El cambio climático tiene un profundo impacto sobre la seguridad alimentaria en África, dado que las temperaturas cada vez más elevadas y las transformaciones en los patrones de las lluvias reducen el acceso a los alimentos en todo el continente.
Esto quedó expuesto en una conferencia sobre recalentamiento planetario y cambio climático que comenzó el día 21 y concluyó el jueves en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
El debate fue organizado por la sudafricana Fundación Fynbos —que aspira a concretar inversiones en los medios de comunicación, así como en los sectores de la publicación, las artes y la cultura— y también por la Fundación Nieman para el Periodismo, de la estadounidense Universidad de Harvard.
La relación entre cambio climático y seguridad alimentaria es compleja. Muchos factores influyen en la segunda, lo que significa que a menudo "ni siquiera se establece el vínculo entre los cultivos fallidos y los cambiantes patrones climáticos", dijo en la conferencia Gina Ziervogel, investigadora del Grupo de Análisis de Sistemas Climáticos en la Universidad de Ciudad del Cabo.
En la última década, Ziervogel realizó estudios sobre población y ambiente en África austral.
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El cambio climático afecta a los sistemas alimentarios africanos en el sentido más amplio de la palabra. "Afecta la disponibilidad, acceso y utilización de los alimentos", explicó.
"Los cambiantes patrones climáticos o los acontecimientos climáticos extremos, como las inundaciones o las sequías, pueden tener consecuencias negativas para la producción agrícola. Como resultado, la gente tiene menos acceso a la comida, lo que la obliga a comprar productos alimentarios. Esto afecta su situación financiera", continuó.
"También influye en su salud, dado que la gente a menudo compra alimentos más baratos, que frecuentemente son menos nutritivos. Especialmente para quienes necesitan una dieta nutritiva —los enfermos crónicos, por ejemplo—, esto plantea un problema", señaló Ziervogel.
Las temperaturas cada vez más altas y el cambio en las precipitaciones, así como la frecuencia de episodios climáticos extremos, también amenazan los sistemas alimentarios africanos, agregó.
Y es que las modificaciones en el régimen de lluvias "no se trata meramente de que aumenten o disminuyan. Las temporadas lluviosas que comienzan antes o después de lo normal, o las lluvias repentinas que azotan a una región cuando se supone que tiene que estar seco, tienen un impacto mayor en el fracaso de los cultivos que una temporada lluviosa más húmeda que comienza a tiempo", sostuvo.
Otro escenario donde se vuelven visibles los efectos del cambio climático sobre la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios es donde se pierde tierra arable. Esto ocurre como resultado de los menores niveles de agua subterránea y del aumento del nivel del mar. Puede conducir a la aridez del suelo o incrementar la salinidad.
"Hace que la tierra sea menos adecuada para cultivar", alegó Ziervogel.
Esos cambios exigen a los agricultores alterar sus prácticas habituales. El sorgo, por ejemplo, es más resistente al calor y por lo tanto tiene un mejor desempeño que el maíz en lugares donde se reducen las lluvias.
"Sin embargo, la cuestión es si las comunidades que están acostumbradas al maíz y tienen una preferencia por él se pasarán al sorgo o a otro cultivo alimentario básico más adecuado", planteó Ziervogel.
Otra consecuencia del cambio climático que afecta la seguridad alimentaria en África es la frecuencia cada vez mayor de acontecimientos climáticos extremos como oleadas de inundaciones, sequías, granizo y calor. Esto puede ser fatal para los cultivos.
"Hace un par de años, en diciembre, yo estaba en Lesotho. Una helada repentina destruyó buena parte de la cosecha de maíz del país. Esto es inusual para el verano", dijo Ziervogel a los delegados.
Aparte de dañar los cultivos directamente, los acontecimientos climáticos extremos pueden dañar infraestructura como las carreteras. "Esto puede impedir que la gente compre y venda alimentos en los mercados, y por lo tanto debilita la seguridad alimentaria", añadió.
El cambio climático también conduce a brotes de pestes que debilitan aún más los sistemas alimentarios. Por ejemplo, la langosta del desierto, dijo en la conferencia el profesor Onesmo ole-MoiYoi, del Centro Internacional de Fisiología y Ecología de Insectos.
El centro, que tiene su sede en Nairobi, aspira a aliviar la pobreza, garantizar la seguridad alimentaria y mejorar la salud en los trópicos, desarrollando herramientas de manejo contra los insectos dañinos.
"En caso de un brote, las langostas son capaces de destruir cultivos. Yo he visto uno de esos brotes. Las langostas comen todo lo que encuentran, en un plazo de días", aseguró Ole-MoiYoi.
Pese al efecto desastroso de las langostas sobre la seguridad alimentaria en África, el mundo todavía no ha actuado en la materia. "Eso es porque los brotes sólo ocurren cada siete años, aproximadamente. Pero la frecuencia podría cambiar en el futuro", agregó.
El cambio climático no sólo incide en los cultivos, enfatizó Ziervogel. La industria pesquera también se ve amenazada. "Las existencias de peces en los grandes largos de África se están reduciendo, no sólo a causa de la sobrepesca, sino también por la reducción de los niveles de agua debido a la evaporación, como resultado de las temperaturas más elevadas", dijo.