En Nicaragua, el segundo país más pobre de América Latina y el Caribe, detrás de Haití, y con altos grados de desnutrición, se consumen más bebidas gaseosas que leche o sus derivados, según datos oficiales y de productores de lácteos.
El ministro de Agricultura, Ariel Bucardo, señaló que cada día se beben cinco vasos de refrescos carbonatados por cada vaso de leche vacuna, alimento "fundamental para el desarrollo de la economía nacional así como para el crecimiento, sanidad y el futuro de la población del país".
El problema, agregó, es que la mayor parte de la leche se exporta, a causa de la reducida dimensión del mercado interno y la escasez de recursos para acopiarla y procesarla industrialmente.
Según cifras del Ministerio de Agricultura, basadas en la información del sector privado, el año pasado se produjeron 624,5 millones de litros de leche y se exportó 70 por ciento de ese total.
Los datos fueron difundidos en mayo por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en un encuentro con productores, y fueron ratificados por un estudio independiente dado a conocer este mes por la Cámara Nicaragüense del Sector Lácteo.
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Un miembro de la Cámara, Germán Flores, dijo a IPS que se venden diariamente un millón de litros de gaseosas y apenas 80.000 litros de leche.
Para combatir la grave desnutrición "el consumo de lácteos debería ser uno de los más elevados de América Latina, pero en cambio se encuentra entre los más bajos", afirmó.
La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo anual de 170 litros de leche por persona, en Nicaragua es de entre 50 y 70 litros, el más bajo del hemisferio, señalaron los industriales lecheros.
Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), uno de cada tres niños nicaragüenses menores de cinco años sufren algún grado de desnutrición crónica y nueve por ciento desnutrición grave.
En mayo de 2007 el representante del Programa Mundial de Alimentos, William Hart, declaró que más de la mitad de los niños nicaragüenses menores de 14 años estaban desnutridos.
En octubre, el director para América Central de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Merillo Morel, dijo que Nicaragua presentaba el cuadro más alarmante en la región en materia de desnutrición, con 27 por ciento de sus 5,4 millones de habitantes sin poder ingerir la cantidad necesaria de calorías diarias.
La preferencia de los nicaragüenses por las gaseosas se debe también al alto presupuesto que las compañías multinacionales que producen esas bebidas destinan a publicidad y a su infraestructura de comercialización, que no encuentran contrapeso en estrategias estatales de promoción de alimentos, señaló a IPS el sociólogo Cirilo Otero, del Centro de Investigaciones de Políticas Ambientales.
"Los productores de leche son campesinos y gente de recursos escasos o medios que no pueden tecnificarse y procesar mejor su producto. Las transnacionales de las gaseosas no sólo incentivan el consumo de sus productos, sino que los llevan a todos los confines del país", agregó.
El gobierno también es responsable, aseguró. "Hay un proyecto de ley de seguridad alimentaria que establece la gratuidad y obligatoriedad de la copa de leche escolar en todos los niveles, pero está trabado en la Asamblea Nacional por presiones de las transnacionales a los políticos", dijo Otero.
Eduardo Vallecillo, del Grupo de Interés por la Soberanía y la Seguridad Alimentaria Nutricional, que participó activamente en la redacción del proyecto, señaló a IPS que se trabó a causa del debate sobre consumo de transgénicos y por enredos burocráticos en el cuerpo legislativo.
"Después de un año de tener el proyecto congelado en una comisión parlamentaria especial que no se está reuniendo, nos estamos dando cuenta de que el principal problema es que esta comisión nunca fue autorizada oficialmente por el presidente de la Asamblea Nacional. Esto significa que no tiene los instrumentos para poder trabajar", denunció Vallecillo.
El gobierno de Ortega negó falta de voluntad para sacar el tema adelante. Bucardo argumentó que se promueve un proyecto de ley para fomentar la producción nacional de alimentos por medio de incentivos y financiamiento a los productores.
Asimismo, agregó, se está impulsando el plan Hambre Cero, que incluye la entrega de vaquillonas a familias campesinas pobres para que consuman leche y comercialicen sus derivados.
Bucardo señaló que el gobierno está gestionando con Venezuela la creación de un banco de fomento para los productores y discute la eliminación de impuestos a productos derivados de la leche.
Para Wilmer Fernández, un productor de lácteos, "mientras nosotros sufrimos para conseguir un préstamo y mejorar las condiciones de producción, las leyes favorecen la industrialización de las transnacionales de bebidas gaseosas".
Los caminos de acceso a las fincas donde se ordeña la leche están generalmente en mal estado todo el año y el alto costo de la energía eléctrica, más los impuestos a los insumos, aumentan el precio del litro de leche, que se ubica entre 50 centavos de dólar, en el caso de la leche cruda, hasta 1,25 dólares una vez envasada, dijo Fernández.
En cambio, agregó, las gaseosas se venden en envases de diferentes volúmenes y es posible adquirir los de dos litros por un dólar, a lo que se suma la existencia de incentivos comerciales para los compradores, como sorteos de productos deportivos.
Por estos motivos, explicó, es más rentable para los productores exportar leche que colocarla en el mercado interno. Según la Cámara Nicaragüense del Sector Lácteo, los ingresos por ventas al exterior llegaron en 2007 a 98 millones de dólares, 60 millones más que en 2006 y casi 70 millones más que en 2005.
Las empresas de gaseosas no respondieron a los pedidos de entrevista realizados por IPS. Su producción está en aumento desde 1990. Las cifras para 2001 señalan un aumento de casi 400 por ciento respecto de ese año, según señalan representantes del sector lácteo que citan datos del Banco Central de Nicaragua.
En 1990 se producían anualmente cinco millones de cajas de 24 botellas de diferentes tamaños, que se incrementaron a 24 millones en 2001. Según los portavoces del sector lechero, actualmente se consumen en Nicaragua 50 millones de cajas al año, entre las gaseosas nacionales y las importadas.