Con las alertas encendidas por el rebrote autonomista en la región de la costa del Pacífico, más de nueve millones de ecuatorianos están convocados este domingo para ratificar o no el proyecto de constitución que reconoce la igualdad en la diversidad étnica y amplía derechos sociales y ambientales.
Uno de los puntos controversiales que ocupó los debates en los últimos días de campaña fue lanzado por la oposición, al advertir que el texto surgido de la Asamblea Constituyente reconoce tantos derechos que será imposible cumplir con ellos sin provocar un abultado déficit fiscal, según explicó a IPS el analista Francisco Rocha, uno de los promotores del No a la ratificación.
El proyecto puesto a referendo impone además la gratuidad de la salud y de la educación obligatoria hasta llegar a la Universidad, el seguro universal obligatorio, integra a las trabajadoras del hogar a la seguridad social y reconoce, entre otros derechos fundamentales, los de los migrantes, de los jóvenes, de la naturaleza y del acceso irrestricto al agua potable.
La última encuesta de la Consultora Santiago Pérez y Asociados, cerrada el domingo, el Sí recogió una intención de voto de 57 por ciento de los consultados, siete puntos porcentuales más de los necesarios para que la constitución en consulta sea confirmada.
El presidente de Ecuador, el centroizquierdista Rafael Correa, desestimó que se pudiera plantear cualquier déficit por cumplir con las obligaciones sociales que se establecen en la nueva constitución.
Aseguró Correa, economista de profesión, que esa advertencia salió de "ciertas mafias" que siguen dentro del Ministerio de Finanzas, instaladas por los gobiernos que le precedieron y aplicaron políticas neoliberales, las cuales no han podido ser desactivadas y que presionan para que se detenga la inversión social.
"Tenemos los mejores resultados fiscales de América Latina. Somos gente extremadamente responsable y sabemos cómo hacemos las cosas. Todo está financiado y los que digan lo contrario son unos mentirosos," afirmó.
El resultado fiscal positivo obedece a los ingresos registrados por los altos precios de los hidrocarburos, la renegociación de los contratos con las firmas petroleras transnacionales con mejores condiciones económicas para el Estado y el pago inicial de la renovación de la concesión a las firmas de telefonía móvil que operan en el país.
Correa aseguró que el país tiene en caja unos 1.600 millones de dólares para enfrentar las necesidades presupuestarias, incluso las que puedan surgir con la aprobación de la nueva constitución. Además tiene financiada la inversión pública hasta fines de año en obras sociales, infraestructura y asistencia para los sectores más pobres.
La campaña oficialista por el Sí a la ratificación del texto aprobado por la Asamblea Constituyente fue clausurada el jueves por Correa ante miles de personas en el estadio Alberto Spencer, de Guayaquil, donde reiteró que la nueva ley fundamental abrirá la puerta a un futuro de cambio en Ecuador. El sitio fue elegido porque es el único distrito donde puede ganar el No.
La oposición a la nueva constitución, precisamente, realizaron actos diversos, entre los que se destacó la caravana de automóviles también en la sudoccidental ciudad de Guayaquil, capital de la provincia de Guayas, encabezada por su alcalde, Jaime Nebot, del derechista Partido Social Cristiano.
La puja entre Correa y Nebot resalta porque este último anunció que si vence el No en Guayaquil fortalecerá el movimiento opositor y catapultará los planteos autonomistas.
Analistas advierten que, en caso de ganar el No en Guayaquil, esa región de la costa con el océano Pacífico se puede transformar en un foco de conflicto, ya que sería el último reducto de la oposición de derecha y los sectores de poder tradicional. Un ambiente parecido al grave conflicto interno que afronta Bolivia.
El propio Correa advirtió el riesgo de que rebroten las posturas autonomistas, como ocurre en la oriental provincia de Santa Cruz en Bolivia y "fomentar incluso una violencia" similar a la de los sectores separatistas de ese país.
"Yo les repito, la prensa ha querido desestimar estas apreciaciones, pero son ciertas, analicen fríamente. Si llegara a ganar el No en Guayaquil van a intentar hacer lo mismo las élites de allí", sostuvo el mandatario.
"Nebot ya lo dijo: Si gana el Sí me voy a la casa, pero si gana el No podemos seguir luchando por nuestro modelo autonomista. Por eso, si gana el No, el plan de la oligarquía guayaquileña es de tratar de seguir haciendo lo que les da la gana", aseguró.
A esta polémica se sumó en las últimas semanas el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien acusó a Nebot de promover el separatismo en Ecuador, apoyado por sectores afines de su país y de Venezuela.
Chávez basó sus acusaciones en la activa participación que tuvieron en la campaña por el No estudiantes universitarios venezolanos opositores a su gobierno.
La campaña por el referendo de este domingo estuvo marcada por las críticas de la oposición a la marcha del gobierno, sin desarrollar un debate sobre el propio texto constitucional, mientras que los partidarios del Sí también atacaron a los gobiernos del pasado.
Sin embargo, por fuera de ese espacio mediático político-partidario, se desarrollaron cientos de debates, foros, paneles y actos de discusión en barrios, organizaciones sociales, centros académicos, clubes deportivos y se repartieron entre al población más de dos millones de constituciones.
El movimiento indígena junto a cientos de organizaciones sociales desarrollaron una campaña electoral independiente del gobierno, por lo que denominaron un Sí crítico o de conciencia, estableciendo su apoyo a la Constitución pero no al gobierno.
Por su parte Alberto Acosta, ex presidente de la Asamblea Constituyente y uno de los políticos más populares de Ecuador junto a Correa, aseguró a IPS que la nueva ley fundamental es la más democrática de toda la historia.
"Fue elaborada en una Constituyente literalmente ciudadanizada y no acuartelada como la Constitución vigente, escrita en la Academia de Guerra del Ejército en 1998". Sostuvo.
Acosta agregó que a la Asamblea le "llegaron más de 150.000 personas portando más de 3.000 propuestas; además de las cientos de miles de personas que participaron en los foros y talleres de las mesas constituyentes" que recorrieron el país.
"Por eso, sólo con el concurso de todos y de todas podremos contribuir a la construcción de una sociedad equitativa y libre, que es lo que nos ha orientado en la elaboración de esta nueva constitución, entendida como un proyecto de vida en común", apuntó.
"Luego del 28 de septiembre, en cualquier escenario, la lucha de los marginados continuará en este proceso democrático de construcción democrática", consideró Acosta.
Otro punto controversial fue puesto en el debate por la cúpula por la católica Conferencia Episcopal Ecuatoriana, que atacó el texto por considerarlo abortista, aunque en ningún artículo se libera o despenaliza la interrupción de la gestación.
En uno de sus artículo se indica que se "garantiza a las personas el derecho a tomar decisiones libres, responsables e informadas sobre su salud y vida reproductiva y a decidir cuándo y cuántos hijos tener".
La cúpula de la Iglesia Católica también protestó porque se eliminaría el apoyo económico del Estado a los colegios y universidades bajo su órbita para fortalecer el apoyo a la educación estatal.
En una de sus cadenas radiales semanales, Correa condenó las estrategias propagandísticas que los grupos que promueven el No, como el caso de la Iglesia.
"Si han visto la propaganda que es hasta con una menor de edad que dice algo así: ¡Mami estoy embarazada, pero no te preocupes que con la nueva Constitución puedo decidir si tenerlo o no. ¡Cómo se miente a la gente, utilizan menores de edad y juegan con los sentimientos religiosos.", argumentó.
El presidente aclaró que el derecho a la planificación familiar estuvo vigente en el país desde la Constitución de 1978.
