Ocho años de esfuerzos para financiar nuevas armas e incorporar nuevos blancos potenciales para un ataque nuclear de Estados Unidos, como Corea del Norte e Irán, parecen estar llegando a su fin junto con el mandato del presidente George W. Bush.
El director de investigaciones de la no gubernamental Asociación para el Control de Armamentos, Wade Boese, dijo a IPS que notaba un nuevo tono en la materia en la actual campaña electoral estadounidense, rumbo a los comicios generales del 10 de noviembre.
Esto se produce un año después de un llamamiento a eliminar las armas atómicas, realizado por los ex secretarios de Estado (cancilleres) Henry Kissinger y George Schultz, el ex secretario (ministro) de Defensa William Perry y el ex senador Sam Nunn.
"Actualmente tenemos miles de cabezas nucleares. Espero dar los pasos necesarios para llegar a una fuerza significativamente más pequeña", declaró el senador John McCain, virtual candidato del oficialista Partido Republicano.
De todas formas, Boese, cuya organización tiene su sede en Washington, considera que el desarme nuclear no constituye un tema central en la campaña.
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"No hay mucho al respecto en las plataformas de los aspirantes. Han dicho todas las cosas correctas, en el sentido de que debemos reducir nuestras fuerzas nucleares y mostrar liderazgo", agregó.
Según Boese, el senador Barak Obama, triunfador en las internas del opositor Partido Demócrata, es quien parece más decidido a adoptar una actitud más agresiva en materia de desarme nuclear.
"Creo que sería un grave error usar armas atómicas en cualquier circunstancia que involucre a civiles", dijo Obama hace un año, aunque enseguida agregó: "Déjenme borrar eso. Es un tema que no está sobre la mesa."
A Boese lo preocupa que otros temas de mayor peso, como la guerra de Iraq, puedan "distraer" al próximo gobierno de la tarea de asumir seriamente los complejos detalles del desarme nuclear.
Otro experto en control de armamentos, David Culp, prevé un cambio sustancial en la política estadounidense cualquiera sea el ganador en las elecciones presidenciales.
"Existe frustración en ambos partidos con las políticas de Bush. Creen que fueron demasiado lejos y que dañan la posición de Estados Unidos en el mundo, al tiempo que socavaron nuestros esfuerzos para evitar la proliferación nuclear", señaló a IPS.
Tanto McCain como Obama declararon que apoyan el Tratado de No Proliferación Nuclear, que será revisado en 2010 en una conferencia internacional en la ciudad de Nueva York, según recordó Culp.
También están de acuerdo en aumentar el presupuesto de la Agencia Internacional de Energía Atómica, responsable por la implementación de ese tratado.
Sin embargo, existen diferencias en las posiciones de los diferentes partidos. "Sé que los demócratas están pensando en drásticas reducciones en el arsenal estratégico", dijo Culp.
McCain y Obama tomaron distancia de la decisión del gobierno de Bush de permitir que expire en diciembre de 2009 el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, un proceso de verificación orientado al control de los arsenales de Washington y Moscú..
Según Culp, los rusos querrían negociar una reducción de los respectivos arsenales, incluidas las más de 1.000 cabezas nucleares con que ambos países destinan a apuntarse mutuamente.
Mientras los demócratas buscan reducir a la mitad el número de misiles nucleares, McCain y los republicanos no han mencionado metas al respecto, salvo declarar su intención de mantener el tratado de control en vigencia, agregó.
Si llega a la presidencia, McCain dejará en manos de los jefes militares la determinación de la magnitud de la reducción del arsenal nuclear estadounidense, una perspectiva que no entusiasma a Culp.
"Prácticamente todos los tratados de control de armas que tuvimos fueron fruto del liderazgo político de la Casa Blanca", afirmó.
Obama también prometió que el tratado que prohíbe los ensayos de armas nucleares será una prioridad si se convierte en presidente.
Entre quienes votaron contra su ratificación en el Senado en 1999, y con éxito, se encontraba McCain, quien luego declaró cautelosamente que estaba dispuesto a reexaminar la cuestión, comentó Culp.
Por otra parte, McCain, quien integró durante mucho tiempo la comisión de Defensa del Senado, apoyó el controvertido sistema de defensa con misiles, incluido su despliegue en Polonia y la instalación de una estación de radar en República Checa.
"Creo que existe alguna posibilidad de que se dejen de lado si ganan los demócratas", agregó.
Culp considera alentador que el Congreso considere una revisión de la política nuclear estadounidense, luego de rechazar propuestas del gobierno de Bush para financiar el desarrollo de nuevas armas nucleares, entre ellas bombas capaces de destruir las instalaciones subterráneas iraníes de enriquecimiento de uranio.
Martin Butcher, investigador del Instituto Acronym para la Diplomacia del Desarme, con sede en Gran Bretaña, dijo a IPS: "La doctrina estadounidense permite el uso de armas nucleares para impedir que un país como Irán, que tiene la posibilidad de producirlas, convierta ese potencial en una realidad."
En el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, los países europeos discrepan con Estados Unidos. Quieren limitar su capacidad de lanzar un primer ataque contra naciones que cuentas con armas nucleares, como China y Rusia.
Washington, por su parte, amplió su lista de potenciales blancos para incluir a Estados que posean armas de destrucción masiva, especialmente químicas y biológicas, o convencionales de gran poder, dijo Butcher.
La posibilidad de lanzar ese primer ataque era vista como un "último recurso" durante la presidencia de Bill Clinton (1993-2001), pero se convirtió en parte central de la estrategia militar del país durante el mandato de Bush.
Sin embargo, el analista militar Lowell Schwartz, del centro de estudios estadounidense Rand, dijo que esa posición no debe ser tomada literalmente, ya que "no se trata de usar las armas nucleares primero" sino de desalentar las amenazas sin ir realmente a la guerra.