ALIMENTACIÓN-ÁFRICA: Receta para la «revolución verde»

La crisis alimentaria de África puede aliviarse con la modernización de la agricultura y reformas en la cadena de comercialización, para que los pequeños productores obtengan fertilizantes más baratos y semillas de alto rendimiento, señalaron expertos.

Sin embargo, también advirtieron que hasta el momento no se cuenta con los fondos necesarios.

El tema fue analizado en la tercera Conferencia sobre la Revolución Verde en África, que deliberó el mes pasado en Oslo. La serie de reuniones fue lanzada en 2006 por la compañía noruega de fertilizantes Yara International.

La iniciativa fue una respuesta al llamado realizado en 2004 por el entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan (1997-2006), quien pidió una mayor cooperación entre los sectores público y privado para concretar una "revolución verde" en África.

El término "revolución verde" fue acuñado en 1968 por William Gaud, entonces administrador de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, en alusión a la creciente producción agrícola observada en América Latina y Asia entre los años 40 y 60 gracias a un mayor uso de fertilizantes y mejores variedades de cultivos, entre otras variables.
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Esas "revoluciones verdes" permitieron incrementar significativamente la producción de trigo en países como India y Pakistán, por el empleo de semillas de alto rinde y técnicas modernas de cultivo. Algunos expertos señalaron que permitieron que alrededor de 1.000 millones de personas contaran con alimento suficiente.

La principal recomendación surgida de la conferencia del año pasado fue la creación de un fondo para financiar inversiones en el sector agrícola africano. También se planteó la necesidad de reducir los precios que los granjeros deben pagar por los fertilizantes y las semillas, mejorando la infraestructura y los mecanismos de distribución.

Esa idea no se concretó, por lo que durante el encuentro del mes pasado se analizaron otras opciones de financiamiento. Sin embargo, la mayoría de las promesas realizadas por los donantes no han sido cumplidas.

Algunos expertos consideran que si se destinan fondos suficientes a proyectos agrícolas sería sencillo duplicar y hasta quintuplicar la producción de algunos cultivos, como se vio en Malawi, que en sólo dos años pasó de ser importador a exportador de maíz, facilitando el acceso de los campesinos a los fertilizantes.

"Hemos estado muy preocupados por los lentos progresos realizados en África y la pérdida de interés a lo largo de varios años, por parte de varios actores en el proceso de desarrollo, en la agricultura en pequeña escala y su potencial", dijo a IPS Lennart Bage, presidente del Fondo Internacional para Desarrollo Agrícola (IFAD, por sus siglas en inglés).

"Tengo la esperanza de que ahora, a la luz del tremendo impacto que la crisis alimentaria ha tenido sobre los pobres en África, se tome conciencia de que debemos considerar a la agricultura una prioridad política y de financiamiento, con la participación de gobiernos, donantes y el sector privado", agregó.

En la mayoría de los casos, señaló Bage, los pequeños agricultores africanos son mujeres "que producen para sí mismas, sus familias y en algunos casos para el mercado. Podemos incentivar esa producción para que una mayor cantidad se destine a la comercialización".

Hasta no hace mucho, "los bajos precios en el mercado internacional, a causa de los subsidios a la agricultura en los países ricos, determinaron que fuera más fácil para las naciones pobres importar alimentos artificialmente baratos que incrementar su producción y productividad interna", afirmó.

Bage recordó que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que el mundo debe producir 50 por ciento más de alimentos para 2030, para hacer frente a las necesidades de una población en aumento.

"El crecimiento de la productividad agrícola, que era de entre cuatro y seis por ciento a principios de los años 80, ha caído entre uno y dos puntos porcentuales. Actualmente existe una tendencia declinante que no es sustentable", advirtió.

"Podemos hacer mucho con nuestros conocimientos y experiencia actuales, si contamos con los fondos necesarios. No los tenemos hoy, pero existe un mayor compromiso de palabra que en el pasado, a causa de la crisis alimentaria", dijo.

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