AMBIENTE: No muerda el anzuelo

Es necesario realizar cambios profundos en la gestión de los océanos para garantizar que las actividades humanas sean sustentables, tanto para las generaciones actuales como para las futuras sin causar daños al ambiente.

Barco Artic Sunrise entra al puerto de Lisboa Crédito: Miguel Manso/Greenpeace-Portugal
Barco Artic Sunrise entra al puerto de Lisboa Crédito: Miguel Manso/Greenpeace-Portugal
Este es el mensaje central de los 24 activistas a bordo de uno de los tres navíos de Greenpeace, que estuvo atracado del jueves al domingo en Lisboa, en el ámbito de una acción que comenzó en 2005 en Gran Bretaña e incluyó Alemania, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Holanda, Noruega, Nueva Zelanda, Polonia y Suecia

Portugal es el último capítulo de la campaña, en esta etapa final destinada a "Defender el Mediterráneo" en un periplo de tres meses iniciado en Italia y que contempló a España, Francia, Grecia, Líbano, Libia y Turquía.

La acción se desarrolla a partir del "Artic Sunrice", un navío bautizado en 1975 como "Polar Bjorn", un rompehielos noruego construido especialmente para la caza de focas, combatido entonces por Greenpeace, que "por ironía del destino" al decir de los activistas, terminó por comprarlo en 1995.

La organización no gubernamental ecologista, que explica su existencia porque "este frágil planeta merece una voz, necesita soluciones, requiere de cambios y precisa de acciones", culminó así en Lisboa un largo trabajo.
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Las coordenadas de navegación del "Artic Sunrice" se centraron en la detección de barcos de pesca ilegales, la elaboración de un pormenorizado estudio científico de las profundidades marinas y la propuesta conclusiva de crear vastas áreas protegidas.

Los gobiernos, sostuvieron los activistas ecológicos a la prensa a bordo del navío, "deben reservar 40 por ciento de nuestros océanos", al tiempo de lanzar una apelación a los consumidores en eslogan de la campaña: "Escoge tu pescado, no muerdas el anzuelo".

Estas reservas marinas "pueden ser definidas como regiones del océano en que debe ser impedida la captura de todo recurso vivo y la explotación de recursos no vivos como la arena, el casquijo y los minerales", precisó Evandro de Oliveira, responsable de informaciones de Greenpeace-Portugal.

El mar Mediterráneo "está amenazado por el exceso de pesca, por pesca destructiva, por la polución y por el creciente desarrollo de las zonas costeras", añadió el activista, para seguidamente proponer soluciones para la preservación de los recursos marinos.

Considerando el alto consumo de pescado de los europeos comprado en los grandes espacios comerciales, Greenpeace centró su campaña en denunciar la falta de una política de compra sustentable de productos pesqueros en los supermercados, explicó Oliveira.

"Pedimos que los supermercados adopten una política que conduzca a dejar de vender las especies de la ‘lista roja’ de Greenpeace y que comiencen a ofrecer productos pesqueros de forma sustentable", acotó.

Esa lista está formada por especies piscícolas en vías de extinción, tales como merluza negra, langostinos, salmón atlántico, gallinetas, rapes, atunes, bacalao atlántico, tiburones, fletán negro y del Atlántico, platija, lenguado, pez espada, mantas y rayas.

Los supermercados en varios países son cómplices de la destrucción de los océanos al no comprometerse con la sostenibilidad de los productos pesqueros, sostiene por su parte la ingeniera agrícola española Paloma Colmenarejo, responsable de la campaña de Océanos.

Colmenarejo afirma que "los grandes distribuidores y la industria pesquera pueden y deben ir hacia políticas de compra sostenibles y dejar de proveerse de especies de esta lista roja".

Las especies piscícolas sustentables son las provenientes de una industria pesquera cuyas prácticas pueden ser mantenidas indefinidamente sin reducir la capacidad de las especies para reproducirse.

A los comerciantes les "estamos pidiéndoles que adopten una política en que retiren lo peor (de la lista roja), que apoyen lo mejor, ofreciendo productos sustentables y que mejoren la información sobre las especies que venden", acotó la dirigente de Greenpeace-España.

"Los consumidores tienen el derecho a que los supermercados les garanticen que todos los productos son sostenibles, ya que ellos no tienen acceso a toda la información necesaria", añadió la activista, quien criticó el "apetito insaciable" de los grandes espacios comerciales.

La campaña adquiere especial relieve en Portugal, el tercer consumidor mundial de pescado por habitante con 59,3 kilogramos cada uno en promedio, antecedido por Islandia con 91 y por Japón con 67,4 kilos por persona, cifras que superan cómodamente la media mundial de 16 kilogramos.

Femke Nagel, responsable por la campaña en Holanda, garantiza el éxito de la acción. "Cuando comenzamos en mi país teníamos tres supermercado designados como ‘naranja’, una categoría entre el óptimo que es el verde y el peor que es el rojo, y hoy ya tenemos nueve".

La activista, que hace parte de la tripulación del "Artic Sunrice", señala que los consumidores deben jugar un rol importante para evitar consumir pescado de la lista roja, "pero los supermercados tienen una gran responsabilidad".

A pesar de que muchas veces "dicen que es imposible saber de donde viene el producto, eso no es verdad, ellos tienen toda la información, que simplemente deciden no proporcionarla a los consumidores", concluyó Nagel.

"El listado es una herramienta fácil y eficiente tanto para consumidores como para la industria y todos los sectores interesados en garantizar el futuro de la pesca", explicó el domingo Colmenarejo en diálogo con IPS.

La situación es gravísima, "porque en una revisión planetaria". "Comprobamos que tres cuartas partes de los océanos están agotadas", añadió.

Sin embargo, ¿se puede acabar con las tradiciones de un pueblo, en el caso portugués, con el consumo de bacalao, que hace parte de su propia identidad nacional?, consultó IPS.

"No se trata de eso, sino de entender que el bacalao del océano Atlántico simplemente podrá desaparecer y que los portugueses y otros pueblos amantes de este pescado pueden comprar el bacalao de Chile, porque esas especies del sur del océano Pacífico no están en peligro".

Lo que Greenpeace recomienda "es comer especies que se recuperan fácilmente y que no hacen parte de la lista roja".

La tendencia generalizada de la medicina actual es recomendar un alto consumo de pescado, sin discriminar cuales. La activista considera "muy bien que los médicos se ocupen de la salud de las personas, pero nosotros nos preocupamos con la salud de los océanos". Colmenarejo llamó la atención también sobre los derechos humanos, "que son siempre una preocupación de Greenpeace", en especial cuando en América Latina éstos "son violados sistemáticamente en las zonas de megaproyectos camaroneros, turísticos e industriales en la región del ecosistema manglar y otros ecosistemas marino-costeros.".

La denuncia incluye las zonas manglar de Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Perú y Venezuela.

Al concluir, la activista española recomienda la atenta lectura de la página en Internet de Red Manglar Internacional (www.redmanglar.org), donde se denuncian "asesinatos, torturas, desapariciones, restricciones al acceso a los recursos, desplazamientos, despojo y, amenazas" de que son víctimas las comunidades locales.

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