Un grupo de jóvenes de diversos países europeos participan de una travesía en bicicleta de Bulgaria a Turquía, para mostrar al mundo que los viajes y la buena vida son posibles sin un gran consumo de energía.
Quince personas —de Bosnia, Bulgaria, Croacia, España, Portugal y otro puñado de países— iniciaron el 4 de julio desde la capital búlgara, Sofía, el Ecotopia Biketour 2008.
Tras recorrer alrededor de 600 kilómetros en Bulgaria y otros 1.000 en Turquía, lo que les tomará más de un mes, llegarán a su destino final, la ciudad turca de Sinop, sobre las costas del mar Negro en la región septentrional de ese país.
Se espera que otros ciclistas se sumen al grupo en el trayecto.
Esta travesía ciclística, cuyo nombre Ecotopia juega con las palabras ecología y utopía, se realiza desde 1990 en diferentes rutas europeas.
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Los participantes se dirigen hacia la conferencia juvenil internacional Ecotopia, que incluye debates y otras actividades sobre cuestiones ambientales y de justicia social.
Entre los asuntos abordados desde la primera reunión, en la ciudad alemana de Colonia en 1989, figuran el empleo juvenil, el arte y activismo político, las migraciones y las fuentes de energía alternativas.
Este año, la conferencia se extenderá del 9 al 23 de agosto y se concentrará en los problemas energéticos. Los organizadores optaron por la ciudad de Sinop porque es el sitio elegido para la construcción de una central atómica.
Los participantes se oponen a la producción de energía nuclear para afrontar la crisis y proponen, en cambio, disminuir el consumo, mejorar la eficiencia y promover formas de generación de bajo impacto ambiental.
Los participantes en la travesía ciclística creen posible viajar y vivir con escaso consumo de energía. Los ciclistas duermen en carpas o en casas a las que son invitados, preparan su comida con productos comprados en las localidades que visitan y, en general, promueven el estilo de vida "hágalo usted mismo".
Los participantes también intentan organizar entre ellos una comunidad sobre bases igualitarias mientras se encaminan al destino final.
Esto significa que las decisiones se toman por consenso, además del empleo de una moneda especial, el "eco", con un tipo de cambio diferencial: los ciclistas de los países más ricos aportan más para pagar los gastos de la travesía que los de las naciones más pobres.
Se estima que el costo diario es de 15 ecos, que equivalen a 12,7 dólares para los europeos occidentales y 6,37 dólares para los orientales.
"Queremos demostrar que vivir de esta forma, sobre una base de igualdad, no es una utopía", dijo a IPS Ivan Gregov, uno de los ciclistas, durante un alto en Velingrad, en la zona sudoccidental de Bulgaria.
Un elemento clave del Ecotopia Biketour es que los participantes organizan o participan en actividades y demostraciones que abordan las preocupaciones de las comunidades que visitan en su recorrido.
En Bulgaria, protestarán contra la construcción de una central nuclear en Belene, en el norte del país. Mientras pedalean a través de las montañas Rodope realizarán acciones para llamar la atención sobre un proyecto de infraestructura turística a gran escala en área naturales protegidas.
Asimismo, en la meridional ciudad de Krumovgrad organizarán una jornada de información sobre los riesgos del uso de cianuro en la explotación minera, técnica que se empleará allí en la extracción de oro.
Cuando alcancen la costa del mar Negro, participarán de una protesta contra el oleoducto Burgas-Alexandroupolis, un controvertido proyecto a causa de los riesgos ambientales y que ha sido rechazado en un referéndum local.
En Turquía, promoverán el uso de bicicletas y fuentes de energía renovables. También intentarán crear conciencia sobre el negativo impacto de plantas térmicas como la planeada en Ayancik, localidad cercana a Sinop.
La mayoría de las actividades apunta a llamar la atención sobre las formas en que los proyectos de desarrollo se realizan en la región.
Aunque los participantes en la travesía aseguran ser recibidos amistosamente y con curiosidad en todos los lugares a los que llegan, el mensaje que intentan difundir no siempre es igualmente bienvenido.
"Es muy difícil convencer a la gente de que reduzcan el consumo de petróleo", comentó el croata Gregov. "Las sociedades de Europa oriental son muy consumistas. Pocos están dispuestos realmente a abandonar sus hábitos de empleo intensivo de la energía."
Gregov, quien participó en una edición anterior de la travesía, escribió en un blog que "la cultura del progreso global ya se ha asentado en los países de Europa oriental, pero no se perciben los efectos negativos y los costos que se deberán pagar".
A su juicio, "los errores cometidos por Europa occidental a causa de su implacable política de desarrollo se repiten en las naciones del este. Tenemos que elevar la conciencia pública para cambiar esta estrategia de crecimiento".
Pero el Ecotopia Biketour trata de sentar un ejemplo antes que predicar sobre cómo deben vivir las personas. "Apunta a lograr una comunidad sustentable", dijo uno de los participantes.
"Se trata de pensar acerca del impacto ambiental en las decisiones cotidianas. Y no ser demasiado fascista respecto de los asuntos en que uno se especializa, porque otras personas pueden considerar que otras cuestiones son importantes", afirmó.