Todos los días, el principal partido de oposición de Angola envía a las calles a sus militantes para repartir estandartes, fotos de su líder Isaías Samakuva y pegar afiches, con miras a las elecciones parlamentarias del viernes 5 de septiembre, las primeras en 16 años.
A la mañana siguiente, los colores verde y rojo que identifican a la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita) quedan sepultados bajo una lluvia de rojo, negro y amarillo que representa al gobernante Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), y bajo afiches aun más grandes del presidente José Eduardo dos Santos.
Aunque este juego se registra sólo en las calles de un puñado de ciudades, sirve de muestra sobre el desarrollo de la campaña para la que se prevé un cómodo triunfo oficialista.
La prensa de Angola están mayoritariamente en manos del Estado. Existen algunos semanarios y emisoras de radio privadas en la capital, Luanda, pero pocas noticias «opositoras» llegan a los votantes que viven en las provincias.
El gobierno aceptó concederles gratuitamente a los 14 partidos que compiten en estas elecciones la misma cantidad de tiempo de aire en la televisión y radio estatales para que difundan sus propuestas.
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Pero esos minutos son una pobre competencia frente a las horas de radio y televisión, más los metros de columna en los periódicos que se dedican a los «éxitos» del gobierno, entre los que se publicitan nuevas escuelas, sistemas de agua, centros de salud y viviendas.
«Existe una borrosa línea entre el Estado y el oficialismo, que realiza su propaganda electoral basado sobre las obras del gobierno», dijo Jardo Muekalia, portavoz de Unita.
«El MPLA emplea fondos y recursos públicos para su proselitismo, cubrir sus gastos de transporte. Es una saga sin fin que versa sobre dónde termina el partido y comienza el Estado», agregó.
Este martes, el presidente Dos Santos visitó la provincia de Huambo, uno de los principales escenarios de batalla en la guerra civil que sacudió a Angola entre 1975 y 2002, en la que el MPLA y Unita fueron las principales facciones combatientes.
A seis años de la firma del acuerdo de paz, la región está volviendo a ponerse en pie, con nuevas carreteras y desarrollo de infraestructura.
Pero muchos se preguntan si la visita presidencial merece tantos días de cobertura en los diarios y tantas horas de televisión.
Dos Santos hizo su fugaz aparición 19 días después del inicio de la campaña electoral. Unita ha estado presente en la región desde el primer minuto. Sin embargo, al principal partido opositor apenas se lo menciona en el «diario de campaña» que publica el diario Jornal de Angola.
Los partidos opositores escribieron una carta a la Comisión Nacional Electoral para plantear sus quejas respecto de la desequilibrada cobertura mediática.
«Se supone que estamos ofreciendo ideas y programas, que servirán para que los ciudadanos decidan. Pero si quienes están en el poder tienen pocas ideas y muchos recursos, existe un amplio potencial para distorsionar lo que estamos tratando de hacer», dijo Muekalia.
El Jornal de Angola replicó el miércoles, en su editorial, que no era parte de la campaña electoral, que no tomaba partido, y que si daba mayor cobertura al oficialismo era porque el MPLA realizaba más actos proselitistas.
Rafael Marques, periodista independiente de la capital, consideró que ese editorial era simplemente «basura».
«El Jornal trabaja claramente para el MPLA, que usa descaradamente la prensa estatal para hacer propaganda. Cada vez que la televisión difunde un acto de la oposición muestra las peores imágenes, mientras que en el caso del MPLA todo está muy editado, muy bonito», aseguró.
La directora para África de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, expresó su preocupación por el papel que juegan los medios de comunicación bajo control estatal y la intimidación hacia la oposición a manos del gobierno.
«Es obvio que los angoleños no pueden hacer campaña electoral libres de las presiones del oficialismo, y que si la situación no cambian ya no podrán emitir su voto libremente», advirtió.
«Los patrones de violencia incluyen esporádicos ataques contra sedes de Unita, sus propiedades y símbolos partidarios, realizados por miembros del MPLA, en ocasiones con la participación de autoridades y líderes locales del partido gubernamental», agregó una portavoz de HRW.
«En las provincias aún existe temor, porque hubo actos de intimidación y también por las declaraciones de funcionarios según la cual habrá un ‘terremoto’ si el MPLA no gana las elecciones», señaló Muekalia.
«Por supuesto, la gente interpreta esto de diferentes formas. ¿Un terremoto en el país o dentro del partido oficialista? «, agregó, en una tácita aceptación de la derrota en los comicios.
«Nuestro mensaje es que la vida continuará después de votar el 5 de septiembre. El sol saldrá como es habitual, esperaremos el anuncio de los resultados y continuaremos con nuestras vidas, a la espera de la próxima elección», concluyó.
A seis años del acuerdo de paz, la economía se encuentra en expansión. Angola es el mayor exportador de petróleo a China, lo que le reportó ingresos récord el año pasado, estimados en 41.000 millones de dólares, frente a los 30.000 millones de 2006, según datos del banco de inversión estadounidense JP Morgan.
Docenas de hoteles y nuevos estadios de fútbol se construyen rumbo a la ronda de eliminatorias africanas, que se realizarán en Angola, de las que surgirán los equipos del continente que participarán de la Copa Mundial de Fútbol 2010, con sede en Sudáfrica. Miles de millones de dólares se invierten en el mercado inmobiliario.
Observadores de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Desarrollo de África Meridional supervisarán las elecciones.
Luisa Morgantini, quien encabeza la misión de la UE, dijo estar hasta ahora satisfecha con la conducta de los políticos, incluido el presidente, por su lenguaje de tolerancia y su voluntad de mantener la paz entre los electores.
El hecho más importante de la campaña electoral, dijo Marques, «es que se desarrolla en forma pacífica. Es vital garantizar confianza a los electores, para que concurran a votar».