COMERCIO: OMC brilla por su opacidad

La exclusión de los ministros de unos 20 países de la sala de sesiones donde otros siete, representantes de las economías más robustas del planeta, intentaban decidir la suerte del comercio mundial, patentizó el déficit de transparencia que se endilga a la OMC.

El episodio, que no es nuevo en la historia de la OMC (Organización Mundial del Comercio), adquirió esta vez mayor relieve porque ocurrió en una semana crucial para la institución, dedicada a destrabar las negociaciones de la Ronda de Doha y de esa manera extender la liberalización comercial.

Agrega notoriedad el hecho de que uno de los excluidos haya sido la dueña de casa, Doris Leuthard, ministra de Economía y también consejera federal de Suiza, el país que hospeda a la OMC.

En una carta fechada este jueves, Leuthard reprochó al director general de la OMC, Pascal Lamy, por haber dejado a muchos de los ministros venidos expresamente a esta ciudad suiza "en la sala de espera".

Leuthard observó que sólo una participación ministerial amplia permitirá alcanzar los objetivos de unas negociaciones que atiendan las necesidades de todos los Estados miembros y comprometan políticamente a todos con los resultados.
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Una treintena de ministros y delegados del resto de los 153 Estados partes de la OMC examinan esta semana las bases de un acuerdo en las negociaciones de agricultura y de productos industriales, la primera fase del programa de Doha que contiene otros temas.

Lamy invitó a esos países a enviar sus ministros con el objetivo de concentrarlos en la ardua discusión de agricultura y productos industriales. El lunes, al abrirse las deliberaciones, los ministros se reunieron separados del resto de delegados en una sesión que se denomina "sala verde".

Pero un día después, cuando se hizo evidente que ese método no daba los resultados esperados, el director de la OMC optó por concentrar la negociación en un grupo más reducido, identificado como G-7, e integrado por Australia, Brasil, China, Estados Unidos, India, Japón y la Unión Europea.

Concluidas las sesiones de este jueves, ese mecanismo tampoco arrojó progresos, pero sí atrajo cuestionamientos de delegaciones oficiales y de la sociedad civil.

Susan Schwab, representante comercial de Estados Unidos, dijo que hasta ahora se han logrado ciertos avances, pero no los necesarios ni los que se esperaban.

La falta de transparencia de la OMC ha sido señalada tanto por críticos como por observadores imparciales.

Una situación parecida a la denunciada por Leuthard ya se había vivido durante la tercera conferencia ministerial de la OMC, realizada en la ciudad estadounidense de Seattle, en 1999.

Al llegar a la sala de la conferencia, las delegaciones de muchos países se encontraron con que no habían sido invitadas a participar de algunas reuniones, recordó en su página sobre negociaciones comerciales mundiales el Centro para el Desarrollo Internacional de la estadounidense Universidad de Harvard.

Esas sesiones reservadas para unos pocos miembros de la OMC han recibido siempre el nombre de salas verdes, por el color de las paredes de uno de los recintos del edificio de la institución, en Ginebra, donde se celebraban dichos acuerdos restringidos.

En realidad, no existe actualmente una habitación con los muros de ese color en la OMC, pero el nombre de sala verde perdura como sinónimo de un ámbito físico y político reservado para pocos privilegiados.

El Centro de la Universidad de Harvard puntualizó que, a partir de Seattle, la OMC introdujo cambios significativos y sigue mejorando el acceso público y de ciudadanos a la información acerca de sus procedimientos y decisiones, en lo que se denomina la transparencia externa.

De igual manera, ha perfeccionado el acceso equitativo de todos los Estados partes a las negociaciones y a la toma de decisiones, sostuvo el centro académico.

La no gubernamental Red del Tercer Mundo (TWN, por sus siglas en inglés), que sigue de cerca la marcha del comercio global, ha afirmado que la OMC es probablemente la menos transparente de las instituciones internacionales.

La mayoría o tal vez todas sus decisiones cruciales son elaboradas en reuniones informales. En muchos casos, sólo unos pocos países son invitados a esas sesiones. El lugar de esos encuentros, la fecha, la identidad de los participantes y las posiciones adoptadas por los países no son divulgadas, dijo TWN, con sede central en Malasia.

Al igual que Leuthard, el viceprimer ministro y ministro de Comercio de Kenia, Uhuru Kenyatta, dijo a Lamy que el proceso de negociaciones de ser inclusivo y transparente.

En calidad de representante del Grupo Africano, Kenyatta subrayó que a los países de ese continente, miembros de la OMC, les resultará muy difícil sumarse a un consenso en cuestiones convenidas por unos pocos miembros.

Por su parte, Jaime Tadeo, del Consejo Nacional de Cultivadores de Arroz de Filipinas y de la red internacional Vía Campesina, se declaró decepcionado cuando supo este jueves que el G-7 estaba adoptando decisiones en nombre de todos los pueblos del mundo. "Eso no es legítimo", dijo Tadeo.

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