El programa Pago por Servicios del Ecosistema (PES, por sus siglas en inglés) es sometido a prueba en Vietnam y, de resultar exitoso, podría servir de modelo para el resto de la región.
Los dos proyectos piloto que lo componen, uno en la meridional cuenca del río Dong Nai y el otro en la noroccidental provincia de Son La, son los bancos de pruebas que determinarán si esta combinación de economía y manejo ambiental funciona.
El PES es una herramienta de manejo ambiental usada desde los años 90, que consiste en evaluar monetariamente un ecosistema y luego hallar tanto "compradores" como "vendedores" para los servicios que brinda.
El Proyecto de la Cuenca del Río Dong Nai cuenta con la colaboración de órganos del gobierno vietnamita, de la industria y de la población local, con apoyo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con sede en Ginebra, de Winrock International y de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid). Estas instituciones brindan capacitación técnica y donan cuatro millones de dólares.
Las plantas hidroeléctricas, las empresas hídricas del gobierno y las de ecoturismo ahora pagarán por el privilegio del agua limpia, enviando dinero río arriba y dando a los ciudadanos incentivos para mantener pura la cuenca.
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Se espera que la Asamblea Nacional de Vietnam, el principal órgano legislativo, apruebe a fines de este mes o principios de octubre una ley de biodiversidad con disposiciones para el PES.
También se prevé que la cuenca del río Dong Nai termine proveyendo 20 por ciento de las necesidades energéticas de Vietnam a través de la hidroelectricidad. La demanda de agua en Ho Chi Minh (ex Saigón) aumenta 19 por ciento cada año.
"Estos servicios no pueden suministrarse gratuitamente. Si ellos quieren un acceso seguro, deben pagar por él", dijo a IPS Jim Peters, de Winrock.
El 10 de abril se firmó la Política Piloto 380 (sobre Pago por Servicios Ambientales Forestales), poniendo en vigor el primer PES. Éste operará en cinco provincias y en Ho Chi Minh. La Agencia Alemana de Cooperación Al Desarrollo GTZ pone a prueba su propio proyecto en la provincia de Son La.
"Ésta es la primera política piloto en Vietnam. En vez de establecer una auténtica política en un área en la que Vietnam tiene poca experiencia, el país está usando la decisión de la política piloto para ver cómo funciona en condiciones locales, para luego aplicarla como herramienta financiera para los Objetivos Forestales de 2020", dijo Peters.
"Ellos pueden chequear los resultados (del piloto) y basar las cosas en las lecciones aprendidas, y aplicarlas. Es una política histórica", agregó.
Tran Minh Phuong, coordinadora de proyecto para los Diálogos del Agua de la Región del Mekong, que trabaja para la UICN, dijo que el PES no ha sido usado porque "el gobierno lo comprendió pero necesitaba el apoyo financiero".
Aún cuando haya comprensión ambiental, las necesidades cotidianas se interponen en el camino.
"La población local entiende el rol del bosque, pero sus ingresos son muy bajos, así que todavía siguen talando para satisfacer sus necesidades", explicó.
Se espera que los incentivos financieros ofrecidos por el programa de prueba sean suficientes para corregir este desequilibrio. La segunda fase del programa tendrá lugar entre octubre de 2008 y 2010, y será administrada por Winrock.
En el marco del programa, las plantas hidroeléctricas pagarán 20 dongs (0,125 centavos de dólar) por kilovatio, las empresas hídricas 40 dongs (0,25 centavos) por litro de agua y las ecoturísticas 0,5, es decir dos por ciento de las ganancias.
Según Peters, 80 por ciento de las ganancias se destinarán a los habitantes del lugar, que son los "vendedores". Veinte por ciento de las ganancias cubrirán gastos indirectos y controles científicos.
La población local ahora es persuadida para pasar de cultivos como las castañas de cajú —que causan una mayor degradación y erosión del suelo, que luego contamina el río, pero dan altos rendimientos del producto— a otros como el bambú.
Winrock y la UICN también ayudaron a hallar compradores para productos finales, como los palillos de bambú o los de incienso.
El área piloto fue elegida porque, aparte de ser un importante abastecedor de agua, también es una de las zonas más forestadas de Vietnam, y hogar de su biodiversidad más rica.
Bernard O'Callaghan, coordinador del programa para el país, explicó que el PES no es una solución general para salvar la biodiversidad amenazada de Vietnam. "Uno no puede ponerle valor al último rinoceronte", dijo.
Sin embargo, aunque el PES no es un "remedio mágico", mantener el equilibrio del bosque es otra manera de ayudar a que la biodiversidad prospere.
"Vietnam es un país tan pequeño y hay presiones tan fuertes sobre los recursos que tenemos que demostrar que el bosque tienen valor", agregó O'Callaghan.
El rápido desarrollo de Vietnam no le hizo ningún favor a su ambiente, aunque este nuevo modelo de manejo ambiental puede resultar útil en esta pequeña nación de 83 millones de habitantes. Muchos ya ven esto como más que otro esfuerzo de organizaciones no gubernamentales extranjeras.
"Las empresas vietnamitas se están obligando a seguir estándares que se puedan cumplir. Eso es observado con mucho más cuidado que cualquier proyecto de desarrollo. Es por los vietnamitas y para los vietnamitas", dijo Peters.