Cuando unos 150 líderes mundiales asistan a una cumbre la próxima semana para analizar la situación de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, una de las prioridades en la agenda será el tercero: promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
"Una de las muchas razones para convocar a la cumbre es presionar al mundo para que mantenga sus promesas hacia las mujeres", dijo el secretario general, Ban Ki-moon.
Pero, en realidad, hay una amplia brecha entre las promesas y su cumplimiento, mientras las mujeres continúan siendo superadas en número por los hombres —cuatro a uno— en parlamentos de todo el mundo.
En un estudio titulado "Who Answers to Women" ("Quién responde a las mujeres"), el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem) señaló que las mujeres deben ser incluidas en todos los procesos de control.
"Generar responsabilidad ante la igualdad de género no es un lujo", dijo este jueves a la prensa la directora ejecutiva de Unifem, Inés Alberdi.
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El estudio de Unifem muestra que "si tuviéramos una responsabilidad más fuerte sobre los compromisos asumidos hacia las mujeres, podríamos estar mucho más cerca de alcanzar los Objetivos del Milenio", agregó.
Para superar la crisis de responsabilidad tienen que implementarse dos elementos clave, sostuvo. Primero, las mujeres deben estar representadas en cantidades mucho mayores en puestos de toma de decisiones: política, empresas y cargos públicos.
Y segundo, se necesita un cambio sistémico que coloque las necesidades de las mujeres en el centro de los mandatos públicos. Esto incluye que el desempeño de funcionarios públicos sea evaluado según sus antecedentes en cuanto al abordaje de preocupaciones de igualdad de género.
"Sin implementar medidas fuertes para rastrear los avances sobre igualdad de género, corremos el riesgo de que compromisos como los Objetivos del Milenio sean palabras sobre papel", advirtió Alberdi.
Las estadísticas presentadas en el estudio de Unifem hablan por sí mismas: alrededor de 60 por ciento de todos los trabajadores familiares no remunerados en el mundo son mujeres. Ellas ganan 17 por ciento menos que los hombres, y en África subsahariana hay tres mujeres infectadas con VIH por cada dos hombres.
Además, la violencia afecta a entre 10 y 60 por ciento de mujeres y niñas (poner fin a la violencia contra ellas está faltando en los Objetivos del Milenio), y los perpetradores son acusados en menos de uno de cada 10 casos estimados de violencia sexual y de género.
En los partidos políticos de todo el mundo hay una mujer por cada dos hombres, y en los puestos de alta gerencia hay apenas una mujer por cada nueve hombres.
"La discriminación a esta escala, tras décadas de compromisos nacionales e internacionales, es sintomática de una crisis de responsabilidad", señala el estudio.
De todos modos, Unifem también se apresura a destacar algunos de los avances logrados con los años: nueve de cada 10 niñas en todo el mundo están inscriptos en la educación primaria, y la mitad de los 22 países que alcanzaron una representación parlamentaria femenina de 30 por ciento son de regiones en desarrollo.
Un periódico londinense dijo el jueves que Ruanda se convertirá en el primer país donde las mujeres superarán a los hombres en el parlamento. Según los primeros resultados electorales, por lo menos 44 de un total de 80 escaños en el parlamento de ese país han sido ocupados por mujeres.
En Costa Rica, las mujeres ostentan 43,9 por ciento de los puestos de liderazgo en los partidos políticos, y en Honduras y Croacia más de 40 por ciento de los jueces de las Supremas Cortes son mujeres, según Unifem.
Mientras, la asistencia centrada en el género casi se triplicó (en términos absolutos), pasando de 2.500 millones de dólares en 2002 a 7.200 millones de dólares en 2006.
Nueva Zelanda y Canadá tienen la proporción más elevada de asistencia —alrededor de 11 por ciento— asignada a la igualdad de género como su principal objetivo.
Los Objetivos del Milenio, definidos en 2000 por la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que padecen pobreza y hambre (en relación a 1990), garantizar la educación primaria universal, promover la igualdad de género y reducir la mortalidad infantil y la materna.
Y también combatir el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo, todo esto con 2015 como fecha límite.
Pero la implementación de estos objetivos ha sido errática.
Consultada sobre la inminente cumbre, programada para el 25 de este mes, Jessica Neuwirth, presidenta de la organización Equality Now (Igualdad Ya), dijo a IPS: "Espero que la necesidad de equidad de género sea subrayada en la reunión de la ONU sobre los Objetivos del Milenio, porque es un tema central para todos ellos".
El no hablar sobre igualdad de género reflejaría un fracaso de la voluntad política de hacer avanzar la agenda en este sentido, y un obstáculo para la concreción de los Objetivos del Milenio, sostuvo.
Charlotte Bunch, directora ejecutiva del Centro para el Liderazgo Global de las Mujeres en la Universidad Rutgers, dijo que el progreso en la igualdad de género dentro de los Objetivos hasta ahora ha sido "decepcionantemente lento".
La igualdad de género es un componente clave de varios de los Objetivos del Milenio, y muchos gobiernos y la ONU han reconocido fuertemente que es esencial para el desarrollo, señaló Bunch.
"Pero el compromiso de recursos y la voluntad política necesaria para volver esto realidad todavía faltan a todos los niveles", declaró a IPS.
Pocos países en desarrollo hicieron de esto una prioridad en la asignación de su dinero para el desarrollo, y pocos donantes han estado dispuestos a destinar recursos para este fin, agregó.
Pero hasta que más donantes cumplan con su compromiso general con el octavo Objetivo, garantizando que el desarrollo sea financiado en la cantidad necesaria, será difícil imaginar que la igualdad de género se convierta en la prioridad nacional que debería ser, dijo Bunch.
Neuwirth señaló que la igualdad de género es comprendida como un tema que atraviesa los Objetivos del Milenio, con el tercero abordando específicamente la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
La Declaración del Milenio, adoptada por los líderes mundiales en 1990, establece ciertos valores considerados "esenciales".
Estos incluyen la igualdad y, más específicamente, que se garanticen "iguales derechos y oportunidades de mujeres y hombres".
Neuwirth dijo que en todo el mundo continúan vigentes leyes que discriminan explícitamente a las mujeres, colocando la aprobación formal del Estado en la discriminación de género.
"Es tiempo de superar la brecha entre retórica y realidad. Se suponía que el proceso de los Objetivos del Milenio iba a facilitar la implementación de los compromisos asumidos", agregó.
En un mundo donde las mujeres todavía son tratadas como ciudadanos de segunda clase, sin igualdad ante la ley, que es apenas el primer paso hacia la igualdad real, "tenemos que decir que el proceso no está funcionando efectivamente y los compromisos no son respaldados por la voluntad política necesaria para volverlos significativos", declaró Neuwirth.