Un emblemático cantante folklórico de Serbia, Serban Bajramovic, murió semanas atrás de un ataque cardiaco en la meridional ciudad de Nis, a los 72 años. En un gesto inusual, el presidente Boris Tadic asistió al funeral para ofrecer sus últimos respetos al «Rey de la música gitana».
Pero la presencia de Tadic no fue lo único fuera de lo común.
"Es triste que se haya ido", dijo a IPS Osman Balic, activista por los derechos de los gitanos. "Pero es un milagro que haya vivido tanto. Estoy seguro de que en su natal Nis no hay ahora otros gitanos de esa edad" entre los 25.000 miembros de la comunidad romaní de esa ciudad, agregó.
Los gitanos migraron a Europa desde India en el siglo XIV. Se estima que viven en el continente alrededor de 12 millones, que enfrentan la discriminación y las privaciones.
Apenas uno de cada 60 gitanos que viven en Serbia llega a festejar sus 60 años y no muchos viven hasta los 50, según estudios de varios grupos de derechos humanos romaníes.
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"La expectativa de vida más corta la tienen los que se dedican a la recolección de materiales reciclados, una actividad popular entre los gitanos como medio para ganarse la vida", señaló Balic. "Se ubica en torno a los 45 años, a causa de las condiciones extremadamente duras que los rodean", agregó.
Serbia preside actualmente la Década de la Inclusión de los Romaníes, una iniciativa internacional que apunta a mejorar, entre 2005 y 2015, el estatus de los gitanos que viven en Europa. Nueve países se sumaron originalmente al proyecto: Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Hungría, Macedonia, Montenegro, República Checa, Rumania y Serbia.
El mes pasado se unió Albania y se espera que lo hagan Bosnia-Herzegovina y España. Eslovenia participa con estatus de observador.
Los esfuerzos están centrados en mejorar las condiciones socioeconómicas de esta comunidad marginalizada, con prioridad en la educación, el empleo, la salud y la vivienda.
"No hay que recurrir a las estadísticas para ver la pobreza que prevalece entre los gitanos", dijo en conferencia de prensa el viceprimer ministro serbio, Bozidar Djelic. "Hay 593 asentamientos romaníes alrededor de las grandes ciudades serbias, sin ninguna infraestructura o estándares de vida normales", agregó.
Djelic anunció que el gobierno, que asumió en julio, invertirá 10 millones de dólares, en lugar de los 2,4 millones previstos por la anterior administración, para mejorar las condiciones de vida de los gitanos.
Pero Serbia, como otras naciones que formaron parte de la ex Yugoslavia, ignora el número exacto de gitanos que viven en su territorio. El censo de 2002 indicó que 108.000 de los 7,5 millones de habitantes son romaníes, pero Djelic comentó que se estima que sólo uno de cada tres gitanos admiten serlo.
En Bosnia-Herzegovina, el censo de 1991 concluyó que había 6.868, pero según el Comité para los Romaníes, que funciona en la órbita del Consejo de Ministros del gobierno federal su número está cercano a los 70.000.
Por su parte, según el censo de 2001 en Croacia, había 9.463 gitanos en la población de 4,4 millones, pero las organizaciones romaníes dicen que son en realidad entre 30.000 y 40.000 y que la mayoría no tiene una fuente estable de ingresos.
Las organizaciones gitanas de Croacia sufrieron un duro golpe en julio, cuando la Corte Europea de Derechos Humanos dictaminó que Zagreb no discriminaba a los alumnos romaníes al colocarlos en clases separadas de los niños de otras comunidades, una práctica frecuente en los Balcanes.
"Este fallo puede tener impacto en muchos países de Europa", dijo Anita Danka, del Centro Europeo de Derechos de los Romaníes. "La Corte no observó que la educación segregada puede tener diversas manifestaciones, incluyendo la segregación dentro de las escuelas", agregó.
En Serbia, los alumnos gitanos han asistido a escuelas especiales por décadas. Alrededor de 60 por ciento de ellos abandona las aulas a la edad de 10 años y apenas cuatro por ciento concurrió al preescolar.
Asimismo, la mayoría de los nacimientos no quedan registrados. Las autoridades serbias lanzaron una campaña el mes pasado para proveer de documentos de identidad a los gitanos.
"Lo mínimo es proveerles una existencia decente luego de muchos años de negligencia", dijo a IPS Luan Koka, de la organización Estrategia Nacional para los Romaníes.