DDHH-PAKISTÁN: Ofensiva contra Talibán causa estragos

«Hace dos días que llegamos a este campamento. Mi hija de ocho años sigue con su abuela en nuestra aldea, Loi Sam, de donde huimos por el bombardeo del ejército», relató angustiado la pakistaní Gul Pari.

El ejército lanzó una operación contra combatientes afines a Talibán escondidos en las Áreas Tribales Administradas Federalmente (conocidas por sus siglas en inglés, FATA), donde se ubica el distrito de la Agencia Bajaur, en la frontera septentrional de Pakistán con Afganistán.

Decenas de miles de personas huyeron de Bajaur hacia Alto Dir, un distrito de la vecina Provincia de la Frontera Noroccidental, vecina de las FATA.

"Cuando nos fuimos, mi hija, Gul Zari, tenía fuertes dolores abdominales", contó la mujer, hoy alojada en el campamento de Alto Dir, instalado por el Partido Nacional Awami que gobierna la provincia.

"Unas 12.000 familias escaparon de la Agencia Bajaur, donde residen 900.000 personas", señaló el periodista Anwarullah Khan, corresponsal de Dawn, el mayor diario pakistaní.
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Khan, quien también se refugió en Alto Dir el martes, señaló que el bombardeo aéreo y de artillería indiscriminados de los últimos cinco días se cobraron la vida de 20 civiles en las aldeas de Loi Sam, Banda Rashakai, Sadiqabad, Inayat Killey, Tang Khata y Charmang.

"La gente no sólo huye hacia Bajo y Alto Dir, sino también a las ciudades de Peshawar, Mardan y Charsadda", señaló el ministro de Información de la Provincia de la Frontera Noroccidental, Mian Iftikhar Hussain.

Todas las escuelas de las áreas de Munda, Jandol, Samar Bagh, Mayar y Talash de Alto Dir fueron cerradas y convertidas en campamentos para alojar a las familias desplazadas.

Los organizadores del campamento de Al Khidmat instalado por el Partido Jamaat Islami en Alto Dir señalaron que llevan registrados unos 50.000 desplazados.

"Les damos alimentos, medicamentos y otros artículos de primera necesidad", señaló Sirajul Haq, ex ministro de la Provincia de la Frontera Noroccidental y jefe de Jamaat Islami.

"Perdí a mis dos hijos adolescentes en el bombardeo a Loi Sam", relató Abdul Rehman, sin poder dejar de llorar.

"Nuestros familiares deben haberlos enterrado", añadió Rehman, quien trabaja como profesor y no se encontraba allí debido a que su esposa asmática necesitaba un tratamiento que no estaba disponible en Bajaur.

"Nunca regresaré", agregó.

Los últimos enfrentamientos se dieron cuando la rama pakistaní del movimiento extremista Talibán sitió a unos 200 soldados que trataban de ingresar a Loi Sam el 8 de este mes. Esas milicias ocuparon hace 10 meses esa aldea, centro comercial de Bajaur.

El ejército repelió la operación con fuertes bombardeos al día siguiente. Cuerpos y restos de vehículos quemados se pueden ver desparramados por el área, a unos 12 kilómetros de Khat, en Bajaur.

Aviones de la Fuerza Aérea y helicópteros Cobra bombardearon Loi Sam y otras zonas de Bajaur con tanta crudeza que miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares.

El alcalde de la ciudad de Mardan, Himayatullah Mayar, dijo a IPS que las autoridades locales y el Comité Internacional de la Cruz Roja planean instalar un campamento para unas 150 familias que llegaron de Bajaur el martes.

La inestabilidad en las zonas fronterizas se intensificó tras el resurgimiento del Talibán en Afganistán.

Cientos de combatientes Talibán y de la red extremista Al Qaeda cruzaron a Pakistán por la porosa frontera tras ser expulsados de Kabul por las fuerzas encabezadas por Estados Unidos a fines de 2001.

Estados Unidos, que lanzó la llamada guerra contra el terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, presiona a Pakistán para que expulse a los combatientes islamistas de las áreas fronterizas.

Con las operaciones militares se disparó la cantidad de personas desplazadas en Pakistán. El año pasado hubo éxodos masivos desde Waziristán del Norte y del Sur hacia FATA.

Numerosas familias de las aldeas de Swat y Darra Adamkhel, en la Provincia de la Frontera Noroccidental, siguen viviendo en la capital provincia, Peshawar.

Naseema, de cinco años, se encuentra en el campamento montado por el Partido Nacional Awami. Extraña a su madre, quien, por ser parapléjica, no pudo dejar su casa de Inayat Killey. Su padre, Naeem Ali, la consuela y trata de hacerla dormir en su regazo.

Algunos refugiados se alojan en casas de parientes en Peshawar.

"Sólo llegamos el martes. Nos quedamos con un tío", relató Raziq Wali, de 10 años, y añadió que la casa es muy chica, pero no tienen dónde ir.

Las fuerzas de seguridad emplearon aviones caza, helicópteros de combate y artillería pesada durante cuatro días para liquidar el asedio de combatientes pro Talibán en los alrededores de Khar.

Jamila Bibi, de la localidad de Charmang, vive ahora con su sobrino en Peshawar y no puede superar la muerte de su hijo de 11 años.

"Jamil estaba jugando en el patio de la casa cuando cayó la bomba. Encontramos su cuerpo hecho pedazos", relató a IPS. "Qué Dios destruya al Talibán y al ejército, los responsables de la muerte de mi hijo", maldijo.

"Más de 400 familias llegaron a Peshawar. Buscan casas para alquilar, pero no consiguen nada por el alto precio", señaló Sadaqat Khan, presidente de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Peshawar.

"Caminamos varias horas con mi mujer y los niños. No pudimos encontrar ningún transporte", protestó Abdul Jabbar, vendedor de verduras de Loi Sam.

Los tres niños tienen pesadillas por el bombardeo y lloran dormidos, añadió.

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