Más de 2,5 millones de cubanos fueron evacuadas por la Defensa Civil durante el paso devastador del huracán Ike este mes por la isla. Apenas siete personas murieron por el desastre natural, pero más de un millón no tienen ahora una casa habitable a donde regresar.
Las cifras preliminares dan cuenta de 514.875 viviendas dañadas, 91.254 de ellas totalmente destruidas. Las imágenes aéreas muestran ciudades, enclaves económicos y reservas naturales arrasados. Los cálculos económicos independientes hablan de hasta 3.000 y 4.000 millones de dólares en pérdidas.
Más allá de la situación de emergencia que vive hoy Cuba, la coordinadora residente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Cuba, Susan McDade, está convencida de que el desastre natural podría significar un retroceso en términos de desarrollo para esta isla caribeña si no hay una respuesta adecuada de la cooperación internacional.
"El hecho de que en Cuba hay muy pocos muertos no significa que no hay daños masivos. Cuba merece cooperación internacional", afirmó McDade en entrevista con IPS.
IPS: —¿Cuál es la evaluación del sistema de la ONU en Cuba sobre la situación creada por el paso de los huracanes Ike y Gustav?
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Susan McDade; —El impacto no se puede medir a través de pérdida de vidas. Cuba, por su excelente preparación y su sistema nacional de defensa civil, ha evacuado más de 2.5 millones de personas, la quinta parte de su población. Algunas de ellas aún están evacuadas.
La muy baja pérdida de vidas no significa que el daño no haya sido masivo. Aún se encuentran 1,5 millones de personas desplazadas, sin techo, sin hogar adecuado. Es una situación preocupante porque en el corto plazo se les puede mantener en albergue, pero eso no es sostenible.
Como resultado de los dos huracanes, además de las lluvias asociadas al (tercero) el Hanna y a la tormenta tropical Fay, todo el territorio nacional muestra afectaciones muy grandes.
La situación es más preocupante desde el punto de vista de desarrollo y transición hacia la normalidad, porque requiere inversiones de mediano plazo. Además, antes del paso de esos huracanes, Cuba y otros países de la región ya sufrían el impacto del aumento de los precios globales de combustibles y alimentos.
—¿Cree que esto conlleve un retroceso en el desarrollo del país?
—En este momento no tenemos la cuantificación del impacto, pero es evidente que la masividad de los daños va tener un efecto negativo en la economía.
La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) ofreció trabajar con el gobierno cubano en la medición de los impactos económicos y otras instituciones de la ONU están tratando de hacerlo sectorialmente como es el caso de la OPS (Organización Panamericana de la Salud) y la FAO (Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
Pero no es una respuesta a corto plazo, requiere un compromiso de mediano plazo, especialmente de las agencias en el campo del desarrollo.
—¿Las autoridades cubanas han aceptado estos ofrecimientos?
—Hasta el momento, el sistema de las Naciones Unidas ha confirmado una contribución de 1,1 millones de dólares al gobierno cubano, la mayoría proveniente del Programa Mundial de Alimentos: medio millón de dólares en alimentos.
Pero eso es sólo el primer paso. Todas esas agencias están movilizando recursos a través de sus mecanismos y, conjuntamente, el sistema de la ONU en Cuba se dirigió al Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF) con una solicitud de algo más de 3,5 millones de dólares. Esto es sólo por el impacto del huracán Gustav. Las solicitudes de apoyo por el Ike comienzan ahora.
Hemos expresado al gobierno cubano que los mecanismos de movilización de recursos del sistema de la ONU están a su disposición. De hecho, he convocado dos reuniones con la comunidad internacional aquí en Cuba, incluyendo organizaciones no gubernamentales como la Cruz Roja, Care y Oxfam, entre otras.
—¿El gobierno cubano le ha entregado alguna lista de sus necesidades?
—Inmediatamente, el día después del paso de Gustav, ofrecí al gobierno el respaldo del sistema de la ONU. A partir de las indicaciones del Ministerio de Inversión Extranjera y Cooperación Económica, hemos gestionado fondos para vivienda, recuperación del sistema eléctrico y restablecimiento de servicios públicos en educación y salud.
Además, gestionamos una compra de 100.000 dólares de insumos, herramientas básicas de construcción como martillos, clavos, tornillos, entre otros. Porque no sólo se trata de materiales de construcción sino de los insumos para que la población pueda construir.
—Una representación del sistema de la ONU en Cuba recorrió la provincia occidental cubana de Pinar del Río, tras el desastre provocado por el huracán Gustav. ¿Se prevé visitas similares a otras provincias?
—El Ministerio de Inversión Extranjera y Cooperación Económica nos ha confirmado la visita a Holguín y Las Tunas (oriente cubano) este martes. Las solicitudes de la ONU para visitar las áreas impactadas han recibido el respaldo inmediato del gobierno.
—¿Estos recorridos son una norma de la ONU para evaluar in situ la situación luego de un desastre como este?
—Hay dos tipos de recorridos. Están las visitas que permiten ver de primera mano cuál es la situación, tener una confirmación visual de los datos que tenemos de las fuentes oficiales, contactar con los gobiernos locales y la población local. Otro tipo de recorrido son las visitas técnicas para medir impacto y eso es algo que hacemos sectorialmente, caso por caso, puntualmente.
Pero una visita conjunta de los jefes de agencias nos ayuda a gestionar cooperación. Estamos en condición de decir que nosotros de primera mano podemos confirmar los daños masivos.
—El subsecretario Adjunto para Asuntos Humanitarios de la ONU, John Holmes, dijo recientemente en México que Cuba ha aceptado por primera vez ayuda del sistema de la ONU. ¿Es así?
—Cuba aceptó por primera vez asistencia del Fondo Central de Respuesta a Emergencia. Lo nuevo no es la posición cubana, sino la existencia de ese fondo, que se estableció hace tres años.
En desastres pasados, la ONU no tenía la plata en sus manos para desembolsar de forma suficientemente ágil. Ahora este fondo central cuenta con donaciones de 83 países y cualquier estado miembro puede aspirar a la asistencia.
De hecho, el sistema de la ONU sí ha brindado cooperación a Cuba en el tema humanitario. Una de las cinco áreas de trabajo del marco de cooperación con la isla es justamente prevención de riesgos y manejo de desastres naturales. El vínculo orgánico programático entre la ONU y Cuba en esta área forma parte del menú diario de nuestra cooperación.
—¿Qué recomendaciones hace la ONU en materia de prevención y mitigación de riesgos ante desastres?
—Tenemos que balancear entre la urgencia de restablecer albergues y techos, para una población vulnerable, y la reconstrucción de casas con estabilidad y techos que aguanten huracanes futuros. Sabemos que Cuba siempre estará en el Caribe y siempre estará en riesgo por huracanes.
El reto es construir con mejor calidad y no sólo reemplazar casas que siguen siendo vulnerables a fenómenos naturales, y eso va a exigir una coordinación entre toda la comunidad internacional y trabajo con las autoridades cubanas.
El reto no es solamente restablecer un techo sino construir casas y edificios que sean más resistentes a inundaciones y tormentas.
—Y en el caso de las poblaciones de zonas costeras bajas, vulnerables a inundaciones del mar?
—En el caso de las 24 comunidades ya más vulnerables, hemos trabajado durante tres años con la Defensa Civil de Cuba para establecer el sistema de alerta temprana, fortalecer la capacidad local con computadoras, radio, generadores y plantas eléctricas para garantizar medios de comunicación.
De hecho, ya sabemos que en eventos ciclónicos estas capacidades han sido útiles, inclusive en áreas montañosas.
—¿Estaríamos ante un retraso en el cumplimiento de las Metas de Desarrollo para el Milenio?
—A nivel macro, Cuba está logrando excelentes resultados. Pero nosotros y las autoridades cubanas también sabemos que en áreas del oriente del país hay zonas que no están logrando las metas de la misma forma que el resto de la población.
Y eso era antes de estos huracanes. Entonces las áreas que tienen retos en el desarrollo local siguen siendo las más vulnerables y, especialmente en la zona oriental, la actual situación sí va complicar el desarrollo socioeconómico.
No cambiará la escolaridad de niños y niñas, pero lo que sí puede cambiar son los índices que miden el bienestar socioeconómico o del medioambiente, porque los daños al entorno y a los recursos naturales han sido grandes, especialmente en términos de las pérdidas de la agricultura.
—Las mujeres embarazadas son especialmente vulnerables en situaciones de desastres naturales. ¿Tiene una valoración especial en el caso de Cuba?
—En la solicitud de fondos a través de la Oficina de Coordinación de los Asuntos Humanitarios (OCHA), incluimos la reparación de algunos hogares maternos dañados porque representan puntos claves para la protección de las mujeres embarazas y facilitar embarazos sanos.
Dudo que los efectos del huracán tengan un reflejo en la natalidad o mortalidad infantil en Cuba, pero si no logramos reconstruir las estructuras y establecer condiciones de higiene en hogares y municipalidades los riesgos serán mayores a mediano y largo plazo.
—¿Siente que, tras el huracán, la gente en Cuba está preocupada por lo que le espera?
—En el caso de la vivienda, la décima parte de la población cubana está impactada. La situación agrícola ya era difícil antes de los huracanes y ahora lo será más, justamente cuando los precios internacionales de los alimentos siguen subiendo.
Esto representa una presión en la balanza de pagos de Cuba y son los mismos fondos públicos que el país necesita para cuanto proyecto de desarrollo e inversión pública enfrente. Los meses que vienen van a ser un reto.
—Hay quien piensa que las autoridades cubanas son orgullosas y no solicitan ayuda internacional.
—Cuba no es el único país que por su política nacional no solicita ayuda internacional. Hay muchos en esta región y a nivel global que no lo hacen y eso no significa que no se le ofrezca.
Hasta el momento, todas las señales del gobierno cubano muestran su disposición a colaborar con nosotros y a verla como un canal de apoyo internacional. Las autoridades han dejado claro que están dispuestas a recibir fondos que pasen a través del sistema de la ONU y mecanismos multilaterales.
—¿Considera que Cuba necesita cooperación internacional?
—Cuba merece colaboración y la comunidad internacional debe reconocer que este es un país que tiene una alta calidad y capacidad: hay mucha capacidad técnica, instituciones que funcionan, pero hay insumos físicos que faltan.
La comunidad internacional debe mostrar su reconocimiento a Cuba y no desmovilizar la ayuda por el hecho de que no reportó muchos muertos. No tuvo muchos muertos, porque los planes de evacuación cubanos son excelentes.
En términos de como funcionan los mecanismos internacionales, es mucho más llamativo cuando un país reporta cientos o miles de muertos. Es importante subrayar que el hecho de que hay muy pocos muertos no significa que no hay daños masivos.
El país ha hecho todo lo que siempre aconsejamos y lo ha hecho bien. Ahora, en la fase de reconstrucción y recuperación, es cuando necesita nuestro apoyo.