NACIONES UNIDAS: Consejo de Seguridad en punto muerto

El Consejo de Seguridad de la ONU corre el riesgo de verse paralizado por su tratamiento de diversas crisis internacionales, entre ellas las de Birmania, Irán, Kosovo, Palestina, Sudán y Zimbabwe.

El Consejo, único órgano de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) encargado de dictaminar la guerra o de imponer la paz, fue impotente cuando, en los últimos 19 meses, China y Rusia vetaron propuestas de sanción contra los gobiernos de Birmania y Zimbabwe.

Los otros tres miembros permanentes del cuerpo, y por ende con la facultad de vetar sus resoluciones, son Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.

En enero del año pasado, Washington, con apoyo de los restantes gobiernos occidentales, intentó sancionar al gobierno birmano por sus violaciones a los derechos humanos. Pero fracasó por el veto de Beijing y Moscú.

A principios de este mes la historia volvió a repetirse, cuando China y Rusia impidieron la adopción de sanciones contra Zimbabwe, donde la violencia desatada por el gobierno obligó a la oposición a no presentarse en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 27 de junio.
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China y Rusia vetaron esa resolución, también auspiciada por las naciones occidentales, con el argumento de que asuntos internos —como los derechos humanos o las elecciones— no constituyen amenazas para la paz y seguridad internacionales, objetivos primarios del Consejo de Seguridad.

Este "doble veto" fue "muy decepcionante, un retroceso de la ONU en su capacidad de defender los derechos humanos", dijo a IPS Stephen Zunes, profesor de política y estudios internacionales de la Universidad de San Francisco. Pero, agregó, "no representa un precedente significativo".

Por ejemplo, hubo muchos casos de triple veto —Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña—, para bloquear sanciones contra Sudáfrica durante la era del apartheid, el régimen de segregación racial institucionalizada impuesto por la minoría blanca, que llegó a su fin en 1994.

"También Estados Unidos vetó en múltiples ocasiones acciones de la ONU en respuesta a violaciones de Israel a la ley humanitaria internacional en Cisjordania, que, a diferencia del caso de Zimbabwe, ni siquiera planteaban cuestiones de soberanía nacional, pues se trataba de un territorio ocupado", señaló Zunes.

Estados Unidos y Francia bloquearon repetidamente resoluciones referidas al conflicto en Sahara Occidental, a causa de su apoyo al monarca de Marruecos, agregó.

"Hay que preguntarse qué hubieran hecho Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña si se consideraba una resolución para imponer sanciones a Guinea Ecuatorial o a cualquiera de la docena de dictaduras africanas que cuentan con apoyo occidental", destacó Zunes.

Aunque la hipocresía occidental no sirve como excusa para justificar que China y Rusia impidieran adoptar una acción firme en el caso de Zimbabwe, no es posible esperar que esos países actúen más responsablemente en defensa de los derechos humanos en tanto Londres, París y Washington no hagan lo mismo, afirmó el experto.

Un analista político observó que, si Occidente lograba imponer su voluntad, el Consejo de Seguridad hubiera sancionado a Birmania, Irán, Sudán y Zimbabwe, e incluso admitido a Kosovo, que se independizó de Serbia, como el miembro 193 de la ONU, algo que habría sido vetado por Moscú.

En cambio, agregó, si China y Rusia lograban imponer su voluntad, el organismo hubiera castigado a Israel por su ocupación de los territorios palestinos, disparando los vetos de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.

Este conflictivo escenario político mantiene al Consejo de Seguridad en un punto muerto permanente.

Luego del doble veto en el caso de Zimbabwe, un diplomático asiático dijo a IPS que muchos esperaban que China y Rusia se abstuvieran, "pero algo sucedió".

La decisión de Moscú de recurrir al veto endureció la posición china, agregó. "Existía la impresión de que Beijing trataría de adoptar una posición flexible, dada la inminencia de los Juegos Olímpicos, pero evidentemente eso no los detuvo", indicó el informante.

"Tengo entendido que China y Rusia demandaron garantías a las potencias occidentales para que el Consejo de Seguridad suspendiera cualquier acusación de la Corte Penal Internacional contra el presidente sudanés, Ahmad Al-Bashir, a cambio de su abstención", agregó el diplomático. El asunto podría ser considerado por el organismo en el futuro próximo.

Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña habrían respondido que la justicia debía seguir su curso. El doble veto puede ser el anuncio de un periodo de mayor tensión y división en el Consejo de Seguridad, que lo llevaría a una parálisis aun más pronunciada, advirtió.

Bill Fletcher Jr., director ejecutivo del sitio de Internet BlackCommentator, dijo a IPS que las sanciones contra el régimen de Zimbabwe, inspiradas por Estados Unidos, "carecen de toda autoridad moral, aunque esto no es excusa para el manejo autocrático de Mugabe".

La invasión de Iraq, sumada a las amenazas contra Cuba, Irán, Venezuela y otros países, agregó Fletcher, impiden que Estados Unidos juegue un papel de importancia en la resolución de la crisis de Zimbabwe.

La Unión Africana (UA) debe ser presionada a asumir el liderazgo en este tema, junto con la Comunidad de Desarrollo de África Meridional (SADC, por sus siglas en inglés), opinó.

"Son los africanos quienes deben encabezar las acciones contra el régimen de Mugabe", explicó Fletcher.

Este lunes, el gobierno de Zimbabwe y la oposición acordaron, como consecuencia de la intervención de la UA y la SADC, iniciar un diálogo "con miras a una solución a la crisis genuina, viable, permanente y sustentable".

Un diplomático de un país en desarrollo que solicitó mantener su identidad en reserva dijo a IPS que Occidente tiende a ampliar el alcance de la definición sobre lo que constituye "una amenaza a la paz y la seguridad internacionales".

Aunque la Carta de las Naciones Unidas deja cierto margen de maniobra para las interpretaciones, el concepto de "amenaza" ha sido generalmente limitado a los casos de guerra y violencia, agregó.

"Ahora asistimos a un intento occidental de incluir cualquier tipo de transgresión como justificativo para una intervención del Consejo de Seguridad", dijo el diplomático.

En el caso de Zimbabwe, el argumento fue que los obstáculos al régimen democrático de gobierno y a las elecciones libres y justas, así como las violaciones de derechos humanos, entraban dentro de una posible nueva definición de "amenazas".

Se trata, señaló, "del mismo tipo de razonamiento que Occidente aplicó respecto de Birmania, en relación con su proceso político y la crisis humanitaria".

A juicio del diplomático, existe una tendencia occidental de imponer al mundo sus valores. "Esto es evidente en todo el sistema de la ONU, pero mucho más en los ámbitos que tratan temas sociales, humanitarios y culturales, y ahora, de manera creciente, en el Consejo de Seguridad", dijo.

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