El sur de Líbano es conocido por sus bosques de naranjos y sus exuberantes bananos. También como el campo de feroces batallas donde suelen materializarse los conflictos regionales. En los últimos meses hubo allí otras conmociones, esta vez sísmicas.
Más de 500 terremotos sacudieron Líbano desde el 12 de febrero, cuando uno de cinco grados en la escala de Richter hizo temblar la meridional aldea de Srifa, cuya población entró en pánico.
"Oímos extraños sonidos que se elevan de la tierra cada mañana, como un profundo eco que es inmediatamente seguido por un terremoto. Esto ocurre diariamente al alba", dijo el alcalde de Srifa, Ali Eid.
Los temores de la población aumentan con cada temblor, especialmente desde que Israel advirtió, el 30 de junio, que un terremoto masivo podría azotar pronto a Líbano.
"Líbano está surcado por fallas, muchas de las cuales se originan en Yamouneh, el sector libanés de la falla de transformación del mar Muerto que se extiende desde Jordania hasta Turquía", dijo Maya el-Kibbi, geóloga en la American University de Beirut.
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Líbano se extiende en la frontera entre la cuenca arábiga y la cuenca africana.
Una falla es una fisura extendida en un cuerpo rocoso subterráneo, marcada por el desplazamiento y la discontinuidad a cada lado.
Las fallas se originan en levantamientos y compresiones de las rocas causadas por movimientos verticales y horizontales originados por la energía interna de la Tierra. Las de transformación son zonas de roce entre placas tectónicas.
En Líbano también existen muchas otras fallas terrestres. La de Roum se extiende desde la pintoresca aldea meridional de Marjayoun hacia Beirut, mientras que la de Serghaya es una de las principales fallas "de rumbo" (fallas verticales donde los bloques rocosos se mueven horizontalmente).
Sin embargo, según El-Kibbi, es la falla de Sour Zrariyeh, en el sur, la que estaría causando buena parte de la actividad sísmica en Srifa.
Líbano sufrió varios fuertes terremotos a lo largo de la historia, algunos de los cuales devastaron el país. "El del 551 de la era cristiana, de siete grados, causó un tsunami y una gran destrucción, principalmente en las ciudades costeras, especialmente alrededor del área de Batroun", en el norte, dijo El-Kibbi.
Ese sismo resultó de una falla cerca de las costas libanesas.
Luego, Líbano fue azotado por terremotos importantes en 1170, 1202, 1759, 1837 y 1956. Los años 1983 y 1997 fueron de una significativa actividad sísmica procedente de varias fallas.
"Todos los temblores que experimentamos ahora ocurren alrededor de Sour Zrariyeh, una falla relativamente pequeña. La intensidad de un terremoto habitualmente es proporcional al tamaño de la falla involucrada", dijo El-Kibbi.
En este caso en particular, semejante falla no puede causar un terremoto de más de seis grados, o sea de intensidad media.
La sismóloga dijo que los temblores y terremotos o bien anuncian una actividad sísmica mayor o bien indican que la energía procedente de la tierra se diluye gradualmente. "Sin embargo, no podemos predecir cuál de las dos instancias puede estar ocurriendo", agregó.
Los terremotos pueden suscitarse en cualquier momento en que haya suficiente energía de deformación elástica almacenada para conducir a fracturas a lo largo de una planicie con fallas.
La mayor parte de los límites entre bloques tienen esas asperezas, lo que conduce a un almacenamiento de energía. Cuando la presión aumenta lo suficiente, se quiebra a través de la irregularidad, liberando la energía almacenada y causando un terremoto.
La energía de deformación resulta del incremento de la energía interna acumulada dentro de un sólido deformable.
"Incluso en el caso de un terremoto de magnitud media, de seis grados, no debería haber víctimas si los edificios estuvieran construidos adecuadamente", sostuvo El-Kibbi.
Sin embargo, la mayoría de los edificios del sur fueron erigidos de modo desordenado por la población local, a menudo sin la asistencia de un arquitecto y sin cumplir con los requisitos de la construcción antisísmica.
Además, muchas construcciones se vieron debilitadas por los intensos bombardeos que tuvieron lugar durante la guerra de 2006 entre Israel y el movimiento chiita Hezbolá.
El terremoto del 12 de febrero sacudió aun más los cimientos de edificios en Srifa, quebrando paredes y techos y obligando a muchos habitantes de la aldea a abandonar sus hogares y vivir en tiendas de campaña.
"Unas 20 familias cuyas casas fueron dañadas de modo significativo actualmente viven en los campamentos", dijo Eid.
El-Kibbi aconsejó una inspección cuidadosa de los cimientos de edificios y, en lo posible, que se los refuerce antes de que los habitantes vuelvan a sus hogares, para impedir que haya víctimas en caso de que se produzca un terremoto de magnitud media.
Mientras, muchos aldeanos de Srifa apuestan por lo seguro, renunciando a la protección que les brindan las paredes y refugiándose bajo las estrellas.