La región colombiana del Eje Cafetero aporta 60 por ciento de la emigración de este país, con las mujeres como mayoría. Desde lejos se convierten en proveedoras de sus hogares, con fuerte impacto en la economía familiar y regional.
Por su tradición caficultora, los departamentos de Quindío, Risaralda y Caldas, el sur de Antioquia y el norte de Valle y Tolima conforman el Eje Cafetero, sobre la cordillera central colombiana.
En esta región, en el Área Metropolitana Centro Occidente (AMCO), conformada por los municipios de Pereira, Dosquebradas y La Virginia, en Risaralda, 54 por ciento de las remesas procedentes de España —principal destino— son enviadas por mujeres, según el estudio "Género y Remesas: Migración colombiana del AMCO hacia España", publicado el 6 de mayo.
De acuerdo con la investigación, 14,5 por ciento de los hogares de esta zona tienen al menos un miembro residiendo fuera del país. En 2006 se recibieron 3.890 millones de dólares en concepto de remesas de trabajadores, un aumento de 17,4 respecto al año anterior.
En todo el país, los giros de dinero desde el exterior suman casi 4.500 millones de dólares, equivalentes a tres por ciento del producto interno bruto (PIB) y a casi 62 por ciento de la inversión extranjera directa, según el Banco de la República.
Pero en la zona cafetera, por la gran emigración, las remesas constituyen 17 por ciento del PIB local, afirma William Mejía, director del Grupo de Movilidad Humana de la Red de Universidades Públicas (Alma Máter) conformada por 10 centros universitarios.
CAUSAS DE LA EXPULSIÓN
Mejía dirigió el trabajo de campo para el estudio "Género y Remesas…", realizado por el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer (Instraw) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia y el estatal Departamento Nacional de Estadísticas (DANE).
"La emigración de la región no es un fenómeno nuevo. Se inició hace medio siglo, durante la llamada época de La Violencia", dijo Mejía a IPS en referencia a la guerra civil que desató el asesinato del líder opositor Jorge Eliécer Gaitán en 1948.
En los años 60, la causa de la expulsión de población fue el conflicto armado, mientras en los años 80, otro empuje se debió al aumento de la violencia y los desplazamientos provocados en la zona por el narcotráfico.
Por su parte, "la última ola migratoria se inicia con la crisis económica tras la ruptura del Pacto Internacional del Café en 1989, que afectó la economía del Eje Cafetero en particular y la economía nacional en general", dice el estudio.
La liberalización del mercado del café condujo a una marcada caída de los precios, que llevó a la ruina a cultivadores en todo el mundo.
La situación empeoró en los 90 con "el proceso de reajuste estructural, basado en medidas de corte neoliberal promovidas por los organismos financieros internacionales", que aumentó el desempleo, disminuyó el poder adquisitivo, redujo la oferta de servicios sociales y acrecentó la violencia y la inseguridad provocando más emigración.
El endurecimiento de la política migratoria de Estados Unidos hizo que se reemplazara ese país como destino tradicional a favor de España, que además atraía por su idioma y políticas gubernamentales entonces más favorables. Se calcula que cerca de un millón de personas dejaron el país en el lustro comprendido entre 2000 y 2005.
EL PODER DE LAS MUJERES
Las mujeres aumentaron su salida del país hasta llegar en 2000 a 69,7 por ciento del total de colombianos con residencia legal en España. Aunque en los últimos años ha disminuido esta proporción, su presencia continúa siendo muy significativa.
El estudio asegura que las mujeres del Eje Cafetero que emigraron a España "viven un empoderamiento progresivo como principales proveedoras de sus hogares y como receptoras de remesas".
"Mi hija Isabel me manda mensualmente 750.000 pesos (440 dólares) con los que alcanzo a cubrir el servicio de salud, pagar impuestos y cubrir los gastos mínimos de manutención", dijo a IPS Gloria Calderón, en Pereira, capital de Risaralda.
Calderón es habitante del marginal sector de Cuba, con 150 barrios y 90 por ciento de personas desplazadas del campo por la violencia y la crisis cafetera.
"Isabel se fue hace nueve años porque después de un gran esfuerzo para estudiar agronomía, buscó trabajo por seis meses en muchos sitios, hasta en otros departamentos, pero no consiguió nada. Un año y medio después de que se había ido la llamaron de la Federación Nacional de Cafeteros para una entrevista, pero ya qué", dice Calderón con un dejo de decepción.
Su hija llegó a Madrid con contactos que le ayudaron en la primera época, la más compleja, porque "migrar no es fácil y por fortuna la gente empieza a reconocerlo", dice Mejía.
"Antes la gente sobredimensionaba lo vivido. Hoy se acepta que es difícil, aun cuando es verdad que también hay muchos factores positivos", agrega.
Si bien las mujeres y los hombres envían montos similares, para las primeras implica mayor esfuerzo, por los salarios menores. Además, sus envíos presentan mayor continuidad y frecuencia, señala el estudio.
Isabel trabajó primero cuidando ancianos, ocupación común para las mujeres inmigrantes. Luego logró sacar el permiso para conducir una motocicleta, empleándose en un restaurante que realizaba entregas a domicilio. Ahora es taxista y su proyecto es pilotear helicópteros, cuenta Calderón.
Además, compró dos taxis en Pereira, y con su pareja adquirieron hace poco una casa, "que quieren pagar rápido, para tener un fondo que les permita regresar en unos cinco años con un capital sólido, y que no les pase como a otras amigas que fueron, lograron unos ahorros, volvieron, pero fracasaron. Hace poco volvieron a irse", continúa.
GASTOS CORRIENTES
Según la investigación "Género y Remesas…", los envíos monetarios desde el exterior han contribuido a la compra de viviendas por parte de las familias receptoras, pero sobre todo se invierten en mejoras y renovaciones de sus hogares, incluso las destinadas a subarrendamiento. También financian bienes de consumo, aunque en su mayor parte son destinados a pagar los gastos corrientes.
Si bien los dos países con más inmigrantes son Estados Unidos (35,4 por ciento) y España (23,3 por ciento), Venezuela, Ecuador, Canadá y otras naciones tienen importante presencia de colombianos, según el censo 2005 del DANE.
A Ecuador los colombianos acceden de manera relativamente fácil por carretera, en menos de 20 horas de viaje.
Nancy Gallego, natural de Quindío, viajó hace seis años al cantón ecuatoriano Santo Domingo de los Colorados, conocido popularmente como "Santo Domingo de los colombianos".
En estadía temporal en Armenia, capital del Quindío, dijo a IPS que "hay mucha gente radicada allá para trabajar, enviar remesas y dinero para mantener a sus familias. En mi caso, por ejemplo, pude estudiar enfermería, lo que aquí nunca hubiera podido hacer, y aunque me gusta venir ya no me siento segura en ésta, que es mi ciudad".
Una de las poblaciones de mayor emigración es Montenegro, sur de Quindío, donde se ubica el gran Parque Nacional del Café. En este municipio, jornaleros recolectores del fruto se aglomeran los sábados en la plaza central del pueblo en busca de trabajo, y los niños persiguen turistas por una moneda.
"La situación es muy complicada para los campesinos. Ya hace mucho tiempo que no hay trabajo en el campo, y por eso la gente, en especial las mujeres, se van, en su mayoría a España", dijo a IPS Claudia Aristizábal, jefa de Servicios Postales en Montenegro.
"En Navidad y el Día de la Madre, recibimos muchas remesas en ropa y juguetes", dice. El cálculo de Aristizábal ronda los 600 dólares por grupo familiar, de unas cinco personas.
Mujeres, madres y esposas que regresan son recibidas con aplausos en el aeropuerto internacional de Matecaña, en Pereira, porque "aun con el entusiasmo propio de los errantes, la nostalgia es un sentimiento que nunca termina", concluye Mejía.