El desempleo concentra la atención de los votantes de Angola en vísperas de las elecciones legislativas de este viernes. Y todos los partidos proponen solucionarlo, en parte, a través del desarrollo agrícola.
La economía de Angola está despegando gracias al aumento de los precios del petróleo y las grandes exportaciones de diamantes. Pero el desempleo asciende a 65 por ciento de la fuerza de trabajo, seis años después del acuerdo de paz que puso fin a 27 años de guerra civil.
Basta recorrer cualquier calle de Luanda, la capital, para observar vendedores callejeros cerca de un lujoso banco, muchos de los cuales son adolescentes que ofrecen cualquier mercancía para conseguir un poco de dinero.
Al preguntársele a cualquier ciudadano qué espera de los políticos, la respuesta más frecuente es "paz". Pero de inmediato claman por empleos seguros.
Bella, una mujer que parece mucho mayor de los 24 años que dice tener, vende frutas en la calle, cerca del edificio de la Asamblea Nacional (congreso legislativo).
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La majestuosidad de los guardias del parlamento contrasta duramente con el modesto tenderete de Bella, sobre el que revolotean moscas insistentes, a pocos metros de un charco de agua estancada.
En un buen día, Bella logra ganar unos 1.300 kwanzas (unos 17 dólares), pero en general obtiene 500 (unos seis dólares), y con eso debe comprar la mercancía y pagar un taxi que la traslade del mercado hasta el lugar donde tiene su puesto de venta.
"Hace cuatro años que hago esto porque no encuentro otro trabajo", explicó. "Está bien, pero quiero un empleo mejor para ganar más dinero. Tengo un hijo de cuatro años y si no aumento mis ingresos, moriremos de hambre. Es así."
El elevado desempleo se explica, en parte, por la masiva migración del campo a la capital durante la prolongada guerra civil (1975-2002).
"Esas familias tienen tradición rural. Trabajaban la tierra", explicó el economista Justino Pinto de Andrade de la Universidad Católica de Luanda. "Pero como en la ciudad no es posible cultivar debieron dedicarse a otras actividades, como la venta callejera, servicios domésticos, conducir vehículos, etcétera."
"La oferta de trabajo es insuficiente para todos" señaló.
Muchos angoleños encuentran trabajo en la industria petrolera, pero la mala educación, otra rémora de la guerra civil, le ha impedido a muchos acceder la capacitación necesaria. Gran cantidad de empleos terminan en manos de extranjeros.
Algo similar sucedió en la industria de la construcción. Los contratos por la instalación de grandes hoteles y edificios de apartamentos terminan en manos de empresas chinas, brasileñas y portuguesas que traen su propia mano de obra no calificada.
"Esas iniciativas no dan trabajo a los angoleños", remarcó Andrade.
Antes de la guerra civil, Angola era el cuarto productor mundial de café y uno de los principales exportadores de caña de azúcar, banano y algodón.
A medida que avanzan los proyectos de desactivación de minas antipersonal, aumenta la seguridad en los campos y la agricultura resurge como sector creador de empleos.
El gobernante Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) anunció, de conservar el control del parlamento, mantendrá los programas de microcrédito que lanzó hace poco a fin de mejorar los ingresos de los pequeños agricultores.
La mayoría de los partidos de oposición incluyen una política de desarrollo agrícola en sus programas.
Jardo Muekalia, alto dirigente de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), también cree que el desarrollo de la agricultura es clave para mejorar la economía angoleña.
"No hay alternativa. La diversificación de la economía es casi una cuestión de seguridad nacional", sostuvo Muekalia, representante de Unita en Estados Unidos en los tiempos de la guerra civil.
"La agricultura no sólo nos dará seguridad alimentaria, sino que creará empleos porque es un sector muy intensivo. Además, contribuirá a desarrollar las comunidades rurales y sus economías", añadió.
"Empleemos los recursos procedentes del petróleo para invertir en agricultura", apuntó.
Uno de los mayores desafíos para Angola después de la guerra fue la descentralización.
El MPLA, fundado sobre principios marxistas, se basó sobre planes dirigidos centralmente por el gobierno. Ahora hay movimientos hacia el sector privado.
"A largo plazo hay que invertir en capital humano a través de la educación y la salud a fin de mejorar las condiciones de vida para mejorar el rendimiento, la productividad y los conocimientos de la gente", explicó Salim Abdul, economista de Luanda.
"Podrá haber recursos naturales, pero si no se administran con eficiencia no sirve de nada. Hay que gestionar el capital humano y eso lleva varias generaciones", apuntó.
"India, China y Japón son ejemplos de cómo desarrollar el capital humano. Ese es el desafío para Angola y para casi todas las naciones africanas", añadió Abdul.
Al anochecer, Bella recoge sus bártulos y la fruta sin vender y emprende el regreso a su pequeña casa del otro lado de la ciudad.
"Sin duda que voy a votar. No sé si las elecciones cambiarán algo, pero quiero que los políticos creen más empleos. No quiero que mi hijo termine vendiendo en la calle como yo", señaló. ***** +Algunos partidos son más iguales que otros (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=89597)