ISRAEL-PALESTINA: Desacuerdos por aquí, desacuerdos por allá

Las negociaciones de paz palestino-israelíes parecen estancadas, pues los esfuerzos por salvar la distancia política e ideológica entre el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y el secular partido Fatah parecen no conducir a nada.

Estos sectores políticos disputan por la fecha de las próximas elecciones presidenciales y las parlamentarias, y también por la legalidad de la permanencia del presidente Mahmoud Abbas al frente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), con sede en esta ciudad cisjordana.

Abbas, también conocido como Abu Mazen, pertenece a Fatah, derrotado por Hamás en los comicios legislativos de enero de 2007.

El presidente palestino había dicho que las elecciones presidenciales se realizarían en enero de 2009 y las legislativas en enero de 2010. Pero luego afirmó, categórico, que no abandonaría el cargo antes de 2010.

"Creo que los comicios legislativos y presidenciales deben realizarse juntos, en enero de 2010", declaró la semana pasada.
[related_articles]
También señaló que un futuro gobierno de unidad debe respetar los acuerdos firmados con Israel, que pasa, a su vez, por una convulsión interna tras la renuncia del primer ministro Ehud Olmert, la consagración como su sucesora de la canciller Tzipi Livni y la inminencia de elecciones.

Pero los sectores más combativos de Hamás ya anunciaron que no reconocerán a Israel, uno de los obstáculos más difíciles de sortear para un acuerdo. Por su parte, las más moderadas y pragmáticas insinuaron que sería posible alcanzar algún tipo de trato con el Estado judío.

Tras la victoria aplastante de Hamás en los comicios legislativos de enero de 2006, la ANP cambió el proceso electoral para que todos los legisladores sean elegidos mediante representación proporcional a fin de restar posibilidades al movimiento islamista.

Antes, la mitad de los legisladores eran elegidos de forma directa por las circunscripciones y la otra mitad mediante representación proporcional.

El sistema anterior restaba posibilidades de llegar al parlamento a los partidos menores.

Pero resultó contraproducente cuando la mayoría de los habitantes de la franja de Gaza apoyaron a Hamás y frustraron la posibilidad de que las pequeñas facciones favorables a Fatah formaran una coalición con la ANP.

El líder del comité central de Hamás en el exilio, Jalid Meshaal, reaccionó con enojo desde Damasco al anuncio de que Abbas pretende permanecer al frente de la ANP por más tiempo.

"Después de enero de 2009 no habrá un presidente legal hasta que haya elecciones. Un mandatario no puede ampliar su gestión legalmente quebrando la ley", declaró.

El efecto dominó de esas discrepancias es que no habrá paz entre Israel y Palestina en tanto no haya un frente palestino unido, sostuvo Moshe Maoz, profesor emérito de estudios islámicos y de Medio Oriente y experto del Instituto de Investigaciones Harry S. Truman para el Avance de la Paz.

"No puede haber dos gobiernos al frente de dos Estados palestinos. Israel no podrá llegar a un acuerdo con ellos en estas circunstancias, ni la población palestina aceptará el estatus quo", dijo a IPS.

Muchos analistas sostienen que Israel persigue la táctica de "divide y triunfarás" mientras en el terreno reafirma el Estado judío.

Existe la creencia generalizada de que Israel, junto con Estados Unidos, armó y entrenó a cuadros combatientes de Fatah en la franja de Gaza para derrocar a Hamás, antes de que éste lograra frustrar la iniciativa tomando por las armas el control de ese territorio palestino en junio de 2007.

Los especialistas también creen que Hamás fue provocada para que reaccionara como lo hizo.

Según versiones de prensa locales e internacionales, las armas habrían ingresado a ese territorio palestino por Rafah, en la frontera con Egipto, y dado que Israel controla el cruce fronterizo, el hecho tiene que haber ocurrido con su complicidad y la coordinación tácita de El Cairo.

En mayo de 2007, poco antes de la toma de Gaza por Hamás, el coordinador estadounidense de seguridad para Israel y Palestina, teniente general Keith Dayton, reconoció al subcomité para Medio Oriente de la Cámara de Representantes que Estados Unidos ayudaba y entrenaba a combatientes de Fatah para que lucharan contra el movimiento islamista.

El hecho había sido negado antes por el Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.

Un elemento que viene a complicar más el desarrollo de los acontecimientos políticos multidimensionales son las últimas diferencias entre Egipto y Hamás.

El Cairo trata de oficiar de mediador para un intercambio de prisioneros entre el movimiento islamista y el Estado judío y fortalecer la frágil tregua.

Grupos palestinos de línea dura, entre ellas el Frente Popular para la Liberación de Palestina, el Frente Democrático para la Liberación de Palestina, la Yihad Islámica y el Frente de Lucha Popular Palestina, mantuvieron la semana pasada negociaciones exploratorias con el jefe de la inteligencia egipcia, Omar Suleiman.

Hamás fue deliberadamente dejado fuera de las conversaciones, entre otras razones porque El Cairo tiene afinidad con Fatah y teme que el éxito de los islamistas en Gaza tenga algún tipo de influencia sobre la Hermandad Musulmana, partido proscripto pero tolerado en Egipto.

Hamás acusa a Egipto de renegar de las conversaciones tendientes a abrir el paso fronterizo de Rafah, pese al cese del fuego acordado con Israel y que rige desde junio de este año. Hubo, sin embargo, algunas aperturas de ambos lados.

Egipto señaló que las conversaciones preliminares fueron un paso hacia negociaciones más generales que se seguirán después del mes sagrado musulmán de Ramadán.

Pero la pelea entre Hamás y El Cairo puede complicar más el intento de Egipto de salvar las distancias entre el movimiento islamista y Fatah.

Mientras Hamás y Fatah están como perro y gato, las negociaciones de paz entre la ANP e Israel se estancaron ante el rechazo de este último de tratar asuntos fundamentales como agua, asentamientos, seguridad, fronteras, el regreso de los refugiados palestinos y el reclamo de Jerusalén oriental como capital del futuro Estado palestino.

La cancillería israelí quedó en el ojo del huracán tras las declaraciones del cónsul general estadounidense Jake Walles a un diario palestino respecto de que Israel accedió a ceder Jerusalén oriental a los palestinos.

Walles declaró que la secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Condoleezza Rice, dijo en su última visita a Jerusalén que el retiro de Israel hasta las fronteras de 1967, con algunos ajustes, sería la base para un futuro acuerdo de paz palestino-israelí.

El hecho fue negado con énfasis por un portavoz del gobierno israelí, pero Moaz cree que la declaración de Walles puede ser cierta.

"Creo que el rotundo desmentido de la cancillería israelí se debe principalmente a su temor a perder apoyo público, que en su mayoría se opone a una división de Jerusalén, a la que consideran su eterna capital", sostuvo el analista.

La frágil coalición del gobernante Kadima depende del apoyo de los pequeños partidos ultraortodoxos de derecha. Esas agrupaciones ya amenazaron con retirar su apoyo si tan siquiera se discute el asunto del futuro de Jerusalén.

Moaz cree que dos grandes acontecimientos pueden contribuir a salir del impasse.

"Un nuevo gobierno israelí con un líder más pragmático puede ayudar a impulsar el proceso de paz. Pero no estoy seguro de que la posible sucesora del primer ministro Ehud Olmert, la canciller Tzipi Livni, sea más conciliadora que él", señaló.

"Lo que se necesita realmente es un gobierno estadounidense más proactivo que ejerza su poder sobre Israel, un país que necesita ser presionado", añadió Moaz.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe