A sus 87 años, la leyenda cubana de la danza clásica, Alicia Alonso, llegó a Venezuela para dirigir el montaje de «Giselle», la pieza que ha sido parte de su vida desde que la bailó con el American Ballet Theatre de Nueva York en 1943.
"Giselle es un ballet que significa mucho en mi vida y en mi carrera", dijo a periodistas la coreógrafa nacida en diciembre de 1920. "Fue presentada por nosotros en escenarios como la Ópera de París, donde nació (fue estrenado en 1841), y murió hace tiempo. Ahora lo revivo en Caracas", explicó.
El "nosotros" alude al Ballet Nacional de Cuba, que lució en "Giselle" a su primer bailarín, Javier Torres, junto a la venezolana Cristina Amaral.
"En Venezuela existe una deficiencia muy grande en la formación de bailarines masculinos", comentó Alonso.
Una de las excepciones fue Vicente Nebrada (1930-2002), quien trabajó con Alonso a mediados del siglo XX e hizo carrera como coreógrafo, con un centenar de obras de marcado acento modernista y un estilo propio que reivindicó elementos locales.
La llegada de "Giselle" coincidió este mes con "Viva Nebrada", homenaje de grupos artísticos al fallecido coreógrafo, y con el retiro de la más famosa intérprete y directora de danzas nacionalistas en Venezuela, Yolanda Moreno, quien frisa los 80 años de edad. Así, los admiradores de Alonso fueron al moderno teatro Teresa Carreño, mientras los seguidores de Nebrada repletaron el aula magna de la Universidad Central y Moreno se despidió de sus fieles en el más modesto teatro de la Casa del Artista.
Para el homenaje a Nebrada llegó el joven astro venezolano Gustavo Dudamel, batuta de la Filarmónica de Los Ángeles (Estados Unidos) y por primera vez dirigió para un ballet, con su antiguos compañeros de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, punta de lanza del sistema nacional de orquestas infantiles y juveniles que encuadra a decenas de miles de ejecutantes de entre 10 y 25 años.
El bailarín argentino Julio Bocca, recientemente retirado y quien trabajó con Nebrada, vino para aportar sus guías en la recreación de obras del coreógrafo homenajeado, como "Pájaro de fuego", "La luna y los hijos que tenía", "Doblecorchea" o "Fiebre".
A los periodistas, Bocca dijo que "la experiencia con Vicente fue maravillosa, siempre admiré su disciplina, siempre estaba activo. Es lamentable que no se le cuide, como debería cuidarse, a alguien que de aquí a 20 años seguirá vigente".
Una admonición semejante hizo Alonso: "Cuando un coreógrafo no es bailado, se le olvida; y ustedes no pueden olvidar a Vicente Nebrada".
Recordó que cuando nació su compañía en 1948 en Cuba "no teníamos suficientes bailarines, los padres no dejaban que sus hijos bailaran porque no tenían oportunidades, y entonces nos ayudaron artistas estadounidenses, argentinos y venezolanos".
Alonso reiteró su reivindicación del talento regional. "Se esperaba de nosotros que, como latinoamericanos, sólo bailáramos rumba. Con Giselle enfrenté el reto de demostrar que podíamos bailar los clásicos románticos, y gané", sentenció.
Estos días de danza también testimoniaron la aguda polarización política que ha asolado a Venezuela. Fue notorio que, mientras "Giselle" disponía del sofisticado teatro Teresa Carreño, administrado por el Poder Ejecutivo, el encuentro privado por Nebrada acudió a la autónoma Universidad Central, dirigida por académicos críticos del gobierno.
Como prólogo al estreno de "Giselle", el ministro de Cultura, Héctor Soto, expuso a los asistentes los logros de la gestión de la administración de Hugo Chávez. Entre el público hubo quien gritó o abucheó, pero el funcionario mantuvo, impertérrito, que "nadie puede impedir que se hagan anuncios del gobierno en una institución del gobierno. Y al que no le guste, que se retire".
Moreno, cuyo espectáculo no alcanzó a imprimir siquiera el programa de mano, deploró que la agrupación Danzas Venezuela que creó hace 50 años sobreviva a base de algunas presentaciones privadas. Los subsidios estatales "prácticamente nos los quitaron, estamos en agosto y no hemos recibido un centavo", aseguró.
Calificada durante décadas como "la bailarina del pueblo venezolano", Moreno dijo aspirar a una despedida mayor a la escenificada en la Casa del Artista, justamente en los escenarios que por estos días han sido para apreciar a Alonso o Nebrada. Alonso, quien vino por primera vez a Venezuela hace 60 años, elogió el trabajo del Ballet Teresa Carreño: "Asimilan rápido, se siente el trabajo de sus profesores, están conscientes de la responsabilidad de representar al ballet de Venezuela. Estoy muy orgullosa de sentirme latinoamericana".