Por compartir frontera con Israel y con el territorio palestino de Gaza, Egipto ha cumplido un papel importante en el persistente conflicto que los enfrenta. Su propuesta de «calma» («tahdia»), que entró en vigor a fines de junio, es el último ejemplo de ese rol.
La participación de El Cairo comenzó a ser mayor desde junio de 2007, cuando el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) tomó por las armas el control de Gaza, un año y medio de su triunfo en las elecciones legislativas palestinas.
Por su parte, Mahmoud Abbas, sucesor del histórico líder Yasser Arafat al frente del moderado y secular Partido Fatah, preside la Autoridad Nacional Palestina (ANP) desde Cisjordania.
Desde entonces, Israel selló sus fronteras con la franja de Gaza y Egipto hizo lo mismo, alegando falta de acuerdos fronterizos formales.
La situación precaria hizo que este país fuera acusado de asistir a Israel en el asedio al territorio palestino, causante de graves penurias a sus alrededor de 1,5 millones de habitantes.
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El ex embajador de Egipto en Israel y presidente del Comité de Asuntos Árabes de la Shura (cámara alta del parlamento) Mohammed Bassyouni conversó con IPS sobre esos asuntos.
IPS: El mes pasado, Egipto desempeñó un papel central como promotor de la tahdia, un intento de calmar las hostilidades entre Israel y los diversos grupos de resistencia palestinos en Gaza. ¿Cuáles son exactamente los términos del acuerdo?
MOHAMMAD BASSYOUNI: La tahdia se implementa de forma gradual y en etapas.
La primera de ellas consiste en calma por calma. Es decir, ambos bandos deben detener las agresiones mutuas. El asedio a la franja de Gaza debe levantarse de forma paulatina y abrirse gradualmente los cruces fronterizos, a fin de permitir el ingreso de alimentos, combustible y otros suministros esenciales.
Cuando eso se logre estarán dadas las condiciones para un acuerdo de intercambio de prisioneros. Y sólo después se puede comenzar a trabajar en un diálogo interpalestino, a fin de alcanzar cierto grado de unidad nacional.
No debe ser sólo un diálogo entre Hamás y Fatah, sino también entre Fatah y otras 13 organizaciones de Cisjordania y Gaza.
Cuando la tahdia se traduzca en una mejora de la vida cotidiana de los palestinos, cuando tengan suficiente alimento y medicamentos, entonces la población va a reclamar un diálogo interpalestino.
El objetivo último de la tahdia es aliviar el sufrimiento de los palestinos de la franja de Gaza.
— Israel ha acusado varias veces a la resistencia palestina de la franja de Gaza de violar la tregua mediante disparos de cohetes de corto alcance contra su territorio. ¿Son denuncias veraces?
— Hamás está totalmente comprometido con los términos del cese del fuego. Pero hay otras facciones más pequeñas, que carecen de dirección y liderazgo, que no lo están. De hecho, Hamás tomó medidas para detener a quienes lanzan cohetes de Gaza a Israel.
Hay una gran diferencia entre que Hamás lance cohetes contra objetivos israelíes a que lo hagan grupos solitarios. Egipto pidió al Estado judío que distinga entre ambos y que respete los términos de la tahdia a fin de avanzar en las etapas subsiguientes del acuerdo.
— Por su parte, Hamás se queja de que los cruces fronterizos con Israel y Egipto siguen cerrados al paso de personas y bienes. ¿Por qué Egipto no abre el suyo de Rafah, el único en su frontera de 14 kilómetros con ese territorio palestino, de forma permanente?
— De acuerdo con los términos del acuerdo, los seis cruces fronterizos que tiene Israel con Gaza deben abrirse de forma gradual. En cuanto al de Rafah, hay una apertura limitada que permite la circulación en ambos sentidos de pacientes, estudiantes y trabajadores.
Pero no existe un mecanismo para que quede abierto de forma permanente, salvo por un protocolo firmado en 2005 por la ANP e Israel. Toda apertura permanente y continua debe ajustarse a ese documento.
— La tahdia promovida por Egipto sólo abarca la franja de Gaza. ¿Se aprovecha Israel del cese del fuego para tomar medidas contra la resistencia de Cisjordania, bajo control de la ANP?
— A fin de que la tahdia tenga éxito en Gaza, Israel debe evitar provocaciones en Cisjordania. Por desgracia, las incursiones militares israelíes contra ese territorio palestino ocurren a diario.
Las agresivas políticas israelíes, que incluyen la construcción del "muro de seguridad", asesinatos y puestos de control en Cisjordania, no contribuirán al éxito de la tahdia.
Israel debe apuntar a construir cierto grado de confianza mutua con los palestinos a fin de reactivar el estancado proceso de paz y avanzar hacia negociaciones definitivas.
— Este país trata de promover un acuerdo de intercambio de prisioneros entre Israel y Hamás que incluya la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, capturado por facciones insurgentes en 2006, y de otros palestinos. ¿Hubo avances al respecto?
— Egipto trabaja en una propuesta de intercambio de prisioneros que incluya la liberación de Shalit a cambio de unos 450 prisioneros palestinos, incluidos algunos sentenciados por "crímenes graves" por tribunales israelíes.
Pero Israel sólo aprobó 71 de los nombres propuestos y se niega a liberar a los que considera que tienen "sangre israelí en sus manos". Sin embargo, se comprometió a "estudiar" la puesta en libertad del resto una vez que Shalit sea liberado.
Egipto se esfuerza por superar esos obstáculos y llegar a un intercambio de prisioneros aceptable para ambas partes. Tanto a Israel como a Hamás les conviene concluir un acuerdo de ese tipo.
— Desde la conferencia de paz de noviembre de 2007 en Annapolis, Estados Unidos, Abbas mantiene negociaciones con el primer ministro israelí Ehud Olmert a fin de reactivar la hoja de ruta promovida por Washington. ¿Esas conversaciones, que hasta ahora no lograron avances, tienen posibilidades reales de éxito?
— Para que las conversaciones entre Abbas y Olmert logren a algo, Israel debe cumplir sus compromisos estipulados en la primera etapa de la hoja de ruta.
Primero, Israel tiene que retirarse hasta las fronteras anteriores al 28 de septiembre de 2000 (cuando Israel ocupó gran parte de Cisjordania tras el comienzo de la segunda Intifada). Es decir que debe abandonar 42 por ciento del territorio cisjordano de acuerdo con los acuerdos de Oslo de 1993.
Segundo, debe detener la colonización de los territorios árabes ocupados y terminar con su política de asesinatos.
Y tercero, debe permitir el libre tránsito de bienes y personas hacia, y desde, los territorios palestinos.
El Estado judío debe atenerse a esas condiciones si quiere mantener el actual cese del fuego e iniciar negociaciones con vistas a un acuerdo definitivo con los palestinos.