AMBIENTE-CHILE: Guerra a la paloma

Las urbes del mundo son hábitat ideal para la proliferación de palomas, una especie vinculada a imágenes idílicas pero que entraña riesgos sanitarios y ambientales. Los expertos recomiendan no alimentarlas, adecuar las construcciones y controlar la basura.

La vida urbana es causante de la abundancia de palomas. Crédito: Photo Stock (http://www.photostock.com.mx)
La vida urbana es causante de la abundancia de palomas. Crédito: Photo Stock (http://www.photostock.com.mx)
Chile las declaró "perjudiciales o dañinas" en 2004 y autorizó su caza.

"Las palomas (Columba livia) causan un daño permanente", dijo a Tierramérica el veterinario Pedro Cattan, subdirector del Centro de Estudio y Manejo de Plagas de la Universidad de Chile.

Son portadoras de agentes patógenos transmisibles a otras aves y a los seres humanos, y sus excrementos, ricos en ácido úrico, "corroen casas, edificios, galpones, monumentos, maquinarias y otras construcciones", explicó.

Las palomas pueden contagiar bacterias como la salmonela, causante de molestias gastrointestinales, la Chlamydophila, que provoca cuadros respiratorios severos y fiebre, levaduras como la Cryptococcus neoformans, que puede afectar las meninges y el sistema nervioso central, y parásitos como el ácaro Dermanyssus gallinae, vinculado a molestias dermatológicas.

Además de ensuciar, sus deposiciones dañan los sistemas de aire acondicionado y estropean productos almacenados en bodegas, ocasionando pérdidas económicas.

Originaria de Europa, Asia y el norte de África, la paloma fue introducida en el continente americano como ave doméstica en el siglo XVI, pero luego volvió a la vida libre, explicaron a Tierramérica expertos del gubernamental Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).

Las adultas miden entre 34 y 38 centímetros y pueden pesar entre 330 y 450 gramos. El plumaje de su cabeza, cola y alas suele ser de color gris, con reflejos metálicos verdes y violetas en el sector del cuello. Su dorso es blanco.

Las razones de su abundancia son su longevidad (pueden vivir entre 15 y 20 años) y la ausencia de depredadores naturales. Viven en pareja y pueden engendrar hasta 12 pichones al año.

Pero el aumento desmedido de esta especie en las ciudades obedece a las condiciones urbanas: construcciones llenas de recovecos para nidificar y abundantes restos de comida, así como la popular costumbre de alimentarlas.

Comen semillas y frutos, pero también restos de alimento humano, explicó Cattan.

No se sabe cuál es la población de palomas en Chile, pero su proliferación en las ciudades obligó a declararlas dañinas. El reglamento de la Ley de Caza autoriza su captura ilimitada y la destrucción de sus nidos en todo el territorio, en cualquier época del año. Pero está prohibido utilizar químicos porque pueden afectar a otras especies.

"La sola eliminación no soluciona el problema. Por el contrario, se ha indicado como causante de aumento poblacional en el mediano plazo", ya que la posibilidad de supervivencia de las que van naciendo aumenta al quedar libre el espacio de las eliminadas, aseveró a Tierramérica Pedro Varas, veterinario de la Secretaría Regional Ministerial de Salud de Santiago.

Así que, además de la caza autorizada, recomienda repelentes y modificaciones estructurales.

El 23 de junio, el diario El Rancagüino sostuvo que "cientos de palomas" se refugiaron en los techos de la población Manso de Velasco, en Rancagua, capital de la central región de O'Higgins.

"En el departamento Nº 42 del block 4, una bandada de palomas ha instalado su 'hogar'. Aprovechando la ausencia de moradores, hasta un nido con huevos hay en el baño, mientras que el resto de las habitaciones están cubiertas por las deposiciones de las aves", señaló el periódico.

Tierramérica consultó a funcionarios del centro de salud y de la municipalidad de Rancagua, pero no obtuvo declaraciones.

"En Chile hay escasos estudios sanitarios en palomas de vida libre", admitió el SAG. En 1999 se examinaron 100 ejemplares de Santiago, tres por ciento tenían salmonela.

Investigadores de la Universidad de Concepción analizaron 100 palomas de la ciudad de Chillán, en la sureña región del Bío-Bío, y detectaron clamidiosis (11 por ciento), estafilococcosis (ocho por ciento), salmonelosis (cuatro por ciento) y aspergilosis (uno por ciento). Las conclusiones fueron publicadas en 2007.

Miguel Vergara, dueño de la empresa Ave Soluciones, lleva seis años instalando mallas invisibles, líneas de alambre de acero o sistemas de púas en techos, cornisas, azoteas, antenas y otros lugares de aterrizaje, nidificación y defecación de palomas.

"Cerca de 60 por ciento de mis clientes son casas particulares", declaró a Tierramérica.

Vergara aseguró conocer el caso de dos personas que habrían muerto de infecciones transmitidas por palomas. Pero, según Varas, "no existen notificaciones de enfermedades transmisibles a seres humanos atribuibles al contacto con palomas".

Hace tres años, unas 100 palomas invadieron la terraza del restaurante capitalino Elkika Ilmenau, molestando a los clientes, especialmente europeos. Las controlaron instalando líneas de alambre en el techo, contó a Tierramérica su propietario, Mauricio Acuña.

"No sabíamos de las enfermedades. Si a los clientes les hubieran gustado, nosotros mismos las habríamos traído", comentó.

* La autora es corresponsal de IPS. Este artículo fue publicado originalmente el 19 de julio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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