Menos de un mes antes del inicio de los Juegos Olímpicos, la obsesión de las autoridades de China con la seguridad y la imagen determinaron tantas restricciones para la población de la capital que muchos pekineses ya desean que todo termine.
"Se habló mucho de la economía 'olímpica' y los beneficios para los pequeños empresarios privados como yo, por la llegada de muchos visitantes extranjeros", relató el vendedor de ropa Wang Xingfei.
"Ahora nos dicen que debemos cerrar los negocios y quedarnos en casa al menos hasta que finalicen los juegos", se lamentó Wang, cuyo comercio fue clausurado por "indecoroso" e "inseguro". El inicio del torneo está previsto para el 8 de agosto.
Los cierres también afectaron a centenares de negocios que venden copias "piratas" (ilegales) y baratas de filmes en DVD. Las autoridades intentan ocultar la existencia de este sector de la economía negra a los ojos de los esperados 500.000 turistas.
"Mirar películas en DVD piratas es mi pasatiempo favorito. Es muy divertido y barato poder ver los nuevos filmes mientras todavía se están exhibiendo en los cines de Estados Unidos", relató Xiao Jiang, cliente habitual de un negocio de vídeos en el mercado de Yaxiu.
[related_articles]
"Vamos a pasar unos meses aburridos porque tienen miedo de vender, incluso en la trastienda", agregó, mientras contemplaba los estantes vacíos del local, que ya no exhiben más los últimos estrenos sino clásicos como "Lawrence de Arabia" y "Lo que el viento se llevó".
Durante siete años Beijing no reparó en gastos con la vista puesta en los Juegos. Los líderes chinos consideran que tener éxito en la olímpica tarea es cuestión de orgullo nacional, que colocará al país en un lugar de importancia internacional.
Pero muchos habitantes están comenzando a sentir "fatiga olímpica" a causa de los cambios en su vida diaria, impuestos por las medidas de seguridad y de mejora de la imagen adoptadas por las autoridades.
El precio de convertir a Beijing en anfitriona de los Juegos Olímpicos es alto. Para purificar el aire y tomar otras medidas ambientales, el gobierno ordenó la suspensión de cientos de miles de proyectos y forzó a industrias contaminantes a interrumpir sus actividades por un largo tiempo.
Miles de trabajadores migrantes han forzados a volver a sus lugares de origen.
"Incluso si tuviéramos la posibilidad de hacer algunos pequeños trabajos de construcción en los próximos dos meses no podríamos, porque no se permite la entrada en la ciudad de camiones que transporten cemento o materiales de construcción", dijo Shao, un contratista que pidió que sólo se mencionara su apellido.
Aunque sus ingresos caen en picada, Shao todavía debe pagar por la comida y alojamiento de los trabajadores migrantes que lograron permanecer en Beijing para no correr el riesgo de perderlos, ya sea porque retornan a sus hogares o van a otra ciudad en búsqueda de empleo.
La clausura temporal de industrias contaminantes y obras en construcción se extiende a una enorme área que comprende cuatro provincias en China septentrional. En la oriental ciudad puerto de Tianjin, cercana a la capital, la veda afecta a unas 40 fábricas y más de 20 sitios de construcción.
En Beijing, un draconiano régimen de tránsito, que entrará en vigor el próximo domingo, impedirá la circulación por las calles de la ciudad de la mitad de sus tres millones de automóviles. El objetivo es librar al cielo de la capital de su característico smog.
En las primeras dos semanas de julio hubo apenas dos días claros, a pesar de la fabulosa inversión de 40.000 millones de dólares realizada con miras a los juegos.
Muchos atletas extranjeros temen que estas medidas no limpiarán el ambiente lo suficiente como para que puedan competir sin verse afectados.
Buena cantidad de equipos, que incluyen al holandés de remo, el suizo de triatlón y el estadounidense de natación, optaron por entrenarse en Corea del Sur y Japón y llegar a Beijing pocos días antes de sus competencias.
Pero los deportistas extranjeros no son los únicos que prefieren estar lejos a la capital. Muchos de sus residentes están considerando tomarse una pausa de la regimentada vida de la ciudad y hacer coincidir sus vacaciones con los Juegos Olímpicos.
Entre ellos se encuentra Michael Guo, quien enseña tenis a niños y habitualmente se mueve por la ciudad en motocicleta. "Ahora no voy a poder usarla. No podré trabajar. Así que pienso irme a la isla de Sanya y ver todo por televisión", señaló.
Comenzando esta semana, todos los vehículos registrados fuera del área de Beijing, al igual que quienes los ocupen, deberán someterse a controles de seguridad. Las autoridades dicen que buscan prevenir sabotajes y han establecido más de un centenar de puestos de control en las calles de la capital.
Más de 100.000 hombres, entre militares, policías y personal de fuerzas de seguridad, estarán desplegados en la ciudad para evitar que manifestantes protibetanos, seguidores del proscripto movimiento espiritual Falun Gong o activistas por la democracia empañen la fiesta olímpica. Tendrán el auxilio de 600.000 voluntarios civiles.
Extremas medidas de seguridad también rodearon la semana pasada a los ensayos de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, cuyo director artístico es el cineasta Zhang Yimou, entre cuyos filmes se encuentra el de artes marciales "Héroe", nominado para el Oscar a la mejor película extranjera en 2003.
Se espera que el cineasta produzca un espectáculo digno de ser recordado. Se ignora cuál será el tema y el estilo de la ceremonia inaugural: constituye un secreto de Estado y quienes participarán en ella debieron firmar acuerdos de confidencialidad.
Pero existen muchas especulaciones acerca de que Zhang hará "volar" a miles de actores para recrear la magia de los movimientos del kung-fu.
"Si logramos ver eso, todas las penurias habrán valido la pena", afirmó Xiao Jiang, el adicto a los DVD ilegales. Y espera poder comprar, una vez pasada la paranoia que rodea a los Juegos Olímpicos, una copia "pirata" de la ceremonia inaugural.