La nueva carrera electoral en marcha en Venezuela no ha apartado al presidente Hugo Chávez de su intenso accionar internacional, que esta semana le llevó a Rusia, Belarús, Portugal y España para tejer nuevos acuerdos políticos, militares, económicos y comerciales.
"La fachada internacional y la movilización social, además de su esfuerzo por acumular y retener poder, han sido los temas dominantes de la política de Chávez desde que llegó a la presidencia" en 1999, analizó ante IPS uno de sus ex aliados, el sociólogo Leopoldo Puchi, dirigente del pequeño partido de centroizquierda Movimiento al Socialismo.
Chávez negoció en Moscú la compra de tanques de guerra, por un monto que no precisó, y que le seguirían a los cazabombarderos Sukhoi, helicópteros MI y fusiles Kalashnikov que adquirió en los últimos tres años por unos 4.000 millones de dólares…
Servicios noticiosos divulgaron la versión, oficialmente desmentida en Caracas, de que Chávez ofreció el territorio de su país a Rusia para erigir bases militares como réplica a la instalación de radares y misiles de Washington en la República Checa y Polonia.
El mandatario venezolano "se ha inscrito en una fuerte tendencia antiimperialista y por la unidad latinoamericana, tal como él la concibe, y eso implica moverse constantemente, aunque, como ante la inminente campaña electoral, le perjudican internamente el tiempo y el dinero que consagra al exterior", indicó Puchi.
El próximo noviembre los ciudadanos venezolanos están convocados para elegir a 22 de los 23 gobernadores estaduales y a los 335 alcaldes.
Las encuestas de opinión de voto le asignan a la oposición a Chávez oportunidades de recuperarse del descalabro que sufrió hace cuatro años, cuando el oficialismo arrasó con 21 gobernaciones y unas 300 alcaldías.
Chávez ha dicho que "estas son las elecciones más importantes" de las 12 efectuadas desde 1998, con el argumento de que, si la oposición gana una decena de estados y entre ellas las más pobladas, "el año próximo será de guerra, porque vendrán por mí", es decir que pueden intentar acortar su mandato constitucional, que vence en enero de 2013.
El alcalde caraqueño Freddy Bernal, del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), fue más lejos e indicó que, si el oficialismo obtiene una amplia victoria, se intentará de nuevo una enmienda o reforma a la Constitución para posibilitar que Chávez sea indefinidamente candidato a reelecciones sucesivas.
Chávez ganó en 2004 el referendo donde estuvo en juego su mandato presidencial, con lo cual se superó la crisis de gobernabilidad derivada del frustrado golpe de Estado cívico-militar de 2002 y de la huelga y lock out empresarial de fines de ese año y comienzos del siguiente. "A partir de 2005 colocó en la arena internacional el centro de su política", dijo a IPS el experto en geopolítica y petróleo Elie Habalián.
"Pero ese escenario es riesgoso, porque allí participan muchos actores con muy diversas políticas e intereses, que escapan al control de un gobierno", advirtió Habalián.
En los comicios presidenciales de diciembre de 2006, Chávez se presentó a la reelección y consiguió 7,3 millones de votos, que equivalía a 63 por ciento de los votantes que concurrieron a las urnas, frente a 4,3 millones de sufragios del opositor Manuel Rosales.
Animado por ese logro, Chávez propuso a sus compatriotas una reforma de la Constitución vigente y que él mismo impulsó en 1999, para darle contenidos socialistas, aumentar el poder presidencial y permitir su reelección indefinida.
Pero en diciembre pasado Chávez tuvo su revés electoral. La propuesta fue rechazada por 4,4 millones de votos por el no frente a 4,3 millones de votos por el sí, en lo que fue la primera derrota electoral que conoció el mandatario.
Cuando analistas y dirigentes del PSUV hicieron el reparto de culpas por esa derrota, destacaron la impopular medida de no renovar la licencia de uso de la señal de transmisión por aire a una firma televisora privada, lo cual avivó manifestaciones estudiantiles opositoras.
También se le atribuyeron culpas a la atención prestada por el gobernante a cuestiones de política internacional en detrimento de la campaña por la reforma constitucional.
Al iniciarse formalmente esa campaña, en agosto de 2007, Chávez aceptó el encargo del presidente de Colombia, el derechista Álvaro Uribe, para mediar ante las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en busca de un acuerdo humanitario para intercambiar prisioneros.
En noviembre, Chávez se enzarzó en una agria disputa con Uribe, porque éste lo despidió como mediador, y una semana antes de la crucial votación del 2 de diciembre viajó a Francia para dialogar sobre el acuerdo humanitario con su homólogo Nicolás Sarkozy.
Un incidente muy publicitado fue el que tuvo Chávez con el rey Juan Carlos de España, quien en la Cumbre Iberoamericana de noviembre en Santiago de Chile le espetó: "¿Por qué no te callas?", al interceder en defensa del jefe de gobierno de su país, José Luis Rodríguez Zapatero. La actual gira de Chávez prevé una visita al monarca en las islas Baleares, para recomponer la relación.
Este año las relaciones con Bogotá estuvieron a punto de romperse e incluso de dar paso a un conflicto, después de que ambos gobiernos chocaron por sus apreciaciones acerca de la incursión militar colombiana contra un campamento de las FARC en Ecuador, que mató a "Raúl Reyes", el portavoz internacional de la guerrilla izquierdista, y de más de 20 de sus acompañantes.
En la Cumbre de la Unión Europea-América Latina y el Caribe, en mayo en Lima, "Chávez comenzó a sentir que su figura y sus propuestas ya no galvanizaban la atención y que mermaba el interés de sus pares por reunirse con él", indicó a IPS Carlos Romero, director de posgrado en Estudios Internacionales en la Universidad Central de Venezuela.
Chávez había hecho, desde la reunión del latinoamericano Grupo de Río en Santo Domingo en marzo, esfuerzos por contemporizar con quienes había chocado, como Uribe, el mandatario peruano Alan García y el costarricense Oscar Arias.
En tanto, ha extendido recursos para sus proyectos-bandera en la región, como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA, integrado por Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela) y Petrocaribe, por el que Caracas suministra petróleo a 16 países del área con financiamiento a largo plazo de 60 por ciento de la factura.
Con Petrocaribe, a los precios internacionales actuales del crudo, Venezuela sacrifica o difiere ingresos por 4.300 millones de dólares anuales, en tanto a países del ALBA se extienden ayudas como el financiamiento por 300 millones de dólares de una carretera en Bolivia.
Pese a todo ello, "existe una creciente percepción de que el presidente venezolano ha llegado al límite de su influencia internacional, al punto de que está buscando un acercamiento con Washington", según el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Thomas Shannon.
En el marco de los fastos por el Día de la Independencia de Venezuela, el 5 de este mes, Chávez puso sordina a sus habituales críticas al "imperialismo norteamericano" y ofreció al embajador estadounidense en Caracas, Patrick Duddy, intensificar la colaboración en la lucha contra el narcotráfico, tema altamente sensible para Washington.
Shannon dijo que "desearíamos explorar esta apertura diplomática", aunque sin hacerse muchas ilusiones pues "la retórica y el irreflexivo 'antiestadounidismo' del gobierno venezolano han dañado la capacidad de Venezuela de comunicarse efectivamente con nosotros y muchos de sus vecinos".
Mientras Chávez reemprende sus giras —ha permanecido 450 días en el exterior en los nueve años y medio que lleva como presidente—, en el país se vive una carrera contrarreloj de partidos, grupos y figuras que pugnan por las nominaciones de los conjuntos oficialista y opositor para las elecciones de noviembre, pues los aspirantes deben inscribirse durante la segunda semana de agosto.
Directores de firmas encuestadoras como Alfredo Keller y Luis León han dicho a IPS que la cooperación internacional puede ser mal digerida por el electorado, descontento porque se auxilie a otros países sin antes resolver ingentes problemas domésticos.
"Chávez tiene consigo la mitad del electorado. Si se emplea a fondo en la campaña venezolana puede obtener más de 50 por ciento de los votos. Si yerra o se distrae con su fachada internacional, entonces conseguirá mucho menos", opinó Puchi.