GEORGIA-RUSIA: Sombra de Kosovo ronda a EEUU

El papel de Estados Unidos al inicio del conflicto entre Georgia y Rusia, que se enfría tras la firma del acuerdo de cese del fuego, y el futuro de su influencia en esa región sigue siendo difuso.

Hace 10 días, fuerzas de ambos países se enfrentaron a raíz de la respuesta del ejército de Georgia a ataques de separatistas de la región autónoma de Osetia del Sur.

La crisis prosiguió con desplazamientos a gran escala de efectivos rusos dentro de la región autónoma, según ha asegurado Tiflis y afirmó esta semana en conferencia de prensa el subsecretario de Estado (vicecanciller) estadounidense Matthew Bryza, enviado especial a la región.

El papel que le cupo a Washington al inicio del conflicto el 7 de este mes no queda claro.

Un artículo del diario The Washington Post reveló el fin de semana que Bryza estaba al tanto de las operaciones militares de Georgia antes de que comenzaran.
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"¿Quién disparo a quién primero?", se preguntó Bryza, inquirido en el Club de la Prensa Extranjera. "No sé si alguna vez conoceremos la respuesta", continuó.

En definitiva, dijo, se trata de un dato "irrelevante" porque "Rusia repelió con tal brutalidad" a las fuerzas de Georgia que la comunidad internacional se puso en su contra.

El anterior subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Nicholas Burns, señaló en el Consejo Atlántico para Estados Unidos que Rusia era el único responsable del conflicto y que las incursiones rusas habían sido "la mayor decepción" de ese país desde la caída del muro de Berlín en 1989.

Burns señaló que las operaciones rusas respondieron a a la creciente libertad y democracia existente en Europa desde el fin de la Guerra Fría.

"Rusia las puso en peligro", alegó Burns.

En el mismo sentido se pronunció el embajador estadounidense en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Zalmay Khalizad, que se ensarzó en una dura discusión con su par ruso, Vitaly Churkin,

Según Rusia, el apoyo de Estados Unidos envalentónó a al presidente georgiano Mijaíl Saakashvilli para lanzar una operación militar en Osetia del Sur, provincia mayoritariamente prorusa que aspira a independizarse desde principios de los 90.

Burns replicó que las acusaciones de Churkin eran infundadas.

Los que "señalan con el dedo" a Georgia y a Estados Unidos se equivocan, subrayó: sólo Rusia, según él, es responsable del conflicto.

"No creo que Estados Unidos tenga la culpa de lo que ocurre en Georgia", reiteró Burns a IPS tras la conferencia en el Consejo Atlántico. "La culpa es de Rusia."

Pero para el director ejecutivo del Centro Nixon, Paul Saunders, experto en relaciones ruso-estadounidenses, no sorprende que este país y Georgia no se consideren responsables.

"Burns, en su calidad de subsecretario de Estado, participó hasta hace poco en el diseño de la política de Estados Unidos hacia Georgia", explicó. Desde esa perspectiva, es poco probable que le encuentre fallas.

Estados Unidos no debe inmiscuirse en la delimitación de fronteras entre los países europeos, señaló Burns en el Consejo Atlántico, en referencia al apoyo a la prooccidental Georgia en la cuestión de Osetia de Sur.

Bryza dijo no estar seguro de a qué se refería Burns, cuando IPS le preguntó si esos comentarios representaban la posición de Estados Unidos.

Pero estuvo dispuesto a confirmar que el mensaje general de Burns era una respuesta adecuada para el caso específico del conflicto en Georgia.

"No debemos permitir que la situación actual trace nuevos límites en Europa e impida que un gobierno elegido democráticamente se una a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) si así lo desea", apuntó.

Muchos analistas observaron que las ambiciones de Moscú de independencia para Osetia del Sur y otra región autónoma prorusa de Georgia, Abjasia, se vieron reforzadas por el apoyo de Estados Unidos a la independencia de Kosovo, a la que Serbia considera parte de su territorio.

Pero muchos funcionarios estadounidenses rechazaron con dureza la opinión de que el apoyo de Estados Unidos a Kosovo, dado poco después de su declaración unilateral de independencia, creó un precedente legítimo para que Rusia respalde la independencia de regiones autónomas de Georgia.

La independencia de Kosovo y la de Osetia del Sur y Abjasia son "fundamentalmente diferentes", dijo Burns a IPS.

"Estuvimos bien en apoyar el derecho a la independencia de Kosovo", señaló Burns. La diferencia fundamental fue el control que ejercía la ONU sobre Serbia desde fines de los años 90 a raíz de lo que Burns llamó "ataque salvaje" del ex presidente Slobodan Milosevic (1941-2006).

Milosevic gobernó Serbia desde 1989 hasta su caída a causa de un levantamiento popular en 2000, cuando ejercía la presidencia de la Federación Yugoslava, y falleció en 2006 en una cárcel del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia.

Pero algunos analistas arguyen que Estados Unidos debió darse cuenta cuando Kosovo declaró su independencia hace seis meses que el hecho de sentar un precedente no es tan fácil como declarar luego que no lo es.

Estados Unidos "trató con todas sus fuerzas y con firmeza de respaldar la independencia de Kosovo, pero sin sentar un precedente", dijo Saunders a IPS. "Lo que el gobierno debe comprender es que el precedente es según el cristal con el cual se mira."

"No podemos decidir cómo reacciona la gente a lo que nosotros hacemos", señaló. "La gente decide."

Con vistas a la solución final del conflicto, Bryza señaló que Rusia y Georgia serán los principales actores, porque tienen gobiernos elegidos democráticamente a los que Estados Unidos considera legítimos.

"Respaldamos la integridad territorial de Georgia", señaló Bryza. "Eso quiere decir que los líderes de Abjasia y de Osetia del Sur no tienen el mismo sustento legal que los de Georgia y Rusia, elegidos democráticamente."

Osetia del Sur y Ablasia no cuentan con gobiernos de derecho reconocidos por la comunidad internacional. Sin embargo, ambas regiones existen y, de hecho, operan de forma independiente.

Además, Estados Unidos menciona con insistencia que el estatus democrático de Georgia es una fuerte razón para respaldarla, pero muchos se preguntan entonces por qué no se menciona el referendo de 2006, cuando los habitantes de Osetia del Sur votaron la independencia por mayoría.

Si los líderes de esa región fueron o no elegidos democráticamente de acuerdo con los estándares internacionales, sus líderes, de hecho, los representan de forma legítima.

Pero si Estados Unidos sigue ignorando esa realidad puede llegar a atenuarse la postura internacional de este país como defensor de la democracia y la autodeterminación.

"La gente se empieza a preguntar por qué adoptamos esas posiciones", arguyó Saunders. "Se hace más difícil decir que nos basamos en principios".

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