DERECHOS HUMANOS-DARFUR: China, abogada de Sudán

China pretende desactivar la acusación internacional de genocidio contra el presidente de Sudán, Omar Hassan Ahmad Al-Bashir, con el argumento de que complica las negociaciones de paz en la convulsionada región de Darfur, en ese país africano.

El vicepresidente Xi Jinping, designado para suceder al jefe del Partido Comunista Hu Jintao, le dijo a un enviado especial del presidente sudanés que su gobierno estaba muy preocupado por los intentos de la Corte Penal Internacional (CPI) de procesar a Al-Bashir.

"La interferencia externa podría dañar el proceso de paz en Darfur", señaló Xi durante esa reunión con Awad Ahmed al-Jaz, el representante de Al-Bashir.

Una objeción similar fue planteada por el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista Chino, luego de que el fiscal de la CPI, Luis Moreno Ocampo, pidiera el 14 de julio a ese tribunal que emitiera una orden de arresto contra Al-Bashir.

Moreno Ocampo señaló que el presidente sudanés orquestó una campaña de genocidio que tuvo como consecuencia el asesinato de 35.000 personas y la "muerte lenta" de otras 100.000 en la región de Darfur.
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China se opone a la acusación contra Al-Bashir porque "arrojaría más nafta al incendio en un momento crítico", según el Diario del Pueblo. Esa acción "amenaza con destruir los esfuerzos orientados a la negociación política entre las autoridades de Sudán y los grupos armados antigubernamentales", agregó.

"La solución de este problema demanda que todas las partes actúen con prudencia, realicen consultas sobre una base de igualdad y busquen la cooperación, en lugar de precipitarse a la imposición de sanciones, acusaciones, veredictos e incluso la emisión de órdenes de arresto", señaló el diario.

China no quiere que se la perciba como obstáculo para una solución a la grave crisis humanitaria en Darfur, a la que se suma la investigación por genocidio, tras haber realizado grandes esfuerzos diplomáticos para ser considerado un actor confiable en la arena política internacional.

A una semana del inicio de los Juegos Olímpicos, Beijing también se enfrenta con la perspectiva de que se registren protestas por sus lazos con Jartum.

Pero en tiempos de alta inflación y con el precio del petróleo desbocado, China también quiere proteger sus intereses en Sudán, de donde importa siete por ciento de sus compras de crudo. El Banco de Sudán estima que 80 por ciento de las exportaciones de petróleo del país tienen a China como destino.

Sudán figura entre las naciones donde Beijing ha invertido más dinero. Ya suman más de 3.000 millones de dólares. En los últimos años, China ha desarrollado allí varios yacimientos petroleros, construyó un oleoducto de 1.496 kilómetros, una refinería y un puerto.

Ese país africano produce alrededor de 500.000 barriles de petróleo por día, pero los analistas consideran que explota apenas 15 por ciento de sus reservas totales. China, con una economía que ha crecido a tasas de dos dígitos durante cinco años consecutivos, quiere mantener su presencia en allí como un inversor clave y comprador de materias primas para asegurar su abastecimiento en el futuro.

Pero el conflicto en Darfur, que desde 2003 ha causado más de 300.000 muertes y produjo alrededor de 2,5 millones de desplazados, arroja una sombra sobre la presencia china en la región.

En el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde cuenta con poder de veto —al igual que Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia—, China se abstuvo en la mayoría de las votaciones de resoluciones destinadas a persuadir o forzar a Sudán a proteger los derechos humanos en Darfur.

Beijing es también el mayor proveedor de armas del país africano. Ha sido acusado por organizaciones de derechos humanos de violar el embargo dispuesto por la ONU, y proveyó a las milicias apoyadas por el gobierno que combaten a los rebeldes en Darfur.

El director cinematográfico estadounidense Steven Spielberg renunció a su posición como asesor artístico de los Juegos Olímpicos de Beijing en protesta por los estrechos lazos económicos y la protección que China ofrece a Sudán.

Pedidos para que líderes políticos boicotearan los Juegos no fueron oídos en la mayor parte de los casos, pero las críticas empujaron a China a asumir un papel más activo y público en la búsqueda de una solución para el conflicto de Darfur.

Beijing defiende su papel en la región enfatizando la "generosidad" de su ayuda económica al país y destacando el éxito de su "sutil diplomacia" para lograr que el gobierno de Jartum acepte el despliegue de una fuerza de paz conjunta de la ONU y la Unión Africana (UA).

Diplomáticos chinos señalan que su nación ha enviado ayuda a Sudán por valor de 11 millones de dólares. Este mes Beijing despachó a ese país a 172 ingenieros del ejército, que se sumaron a otros 143 militares que integran la misión de la ONU y la UA.

China se opone a la acusación de la CPI contra Al-Bashir porque teme que siente un precedente que, en algún momento, podría tener un efecto bumerán, dijo Ren Xiao, profesor del Instituto de Estudios Internacionales en la Universidad Fudan de Shanghai.

"La filosofía y práctica de la diplomacia china se originan en la herencia del pensamiento chino tradicional, representando por el dicho de Confucio sobre no hacer a otros lo que no se desea que le hagan a uno", escribió Ren en un comentario publicado por el diario en inglés China Daily.

Académicos chinos han aprovechado la oportunidad planteada por el arresto del ex líder serbobosnio Radovan Karadzic, también acusado de genocidio, para plantear dudas sobre la credibilidad de la CPI.

"Es legítimo preguntarse por qué algunos que fueron acusados salieron impunes mientras que un pequeño número es llevado ante la justicia", dijo Yu Fei, profesor de la Universidad China de Política y Derecho.

En su reunión esta semana con el enviado del presidente sudanés, Xi Jinping sugirió que debían tomarse en cuenta los llamados efectuados al Consejo de Seguridad de la ONU por la UA y la Liga Árabe para que se dejaran de lado las acciones contra Al-Bashir.

También esta semana, China y Rusia apoyaron una propuesta de Libia y Sudáfrica para que la CPI abandone el caso de Al-Bashir a cambio de una extensión del mandato de la misión de paz en Darfur de la ONU y la UA.

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