Camboya vive su última semana de campaña con vistas a las elecciones nacionales del próximo domingo, agitada por el asesinato de un conocido periodista y la tensión con Tailandia por la pertenencia de un antiguo templo hindú.
El asesinato de Khim Sambo el 11 de este mes en Phnom Penh ensombreció la campaña, que hasta entonces no había tenido incidentes violentos, y golpeó a los medios de comunicación.
"Los camboyanos están asustados", señaló Kek Galabru, presidenta de Licadho, conocida organización de derechos humanos que investiga el incidente.
"El asesinato tendrá un impacto negativo sobre las elecciones. Los periodistas se autocensurarán. Tiene consecuencias escalofriantes. La gente ya se pregunta quién será el próximo", añadió.
Existen versiones que especulan acerca de que el asesinato de Sambo pudo tener motivos políticos, pero en realidad todavía no hay pruebas de ello.
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"Estimamos que hay 70 por ciento de posibilidades de que se trate de un caso de venganza", declaró el comisario Touch Naroth. "El periodista pudo tener problemas personales", apuntó.
La explicación más factible, según organizaciones de derechos humanos locales e internacionales, es que Sambo fue asesinado por el contenido de sus artículos.
Veterano periodista del diario Monseaseka (Conciencia Jemer), vinculado al Partido Sam Rainsy, principal agrupación opositora, Sambo escribió sobre asuntos como corrupción, apropiación de la tierra y otros temas polémicos.
El editor de Monseaseka, Dam Sith, y también candidato por el Sam Rainsy, fue acusado el mes pasado de difamar a un ministro y encarcelado una semana.
Sith declaró al Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York, que estaba "preocupado de que Sambo hubiera sido objeto de una venganza por sus artículos sobre corrupción en el gobierno".
"Creo que el asesinato se vincula con su cobertura", indicó la activista Galabru. "En cualquier caso, se cometió un delito y queremos que las autoridades ordenen una investigación seria que lleve a los responsables ante la justicia".
No se han realizado detenciones de sospechosos hasta el momento, y tanto la oposición como organizaciones de derechos humanos son pesimistas al respecto.
El crimen de Sambo es uno de los ocho asesinatos o atentados contra periodistas desde 1994, indicó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
No hubo detenciones en ninguno de los casos y los responsables siguen libres, indicó esa agencia.
La incertidumbre respecto de la muerte de Sambo muestra las dificultades que padecen los periodistas en Camboya.
Casi todos los medios de prensa de este país tienen filiación política, ya sea por pertenecer a un partido o a una persona adinerada con fuertes vínculos políticos.
Los periodistas suelen ser pobres y muchos viven con miedo de ser víctimas de atentados o ataques legales por su trabajo, según una investigación realizada en 2008 por Licadho, acerca de la situación de la prensa.
"El miedo forma parte de la vida de muchos periodistas camboyanos", añadió.
El estudio menciona una encuesta realizada en 2007 a 150 periodistas según la cual 65 por ciento de ellos dijeron tener miedo de ataques físicos y 62 por ciento de acciones legales en su contra.
"Más revelador fue que 54 por cientos de los entrevistados dijo haber recibido amenazas físicas o legales", señaló el informe.
El informe también señaló que los problemas se deben a la corrupción endémica que padece la prensa. Muchos periodistas suelen aceptar sobornos para publicar una cobertura favorable o por no publicar artículos.
"Aun si el asesinato de Sambo no fuera por motivos políticos, el clima de miedo que crea es un asunto grave", indicó Mar Sophal, coordinador del Comité para Elecciones Libres y Justas de Camboya.
Es difícil dar una cifra exacta de la cantidad de muertes y actos violentos vinculados con los comicios.
Hasta fines de la semana pasada habían ocurrido por lo menos cuatro muertes por motivos políticos durante las cuatro semanas que oficialmente duró la campaña, según Sophal.
Tres de las víctimas eran activistas del Partido Popular Camboyano (PPC) y la cuarta, un partidario de la oposición.
Otro asunto que creó incertidumbre en los últimos días antes de los comicios del domingo es la escalada del diferendo entre Phnom Penh y Bangkok por la propiedad del templo de la provincia de Preah Vihear, ubicada en la frontera entre ambos países.
El enfrentamiento puso al primer ministro Hun Sen y al gobernante PPC en una difícil situación.
Debe tratar de evitarse que el conflicto se agrave y cañar la ira de la población por la presencia de soldados tailandeses en el templo, que la prensa en jemer considera como una "invasión".
El reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de que el templo era de camboyano desató una masiva demostración de fervor nacional en todo el país. Hubo manifestaciones, celebraciones culturales y fuegos artificiales.
Funcionarios del PPC se apresuraron a alabar a Hun Sen por la decisión del Comité de Patrimonio Mundial y pusieron anuncios publicitarios en todos los diarios en jemer.
"Trataron de adjudicarse el logro y utilizaron fondos estatales para promoverse como héroes", señaló Son Shhay, legislador del Partido Sam Rainsy. "Ahora se retractaron para no enfadar a los tailandeses".
En una misiva enviada el sábado al primer ministro tailandés, Hu Sen reafirmó que el templo es camboyano, pero abogó por una salida negociada al diferendo.
De hecho, ahora son los partidos de la oposición los que tratan de sacar réditos de la situación.
El Partido Sam Rainy calificó la presencia de soldados tailandeses en los alrededores del templo de "invasión" y señaló que el gobierno debe negarse a negociar, "mientras el gobierno tailandés permanezca en territorio camboyano".
Pidió, además, el retiro del embajador tailandés y medidas para "fortalecer las fuerzas armadas para convertirlo en un ejército nacional capaz y bien equipado con armas adecuadas para resistir la invasión de países vecinos".