Cuando aún no se ha podido cuantificar en toda su magnitud el desastre provocado por Gustav en el occidente de Cuba, un nuevo huracán llamado Ike penetró en la víspera por el oriente, salió al mar este lunes y amenaza con intensificarse antes de reingresar a esta isla.
"Las temperaturas del agua (del mar) están entre 31 y 32 grados. Son un combustible muy fuerte para el huracán. Si ha disminuido su intensidad en las últimas horas, va a volverse a intensificar. Con una trayectoria que se aleje más al mar puede organizarse mejor e intensificarse más", afirmó el meteorólogo cubano José Rubiera.
El jefe del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología aseguró que la salida al mar del ciclón se produjo la mañana de este lunes alrededor de las 10:30 hora local (14:30 GMT), mientras las lluvias intensas, las marejadas y los vientos de tormenta tropical se mantenían en la zona oriental del país.
La mayor amenaza se vuelve ahora hacia algún punto del occidente cubano, incluida la Ciudad de La Habana.
"Esta ha sido la noche más negra de mi vida. Hubo un momento en que llegamos a pensar en que la única opción sería protegernos debajo de un antiguo buró de caoba, muy sólido y firme", comentó a IPS vía telefónica Ileana Sánchez, vecina de Camagüey, 540 kilómetros al este de La Habana.
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"Los árboles y las tejas pasan volando, los patios interiores están destruidos y nadie sabe qué cantidad de casas pueden estar destruidas ni cuantas personas afectadas", añadió Sánchez, quien recordó que la ciudad, incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad este año, acumula "gran cantidad de casas antiguas y muy deterioradas".
El "peligrosísimo" ciclón tropical, como lo catalogó Rubiera, entró a Cuba con vientos máximos sostenidos de 195 kilómetros por hora y ya en la mañana de este lunes las comunicaciones telefónicas desde el oriente de la isla daban cuenta de severos daños por la intensidad de los vientos y las inundaciones del mar.
Ike, que llegó a ser un huracán categoría cuatro antes de llegar a Cuba, dejó 11.915 personas desplazadas de sus hogares en República Dominicana, daños en 80 por ciento de las viviendas de las islas Turcos y Caicos y alrededor de 60 personas muertas en Haití, según reportes periodísticos.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 500 personas han muerto sólo en la ciudad haitiana de Gonaives por las inundaciones de los últimos días y semanas y el balance sigue aumentando "de hora en hora", en la medida en que bajan las aguas.
"Más de 250.000 haitianos llevan tres días sin comer", informó la ONU.
Horas antes de la entrada de Ike a Cuba y cuando las autoridades no habían completado aún las evacuaciones, imágenes transmitidas desde la ciudad de Baracoa, al extremo este de la isla, mostraban cómo las olas superaban edificios de cinco pisos mientras el mar se abría paso por las calles de esta ciudad, una de las más antiguas del territorio.
Aunque las autoridades no reportan hasta el momento la pérdida de vidas humanas, algunas personas temen que en algunas ciudades, como Camagüey, las medidas de precaución de la Defensa Civil se hayan podido quedar por debajo del alcance del fenómeno climático.
En tanto, en la provincia de Holguín, el presidente del Consejo de Defensa Provincial y miembro del Buró Político, Miguel Díaz Canell, reconoció el domingo que la falta de costumbre de ese territorio en el enfrentamiento de huracanes podía conducir a que la población no tuviera clara conciencia del riesgo.
Un cálculo aproximado, a partir de los reportes que llegan desde las diferentes provincias cubanas, ubican en más de 800.000 las personas que han sido evacuadas hasta el momento, la mayoría de ellas en casas vecinas, de familiares y amistades. Las medidas incluyen la evacuación de poblados costeros y de las zonas montañosas.
Unos 70.000 efectivos, entre ellos miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, fueron movilizados para las labores de protección, que cuentan con el respaldo de medios de transporte y máquinas ingenieras, aseguró el coronel José Betancourt, del Estado Mayor de la Defensa Civil.
Según el oficial, al final de la tarde del domingo se encontraban disponibles 1.700 albergues para personas evacuadas y 900 centros de elaboración de alimentos. "Para cumplir con la tarea de salvaguardar vidas y bienes de la nación fueron activados 1.355 órganos de dirección, tanto al nivel nacional como territorial", agregó Betancourt.
Más de 13.000 turistas, 9.210 de ellos extranjeros, fueron evacuados en el balneario de Varadero, a 140 kilómetros de La Habana, informó el Ministerio de Turismo. Al mismo tiempo y mientras se suspendían todos los vuelos nacionales, las autoridades veían con operadores turísticos la posibilidad de sacar del país a la mayor cantidad posible de visitantes.
El Ministerio de Educación suspendió las clases en todos los centros educacionales del país y, por ende, la salida de los estudiantes a las escuelas internas que debía de haberse producido este fin de semana.
"Toda la nación ahora está en lo que en guerra se llama alarma de combate", señaló en la víspera el ex presidente cubano Fidel Castro. En una de sus habituales reflexiones, añadió que las familias afectadas por estos fenómenos naturales "recibirán ayuda material y alimentaria el tiempo necesario".
"Más que nunca se impone la racionalidad y la lucha contra el derroche, el parasitismo y el acomodamiento. Hay que actuar con absoluta honestidad, sin demagogia ni concesión alguna a la blandenguería y el oportunismo", añadió el líder histórico de la Revolución Cubana, quien hizo un reconocimiento a la cooperación internacional ofrecida tras el devastador paso de Gustav.
Rusia, España, China, Venezuela y Timor Oriental figuran entre los países que han expresado su disposición a ayudar a las poblaciones de Pinar del Río y la Isla de la Juventud, severamente afectadas por el huracán que azotó al occidente cubano el 30 de agosto y que, además de los daños a la economía, dejó sin casa a una cantidad aún indefinida de personas.
Reportes de prensa desde El Salvador aseguran que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU envió el sábado 45 toneladas de alimentos desde su Centro Regional de Respuesta Humanitaria, ubicado en ese país centroamericano.
Matizado por el conflicto bilateral de casi cinco décadas, Estados Unidos ofreció el miércoles de la semana pasada el envío de una misión que evaluara "adecuadamente los daños" causados por Gustav y "ayuda humanitaria inmediata e inicial de suministros de auxilio a través de una organización apropiada de ayuda internacional".
En respuesta, una declaración de la cancillería cubana del sábado señala que Cuba no necesita de "la asistencia de un grupo de evaluación humanitaria" y solicitó a Washington que permita la venta a Cuba de materiales indispensables y suspenda las restricciones a los créditos comerciales privados para la compra de alimentos en ese país.
Mientras un mensaje del gobierno cubano a la población de este país de 11,2 millones de habitantes llama "a tomar las medidas indispensables con organización, disciplina, racionalidad y previsión", el vicepresidente Carlos Lage pidió a las autoridades de La Habana a prepararse para "la peor variante".
En tanto, el presidente de Cuba, Raúl Castro, ha transmitido sus orientaciones vía telefónica a los consejos de defensa de todas las provincias amenazadas y enviado a esas zonas a integrantes de la máxima dirección del país, tanto del Consejo de Estado como del Partido Comunista y del ejército.