En su asiento trasero, Cheney llevaba un bolso con una máscara de gas y un equipo para sobrevivir en caso de ataque bioquímico", añadió.

Mayer pidió varias entrevistas a Addington y Cheney, pero no le fueron concedidas.

En la última página del libro figura una declaración de un párrafo divulgada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) respecto del trabajo de sus agentes durante los interrogatorios a presuntos terroristas.

En cambio, la autora sí pudo consultar a cientos de fuentes cercanas a la Casa Blanca y a empleados del Comité Internacional de la Cruz Roja, que realizó un estudio acerca de los interrogatorios y abusos a presos en Guantánamo, el enclave estadounidense en Cuba, y de otros lados, vinculados a la guerra en Iraq.

El libro describe las torturas practicadas por miembros de un programa del ejército no muy conocido llamado SERE (acrónimo de Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape).

También relata que la CIA contrató psicólogos con credenciales técnicas y morales cuestionables que fomentaron el uso de métodos de interrogación creados hace décadas, irónicamente por la KGB, el servicio secreto de la disuelta Unión Soviética, que nunca lograron obtener ninguna información relevante.

Mayer también se concentra en las "entregas extraordinarias" ("extraordinary renditions"), mecanismo empleado por Washington para capturar a sospechosos de terrorismo y transferirlos, sin pasar por los tribunales, a terceros países en los que, por lo general, son torturados.

Al ser consultada por IPS acerca de si ella creía que la práctica seguía vigente, pese a haber sido denunciada por la prensa de todo el mundo, Mayer dijo que "después de la mala publicidad que la rodeó posiblemente haya un mayor esfuerzo por no ‘entregar’ sospechosos por error o torturarlos". "Pero el programa existe y se considera clasificado, por lo cual es difícil de determinar", apuntó.

Entre los numerosos episodios perturbadores que describe el libro está la última noche de Manadel al-Jamadi, un sospechoso iraquí detenido a las afueras de Bagdad a las cuatro de la madrugada del 4 de noviembre de 2003.

"Una hora después estaba muerto y la autopsia realizada por patólogos del ejército determinaron que la causa del fallecimiento fue homicidio", preció Mayer.

"Al-Jamadi fue primero conducido a una base del ejército para dar parte de la misión. Allí, los SEAL, oficiales de una unidad de las fuerzas especiales de la Armada, lo golpearon, patearon y le pegaron con sus fusiles durante unos 20 minutos", detalla.

Luego fue interrogado por oficiales de la CIA en la cárcel bagdadí de Abu Ghraib, dónde lo colgaron de las muñecas y posteriormente lo mataron.

Ocho integrantes del pelotón de los SEAL recibieron castigos administrativos por la violencia contra Al-Jamadi y otros prisioneros, no así el responsable de la CIA para los interrogatorios, Mark Swanner.

"Espero que los lectores adquieran la real dimensión de cuánto se apartó de las tradiciones estadounidenses el gobierno de Bush al optar por no respetar la ley en su guerra contra el terrorismo", señaló Mayer.

"Hubo otros errores en el pasado, pero tal como me dijo el fallecido historiador Arthur Schlesinger hijo (1917-2007), ‘nunca nada golpeó más a Estados Unidos que esto’", concluyó.

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