El sistema de subsidios de la Unión Europea (UE) para su agricultura no debe ser imitado en otras regiones que padecen la carestía de alimentos, sostuvo un funcionario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para asuntos humanitarios.
A comienzos de este año, el ministro de Agricultura de Francia, Michel Barnier, señaló que la razón original detrás de la Política Agrícola Común (CAP) del bloque fue asegurar la autosuficiencia en alimentos, y esto podría servir de "buen modelo" para desarrollar vías similares de protección a la agricultura en África, América Latina y Asia.
Los comentarios de Barnier fueron seguidos de un debate sobre la agricultura en las últimas semanas entre Francia y la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque.
El presidente francés Nicolas Sarkozy señaló que el comisario de Comercio de la UE, el británico Peter Mandelson, procuraba destruir el apoyo a los productores agrícolas en las actuales negociaciones comerciales internacionales.
Por su parte, Mandelson, quien negocia en nombre de los 27 estados miembro del bloque, incluyendo a Francia, acusó a Sarkozy de querer debilitar su posición en las conversaciones.
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John Holmes, coordinador de ayuda de emergencia de la ONU, respondió a la recomendación de Barnier. "No estoy seguro de que (la CAP) sea un modelo fácilmente aplicable en otros lugares", dijo a IPS. "Hay problemas con el sistema, como sus subsidios que distorsionan el comercio", agregó este ex embajador de Gran Bretaña en Francia.
Holmes visitó Bruselas el 3 de este mes para participar de una conferencia sobre el papel de la agricultura en la lucha contra el hambre. Francia, que asumió la presidencia de la UE a comienzos de este mes, identificó a la agricultura como uno de los temas prioritarios para su administración de seis meses.
El gobierno de Nicolas Sarkozy procura estimular el debate sobre lo que sucederá con el CAP una vez que su financiamiento se agote en 2013.
Holmes, quien integra un grupo de trabajo de la ONU dedicado a examinar las respuestas adecuadas a corto y largo plazo a la crisis alimentaria mundial, instó a los líderes de la UE a analizar cómo sus enormes subsidios agrícolas han tenido un efecto negativo en los países pobres.
"Ante las nuevas circunstancias, hay una seria necesidad de ver cómo los subsidios que distorsionan el comercio afectan la capacidad de los países del Sur en desarrollo para producir y exportar", afirmó.
Si bien Holmes reconoció que se necesita más asistencia alimentaria para ayudar a las naciones pobres a que afronten el incremento de los precios, además acotó: "En el largo plazo, necesitamos afrontar el tema de por qué ha habido una falta de inversiones en la agricultura en los últimos 20 o 30 años. La proporción de ayuda internacional destinada al sector agrícola cayó de 10 a tres por ciento. Esto tiene que ser revisado otra vez".
Mientras, el presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, sostuvo que la pobreza y el hambre no pueden ser aceptados como problemas inevitables.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el mundo tiene la capacidad de alimentar a 12.000 millones de personas, el doble de su población actual. Y, sin embargo, 5,6 millones de niños y niñas mueren cada año por desnutrición.
El presidente del Comité de Desarrollo del Parlamento Europeo, Josep Borrell, reconoció que la carestía siguió a la implementación de políticas de la UE que tuvieron devastadoras consecuencias para los ingresos de los productores en los países pobres.
"Hemos creado un círculo vicioso. Necesitábamos bajos precios de los alimentos para mantener viva a la población urbana. Pero esto dañó a la producción de alimentos", afirmó.
Henri Rouille D'Orfeuil, de la red de activistas franceses contra la pobreza Coordination Sud, sostuvo que las políticas comerciales internacionales han creado una "pauperización de los agricultores" en los últimos años. "Cuando sufre el mercado mundial, el mercado local ya no está presente para contrarrestarlo", afirmó.
La comisaria de Agricultura de la UE, Mariann Fischer Boel, señaló que, a pesar de los disturbios por la inflación registrados en varios países pobres en los últimos meses, los precios de los alimentos vienen cayendo desde hace más de 30 años. En 1975, los cereales eran el doble de caros que hoy. "El problema es que los precios se dispararon en un período muy, muy corto", señaló.
Mientras varios gobiernos europeos son renuentes a autorizar el cultivo y venta de organismos genéticamente modificados, Fischer Boel sugirió que la biotecnología podría beneficiar a África.
"Sé que algunos odian cuando hablo de transgénicos, pero son parte de la discusión que debemos tener sobre quién alimentará al mundo. No digo que son la única solución, pero son parte de la discusión necesaria", afirmó.
La organización ambientalista Greenpeace señaló que la biotecnología no ofrece ninguna solución para los problemas estructurales de la agricultura en los países obres.
"No hay una solución ideal para la actual crisis en los precios de los alimentos", dijo Marco Contiero, activista del grupo. "Cualquier afirmación de que una sola tecnología, como los transgénicos, es la bala de plata para salvar nuestro futuro suministro de alimentos es simplemente falso y distrae la atención de las verdaderas soluciones", sostuvo.