La oposición a que se adopten sanciones contra Zimbabwe podría estrechar aun más las relaciones entre Senegal y Sudáfrica, que ya han mejorado desde la firma en abril de un acuerdo bilateral de comercio.
El presidente senegalés Abdoulaye Wade señaló en la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, a principios de mes, que no creía que sanciones impuestas por la Organización de las Naciones Unidas a Zimbabwe fueran a cambiar las cosas para los africanos.
Al pronunciarse así, Wade se solidarizó con Sudáfrica, la economía más poderosa de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC, por sus siglas en inglés), y otros países de ese continente que también rechazan las posiciones más críticas hacia el gobierno de Robert Mugabe.
Pero estos avances en la relación entre Senegal y Sudáfrica se registran luego de varios años de tensión, que siguió al anuncio por parte de Wade, en 2001, de su Plan Omega de desarrollo cuando el presidente sudafricano Thabo Mbeki apostaba por su Plan Africano del Milenio, que precedió a la Nueva Alianza para el Desarrollo Africano (Nepad, por sus siglas en inglés).
La Nepad fue adoptada luego de negociaciones con Wade para incorporar a ella partes de su Plan Omega. Sin embargo, el presidente senegalés se mostró luego crecientemente desencantando con esa iniciativa y declaró que "no ha construido un solo kilómetro de carretera en África". El comentario irritó a Mbeki.
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El apoyo de Wade a Mugabe "es parte de la vieja escuela de pensamiento de solidaridad entre países africanos", dijo a IPS Willie Breytenbach, profesor de ciencias políticas en la sudafricana Universidad de Stellenbosch.
Mugabe se proclamó el 27 de junio reelecto en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en las que fue único candidato a causa de la violencia contra la oposición.
Las sanciones que podrían llegar a adoptar las naciones de ese continente, agregó, "serían meramente simbólicas, ya que el comercio entre los países africanos es insignificante".
El tratado bilateral firmado en abril por Senegal y Sudáfrica apunta a intensificar el comercio regional.
Sudáfrica es, por lejos, el socio más poderoso. El año pasado sus exportaciones a Senegal llegaron a 53,6 millones de dólares, mientras que las importaciones apenas superaron los 396.000 dólares.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores sudafricano Ronnie Mamoepa dijo a IPS que su país quiere consolidar las relaciones bilaterales con todas las naciones del continente.
Pero analistas consideran que el tratado con Senegal tiene el objetivo fundamental de fortalecer los lazos políticos antes que los económicos.
Sudáfrica es el miembro más poderoso de la SADC, mientras que Senegal es el país más influyente entre las naciones francófonas de África occidental, dijo Breytenbach.
A pesar de las diferencias entre Mbeki y Wade, ambos países son socios fundadores de la Nepad, una iniciativa de la Unión Africana (UA) para promover el desarrollo del continente.
La ministra sudafricana de Relaciones Exteriores, Nkosazana Dlamini-Zuma, señaló en una reunión entre funcionarios de su país y senegaleses que algunos de los mayores desafíos que afronta el continente son la pobreza, las enfermedades, la falta de desarrollo y el cambio climático.
Asimismo, enfatizó la importancia de las tecnologías de la información y la comunicación y elogió una iniciativa de Wade para reducir la brecha digital entre el Norte y el Sur, de modo de ofrecer más oportunidades a los africanos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Senegal, Cheikh Tidiane Gadio, reiteró el compromiso de su país con la organización por parte de Sudáfrica del campeonato mundial de fútbol en 2010, asumido por los jefes de Estado en la cumbre de 2007 de la UA.
Gadio destacó similitudes en la historia de ambas naciones para destacar que la cooperación mutua sería de gran beneficio para todo el continente. "Creo sinceramente que Senegal y Sudáfrica pueden ser el 'equipo de los sueños' africano", afirmó.
Por otra parte, Gadio dijo que debían protegerse dos islas de ambos países que fueron declarados patrimonio de la humanidad: Robben y Goree.
La isla Robben fue usada como prisión por el gobierno sudafricano durante los años del apartheid, el régimen de segregación racial institucionalizada impuesto por la minoría blanca, que concluyó en 1994. El ex presidente Nelson Mandela (1994-1999) pasó allí la mayor parte de sus 27 años como preso político.
La isla Goree, en Senegal, fue un centro de concentración y transferencia de esclavos.