Muchos hablan de vacío político en Japón desde la renuncia de Yasuo Fukuda al cargo de primer ministro. Pero la competencia por la presidencia del partido conservador en el gobierno demuestra, más bien, lo contrario.
"No creo que Japón esté en crisis", dijo a IPS el analista Jeffrey Kingston, director de estudios asiáticos de la Universidad Temple en Japón y autor del libro "Japan's Quiet Transformation" ("La silenciosa transformación de Japón").
Japón, según Kingston, es "una democracia que busca cómo salir del atolladero político en el parlamento y que presencia una carrera por el liderazgo dentro del partido de gobierno, que ya está decidido".
El ganador, pronosticó el experto, será el popular dirigente Taro Aso, quien se convertirá, por lo tanto, en el próximo primer ministro.
La designación está a cargo de un colegio elector compuesto por 528 encumbrados miembros del partido: sus 387 legisladores y 141 delegados por las prefecturas (provincias).
Kingston interpreta la aparente crisis en el gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) como la proyección de una imagen "más democrática y vibrante que la del opositor Partido Democrático de Japón".
El PLD ha gobernado Japón desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), excepto por un periodo de 10 meses en 1993. Se le atribuye el progreso del país tras la derrota militar y la ocupación extranjera, para convertirlo en la segunda economía más grande del mundo.
El oficialismo busca al tercer primer ministro en menos de dos años, cuya principal tarea sea liderarlo en la carrera hacia las elecciones para la cámara baja que se celebrarán en menos de un año. Pero el otrora poderoso PLD parece desorganizado.
Fukuda, que renunció el 1 de este mes, y su predecesor, Shinzo Abe (2006-2007), fueron considerados ineficientes ante una oposición que ha apelado reiteradamente a su mayoría en el Senado para bloquear los proyectos legislativos del conservador partido gobernante.
Según Kingston, Japón está en transición. "Improvisa un nuevo paradigma en un proceso caótico y prolongado. Ha pasado por la Restauración Meji (cuando el emperador Meji recuperó el gobierno, en 1867) y luego por la ocupación estadounidense. Ahora está en su tercera transformación, negociada y debatida, así que este proceso involucrará crecientes reformas y evoluciones", dijo.
Kingston apuesta todas sus cartas al dirigente Taro Aso. "Es su cuarta postulación a la presidencia del partido, mientras que los otros candidatos se postulan por primera vez", señaló.
Las credenciales conservadoras de Aso son formidables. Su padre presidió la Compañía de Cemento Aso y colaboró con el gobierno de Kakuei Tanaka (1972-1974). Su abuelo materno es el fallecido primer ministro Shigeru Yoshida (1946-1947).
La esposa de Aso es hija de otro ex primer ministro, Zenko Suzuki (1980-1982). Y su hermana menor, Nobuko, está casada con el príncipe Tomohito de Mikasa, primo hermano del emperador Akihito.
Por primera vez en casi 40 años, hay cinco candidatos a presidente del PLD, entre ellos, también por primera vez, una mujer, la ex ministra de Defensa y ex informativista de televisión Yuriko Koike, una graduada de la Universidad de El Cairo que habla con fluidez árabe e inglés.
Según una encuesta telefónica realizado el fin de semana por el periódico Yomiuri Shimbun y divulgada el lunes, Aso es el más popular de los candidatos a presidir el PLD. Lo prefirieron 57 por ciento de los entrevistados.
Diez por ciento dijeron preferir a Koike. El dirigente Nobuteru Ishihara y el ministro Kaoru Yosano, encargado de las políticas económicas y fiscales, quedaron en tercer lugar, con siete por ciento cada uno.
Alrededor de 20 por ciento de los consultados dijeron que las elecciones generales deberían realizarse para septiembre del año próximo, cuando expire la actual legislatura en la cámara baja.
Pase lo que pase, la agenda del nuevo primer ministro será compleja. En lo interno tendrá que afrontar la creciente inflación, los bajos ingresos de un gran sector de trabajadores, la creciente brecha entre ricos y pobres y los problemas de la previsión social en una población que envejece con rapidez.
En política exterior, el nuevo primer ministro deberá abordar los lazos militares con Estados Unidos y las relaciones con los países vecinos.
Estados Unidos procura mantener el abastecimiento de combustible y apoyo logístico a su flota militar en el océano Índico a cargo de la rama naviera de las fuerzas de autodefensa de Japón (FAM).
En el marco de la ley antiterrorista japonesa, las autoridades renovaron esa tarea en varias ocasiones desde noviembre de 2001. Los cinco candidatos están a favor de continuar con ese esfuerzo.
Pero Tokio decidió poner fin a la misión aérea de las fuerzas de autodefensa en Iraq para diciembre, luego de más de cuatro años. "Japón busca una salida elegante, y éste parece el mejor momento", dijo Kingston.
"La mayoría de los otros aliados de Estados Unidos se fugaron lanzándose en paracaídas. Japón ha sido uno de los partidarios más leales de la guerra de Bush pese a los profundos recelos. El PLD puede ganar puntos con el público" con su retirada, agregó.
Pero los votantes miran cada vez más al centrista Partido Democrático de Japón como una alternativa posible y muchos recuerdan cómo, breve pero dramáticamente, desalojó al PLD del poder en 1993.
"El público quiere líderes que puedan relacionarse con ellos", dijo Kyouhei Imanaka, presidente de una compañía impresora.
"Estamos cansados de los discursos del PLD. Queremos ver acción. Estamos aburridos de ellos. Queremos candidatos que digan algo en lo que podamos creer. Ellos no pueden entender cómo piensan los ciudadanos comunes, porque en su mayoría nacieron en familias ricas", señaló.