Una evaluación de la ONU sobre las perspectivas de la economía mundial en los próximos meses presagia tiempos difíciles pues algunos países ya se encuentran en recesión y otros están al borde de despeñarse.
Esta es verdaderamente una caída después de cuatro años de bendición con un crecimiento relativamente bastante fuerte, describió Supachai Panitchpakdi, secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
La tasa de crecimiento de la producción mundial de 2008 se reducirá en uno por ciento con respecto a los dos años anteriores. Por tanto, y conforme a las estimaciones efectuadas a mitad del periodo, se ubicará en alrededor de tres por ciento, dijo Supachai.
Otro alto responsable de la agencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), el director de la división de mundialización y estrategias de desarrollo, Heiner Flassbeck, trazó un cuadro "extremadamente pesimista" para 2009.
"La situación general es sumamente frágil y peligrosa", resumió Flassbeck. No sólo tenemos países en desarrollo al borde de la recesión, sino que algunos de ellos ya afrontan graves problemas, añadió.
A eso se suma el derrame de la crisis originada en los países industrializados hacia las naciones en desarrollo. Los primeros efectos se sentirán en la baja de los precios de los productos básicos, aunque éste no será un problema para los países en desarrollo productores de petróleo "porque inclusive con el actual barril a 100 dólares lo pueden pasar bastante bien", pronosticó Flassbeck.
Pero muchas otras naciones en desarrollo exportadoras de productos básicos afrontarán más dificultades. "Presenciaremos como los precios de los alimentos se irán normalizando", adelantó Flassbeck.
En cambio, Supachai dijo que los precios de los productos básicos parecen seguir una tendencia por la cual, a pesar de los movimientos registrados en los dos últimos meses, las cotizaciones se mantendrán en un nivel que superará los promedios de los últimos 20 años.
Entre mayo de 2007 y mayo de 2008, el índice de precios de los productos básicos había aumentado en 41,9 por ciento valuado en dólares, en 32,7 por ciento en derechos especiales de giro (la moneda de cambio utilizada por el Fondo Monetario Internacional) y en 23,3 por ciento en euros.
Las sombrías predicciones económicas fueron divulgadas este jueves en la presentación del Informe sobre el Comercio y el Desarrollo de 2008, un estudio que la Unctad entrega cada año con datos e interpretaciones sobre la marcha de las actividades productivas y de los intercambios.
Supachai expuso que las causas de estas desventuras se encuentran en el retroceso originado por la crisis financiera de Estados Unidos iniciada en agosto de 2007. A eso se suma el estallido de las burbujas inmobiliarias en el mismo país y en otras grandes economías, todo complicado por el aumento vertiginoso de los precios de los productos básicos.
Otros factores determinantes han sido las políticas monetarias restrictivas adoptadas por algunos países y la volatilidad de los mercados de valores.
Sin embargo, hasta el presente las condiciones en los países en desarrollo "no son tan malas", aclaró Supachai. En conjunto, esas naciones mantienen un razonable crecimiento beneficioso. El informe les pronostica una tasa de expansión ligeramente superior a seis por ciento en 2008.
En contraste, Flassbeck estimó que si los precios de los productos básicos siguen bajando, las previsiones de crecimiento para las naciones en desarrollo deberán ser revisadas a fines de este año.
Una región del mundo en desarrollo, África subsahariana, sobresale nítidamente este año pues es la única que presenta un crecimiento que podría llegar a siete por ciento.
Esta es probablemente una de las tasas de expansión más altas alcanzadas por las economías subsaharianas, aunque se atribuye principalmente a los ingresos por exportaciones de productos básicos, en particular de petróleo, precisó Flassbeck.
Empero, ese ritmo de crecimiento tan saludable sólo tendrá efectos marginales en los ingresos de los sectores más pobres de la población africana, porque los vínculos entre el petróleo y los demás sectores mineros y extractivos con el resto de la economía son muy débiles.
Supachai recalcó que la mejor forma de combatir las fluctuaciones en los ingresos de las economías dependientes de las materias primas es aplicar políticas de diversificación productiva y de industrialización.
El informe de la Unctad examina también la influencia de la especulación en las marcadas variaciones de los precios de los productos básicos. La especulación persigue beneficios a corto plazo a costa de la estabilidad a largo plazo, sostuvo.
El fenómeno de la inflación, al igual que las perturbaciones que pueden provocar los ajustes bruscos de los tipos de cambio y las pronunciadas variaciones de las balanzas por cuenta corriente, evidencian la necesidad de mecanismos racionales y moderadores para el manejo de los flujos financieros y los equilibrios monetarios internacionales, aconsejó la Unctad.
Debe haber alguna supervisión de carácter multilateral, recomendó Supachai, un monitoreo colectivo, de manera que cuando se produzcan ciertos movimientos en las tasas de cambio que podrían otorgar beneficios a algún país, éstos seas sometidos a una especie de supervisión, explicó.
Otro punto que mereció énfasis por parte del jefe de la Unctad fue la cuestión de la inflación como una amenaza real a la economía.
A veces se escucha hablar a la gente de "una inflación al estilo de los años de 1970", dijo Supachai en referencia a las estampidas de precios de esa época que en algunos países superaban holgadamente las tres cifras, a causa de la primera escalada de los valores del petróleo.
Supachai previno del riesgo de una sobreestimación del riesgo de la inflación. Las medidas monetarias para afrontar la inflación pueden ocasionar un congelamiento de las actividades económicas, advirtió la Unctad.
Sin embargo, Supachai observó que los valores de los salarios no se están recuperando actualmente al ritmo que lo hacían en la década de 1970. Parece evidente que los sindicatos de las naciones industriales se muestran ahora menos exigentes y más cautelosos a la hora de reclamar aumentos de salarios, dijo.