En un acto cargado de emotividad y alejado del riguroso protocolo, el ex obispo Fernando Lugo asumió este viernes la presidencia de Paraguay con una fuerte proclama y el compromiso de reconstruir este empobrecido país, que vivió seis décadas bajo el dominio absoluto del derechista Partido Colorado.
"Termina un Paraguay exclusivo, secretista, con fama de corrupción. Hoy nace un nuevo país, donde las autoridades serán implacables con los ladrones del pueblo", proclamó emocionado hasta las lágrimas el nuevo mandatario, ante unas 20.000 personas que se congregaron en las plazas ubicadas frente a la sede del Congreso legislativo, donde transcurrió el acto oficial.
Lugo, quien se consagró como el presidente número 47 en los 197 años de vida independiente del país, sucede en el cargo a Nicanor Duarte, que pone fin a seis décadas de gobierno de la Asociación Nacional Republicana, más conocida como Partido Colorado, que sustentó por 35 años la cruenta dictadura del general Alfredo Stroessner, finalizada en 1989.
El ex prelado de la Iglesia Católica, de 57 años, hizo el juramente sin el habitual traje y corbata, vistiendo una sencilla camisa blanca de "ao poi", como se llama en guaraní a un tejido tradicional del país, pantalón azul y sus características sandalias franciscanas, reafirmando así la imagen de austeridad que anunció será característico de su gestión en los próximos cinco años.
En su discurso, el flamante presidente de Paraguay, un novel dirigente político de centroizquierda devuelto al estado laical en una inédita y reciente decisión del papa Benedicto XVI, se refirió a los pueblos indígenas y anunció que trabajará para la recuperación de sus territorios ancestrales.
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"Estas tierras, de ahora en más, no sólo serán sagradas para su cultura, sino también para la aplicación de la ley. Ningún blanco que negocie tierras indígenas, que los humille o los persiga, tendrá la misma impunidad que tuvo siempre. El delito contra un indígena debe dejar de navegar en las aguas de la impunidad", sentenció.
En Paraguay subsisten en condiciones de extrema pobreza 87.000 indígenas, según el último censo.
Un sondeo de opinión publicado este viernes por la consultora First Análisis y Estudios señala que Lugo inicia su mandato con 93 por ciento de popularidad, un índice que se reflejó en la algarabía y la esperanza de los ciudadanos que acudieron al acto de investidura.
"Hace tanto tiempo estamos esperando el cambio, un cambio general, necesitamos más justicia", dijo a IPS el estudiante Marcos Baroja.
"Me gustaría que la educación llegue a todos los niveles, especialmente a los más débiles que son los pobres y abandonados por la sociedad", señaló, a su vez, Juan Notario, maestro de una escuela del norteño departamento de San Pedro, uno de los más empobrecidos de este país y donde Lugo se ganó el mote de "obispo de los pobres".
Los analistas coinciden en que fue esperanzador el discurso de este ex sacerdote partidario de la Teología de la Liberación, la corriente de la Iglesia Católica nacida en los años 60 en América Latina de compromiso social y político con los pobres y los oprimidos para ayudar en su lucha por la igualdad social y la dignidad.
Roberto Paredes, autor del libro "Adónde va Paraguay", dijo a IPS que Lugo ha esbozado los grandes desafíos históricos de este país, que son "democratizar la política nacional, impulsar el desarrollo industrial y liquidar el sistema agrario, estructuralmente injusto".
Reconoció que el ahora presidente ha demostrado hasta ahora capacidad de unir a sectores muy diversos, por una parte, además de una inmensa capacidad de escuchar, lo cual contribuyó a tejer un acuerdo para conformar la coalición que lidera.
Más adelante en su discurso de asunción, Lugo reafirmó el compromiso asumido en la campaña electoral de luchar contra la pobreza, que afecta a 35 por ciento de los seis millones de paraguayos, según estadísticas oficiales.
Dijo que se ocupará "personalmente" del flagelo de los llamados "niños de la calle", que en los últimos años han proliferado en las esquinas de Asunción trabajando como limpiaparabrisas de automotores o como vendedores informales de golosinas.
"Me interpelé cuánto tiempo nos demoraremos en dar respuesta a esta situación. No es prudente ni serio anunciar plazos, no sé en cuanto tiempo y no sé si lograremos tumbar definitivamente el monstruo de la miseria, pero sepan que los niños tendrán la ocupación personal de este presidente", afirmó.
Seguidamente, reafirmó la promesa asumida el jueves en un multitudinario encuentro con organizaciones sociales, indígenas y campesinas, de renunciar al salario de presidente, que equivale a unos 4.000 dólares, para crear un fondo social, y llamó a otros políticos a sumarse a esa causa.
"El cambio no es sólo electoral, es una apuesta cultural, quizás la más importante en su historia", puntualizó Lugo, quien llegó al gobierno de la mano de la Alianza Patriótica para el Cambio, una coalición heterogénea de 10 partidos políticos y una veintena de movimientos sociales en la que conviven tendencias izquierdistas, de centro y liberales.
El novel mandatario paraguayo agradeció a sus 11 pares latinoamericanos presentes en el acto y a las numerosas delegaciones internacionales el apoyo al complejo proceso que inicia.
"Damos la bienvenida y el respaldo a diversos esfuerzos de integración ya vigentes", indicó, para luego abogar por "la búsqueda de soluciones concretas a los problemas comunes".
Entre sus ejes de gobierno, anunció que priorizará la lucha contra la corrupción, largamente enquistada en el Estado, y por una recuperación económica basada en la equidad social. Paraguay encabeza la lista de países con mayores desigualdades sociales de América Latina y el Caribe.
Las relaciones con los países de la región constituyen un punto crucial para el gobierno que comenzó a caminar este viernes en Paraguay, debido a la manifiesta intención de renegociar los tratados de los complejos hidroeléctricos de Itaipú, con Brasil, y de Yacyretá, con Argentina, por considerarlos "injustos".
El ex obispo también se refirió a la cuestión migratoria, un tema de añeja y alta sensibilidad en la sociedad paraguaya, que además en los últimos cinco años ha experimentado notables índices de expulsión de ciudadanos por cuestiones económicas, hacia destinos como Argentina y España, principalmente.
Durante su alocución, se dirigió especialmente a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, y agradeció la hospitalidad de ese vecino país al recibir a los que se calcula son más de un millón de inmigrantes paraguayos que viven en esa tierra.
Saludó asimismo a las "emigraciones más nuevas que día a día hacen ese otro Paraguay", en referencia a los alrededor de 150.000 paraguayos que se estima han emigrado a España, la mayoría en situación irregular.
"Nos comprometemos a dialogar para que se siga viendo en el emigrante un hermano que llega desde una actitud humanitaria y hospitalaria", señaló en directa alusión a las nuevas medidas migratorias aprobadas por la Unión Europea, que obligan a la salida forzada de los inmigrantes sin la documentación requerida.
El extenso discurso del mandatario paraguayo fue recibido con beneplácito por sus pares de la región, la mayoría de ellos afines ideológicamente.
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, comentó que su gobierno está comprometido con el paraguayo en trabajar contra las asimetrías que se registran en las relaciones comerciales entre los socios menores del Mercado Común del Sur (Mercosur), conformado por ambos países junto a Argentina y Brasil, además de Venezuela en proceso de adhesión plena.
Por su parte, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, dijo a los periodistas que "definirá una agenda de cooperación" con Lugo, para impulsar una mayor cooperación entre los dos países.
"Tenemos el sueño compartido de toda la América Latina, este sueño de hacer de nuestros pueblos naciones que se sigan desarrollando en democracia, en paz, en prosperidad, pero para cada uno de sus hijos, en donde la lucha contra la iniquidad está en el centro de nuestras políticas públicas", indicó Bachelet.
También Fernández se comprometió a potenciar las relaciones de su país con Paraguay. "Si algo caracteriza a nuestro país es la integración profunda que hacemos", explicó la mandataria argentina, mientras su homólogo de Bolivia, Evo Morales, expresaba su "respeto" y "admiración" a todos los paraguayos.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en tanto, anunció la firma de una serie de convenios con el nuevo gobierno a fin de incrementar el envío de petróleo a Paraguay en condiciones ventajosas para el comprador.