Pese a ruidosos operativos policiales y programas destinados a frenar la tala de bosques, no se detiene el deterioro de la mexicana Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, que en julio fue incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.
Alrededor de la mitad de las 56.259 hectáreas de la reserva, ubicada en los estados de México y Michoacán, al occidente de la capital, se han perdido o deteriorado por el corte de árboles esenciales para la vida de cientos de millones de mariposas de intensos colores naranja y negro.
Desde 2006 a la fecha se talaron de forma ilegal 502 hectáreas, indica un reporte difundido este jueves por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) basado en fotografías satelitales.
"La situación es preocupante, sobre todo en una comunidad ubicada en la zona núcleo de la reserva, donde viejos problemas agrarios y conflictos sociales impiden trabajar con sus pobladores y evitar así la tala", dijo a IPS el director de esta organización en México, Omar Vidal.
La zona núcleo de la reserva es de 11.000 hectáreas y el resto conforma el área de amortiguamiento.
Los ambientalistas advierten que está en riesgo el ritual migratorio de 5.000 kilómetros, que cumple cada fin de año la mariposa monarca (Danaus plexippus) desde Canadá y Estados Unidos hacia los bosques de México.
"El trabajo entre el gobierno, la sociedad civil y los pobladores de la reserva ha dado en general buenos frutos, pero hay algún foco rojo que ha sido difícil de abordar y solucionar, así que con los datos últimos que hemos obtenido vamos a profundizar los programas", señaló el director de la WWF en México.
Sin bosque, simplemente irá despareciendo la migración de la mariposa, "así que hay que redoblar esfuerzos", advirtió Vidal.
WWF participa desde hace cinco años en varios programas con las comunidades de la reserva. Para hacerlo estableció acuerdos con el gobierno y con las empresas Telcel, del área telefónica, y Altos Hornos de México.
La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) incluyó la zona a la que migran las mariposas en su lista de Patrimonio Mundial. Previamente la había declarado Reserva de la Biosfera.
Desde tiempos inmemoriales, cientos de millones de mariposas empiezan en noviembre y diciembre un recorrido de seis semanas rumbo al sur, hasta llegar a sus santuarios en México.
Tras descansar sobre inmensos árboles de oyamel, madurar sus órganos sexuales y aparearse, en marzo y abril se alimentan de polen, revolotean formando inmensas nubes y emprenden su regreso al norte.
Según las explicaciones científicas, a finales del verano boreal, en los bosques del norte de América se despierta en las mariposas una rara inquietud por migrar a climas menos fríos.
Antes de iniciar el largo viaje, a una velocidad de entre 16 y 48 kilómetros por hora y en seis horas de vuelo diario, el coleóptero sufre cambios fisiológicos que impiden la maduración de sus órganos sexuales, lo que alarga su vida hasta los ocho meses.
Cuando llega a los bosques mexicanos, se recupera consumiendo néctar. En las semanas posteriores al proceso, entra en una fase de aletargamiento y más tarde vuela de regreso.
Para evitar ser devorada por otros insectos o por aves, la mariposa desarrolla sustancias tóxicas que actúan como un repelente.
Este espectáculo, que fascina a científicos y a unos 150.000 turistas que acuden a presenciarlo cada año, tiene sus enemigos: organizaciones de taladores que atienden la demanda comercial de madera, y la pobreza y los conflictos que viven varios de los habitantes de la reserva.
Desde 2001, la presencia policial es constante en la zona para evitar la tala. Las autoridades afirmaron este año que el problema se había reducido en 80 por ciento gracias a la vigilancia y a programas de conservación aplicados en colaboración con campesinos.
A fines de 2007, el gobierno del conservador Felipe Calderón publicitó un operativo policial en la reserva, el de mayor envergadura realizado en la historia, según dijo el mandatario.
Cientos de policías incautaron en varios aserraderos 6.116 metros cúbicos de madera, equivalente a unos 1.750 árboles de oyamel y pino de unos 20 metros de altura cada uno. Además 56 personas fueron detenidas y se les incautaron herramientas, vehículos y armas.