El saliente presidente de Paraguay, Nicanor Duarte, sumó este martes un nuevo revés político al frustrarse la sesión parlamentaria que debía tratar su pedido de renuncia al cargo para poder ocupar la banca de senador en el próximo periodo legislativo, que se inaugurará el 1 de julio.
Analistas coinciden en que esta es la primera de una serie de "pasadas de factura" a Duarte por lo que entienden excesos políticos cometidos en los cinco años de gobierno, que termina con la histórica caída de su Asociación Nacional Republicana, más conocida como Partido Colorado, tras más de seis décadas en el poder, incluida la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989),
El Congreso legislativo bicameral no logró reunir el quórum necesario para tratar la solicitud de renuncia del mandatario, gracias a la ausencia de los representantes de los partidos de la oposición.
A la hora fijada para el comienzo de la sesión sólo estaban presente 44 de los 85 diputados y 20 de los 45 senadores, cuando la Constitución Nacional establece que para tratar la renuncia del presidente del país se deben reunir ambas cámaras con al menos la mitad más uno de sus miembros. El presidente de la Cámara de Diputados, el colorado Oscar Salomón, presidió la fallida sesión en reemplazo del titular del Senado y, por ende, del Congreso, el opositor Miguel Abdón Saguier, quien no se presentó a la convocatoria hecha por él mismo.
Por ello se oficializó un nuevo llamado a la asamblea parlamentaria conjunta para este jueves, en este caso en carácter extraordinario, a fin de tratar el tema, pero la oposición ya adelantó que volverá a boicotear la sesión.
Los detractores de Duarte, que según las encuestas finaliza su mandato con apenas cinco por ciento de popularidad, buscan evitar que ocupe la banca senatorial que conquistó en las elecciones generales del 20 de abril, cuando también resultó electo presidente de Paraguay el ex obispo católico Fernando Lugo, de la centroizquierdista Alianza Patriótica para el Cambio (APC).
El futuro político del actual mandatario quedó ahora sumido en la incertidumbre, ya que deberá permanecer en el cargo hasta que el Congreso resuelva si acepta o rechaza la renuncia, aunque no está claro si el titular del Senado debe convocar a su reemplazo para que jure la próxima semana.
"Es una situación insólita, (pues) no está en la Constitución ni en el reglamento de la cámara, entonces tendría que verse jurídicamente qué es lo que corresponde", dijo a periodistas el senador oficialista Martín Chiola.
"A nuestro entender, tendría que darse el juramento del suplente porque hay un impedimento y posteriormente hacerlo el (hoy) presidente (Duarte), una vez que entregue el mandato," agregó.
El diputado Blas Llano, del opositor Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), la segunda fuerza política de este país en cantidad de votos, señaló por su parte que "Duarte necesita perentoriamente jurar el 1 de julio y puede quedarse sin banca si no lo hace".
Llano agregó que, si no jura, el Congreso puede llamar a su suplente y, "en ese caso, ya no podrá ser senador activo". Es que la Constitución paraguaya confiere a los ex presidentes una banca en el Senado con voz, pero sin voto.
Para los observadores consultados por IPS, la férrea determinación de Duarte de abandonar el gobierno para asumir como legislador tiene varias razones.
"Ser un senador con voto en lugar de vitalicio le da más poder como eventual jefe de la banca opositora. El presidente, además, sigue siendo jefe del Partido Colorado", explicó a IPS el analista político Roberto Paredes.
"Otro de los posibles motivos es que intente asegurarse la inmunidad parlamentaria antes del traspaso del gobierno en agosto, sostuvo, a su vez, el también politólogo Alfredo Boccia,
"Aunque no hay ningún caso en su contra, el gobierno de Lugo ya prometió investigar posibles casos de corrupción en los complejos hidroeléctricos binacionales Itaipú (con Brasil) o Yacyretá (con Argentina), que podrían generar denuncias en el futuro", advirtió.
Los analistas coinciden en que los principales errores que se le computan a la gestión de Duarte son su excesivo apego al poder, en especial desde febrero de 2006, cuando se postuló para conducir el Partido Colorado amparado en una norma que fue cuestionada, y el empecinamiento en lograr la reelección a través de la modificación de la Constitución.
"Al principio de su mandato (en 2003), al permitir que ingresen ministros de otros partidos políticos, dio la impresión de que sería un gobierno muy abierto, de apertura, pero luego terminó siendo muy sectario, (al punto) que terminó con la división de su propio partido", dijo a IPS la socióloga Atti Snead.
"Actuó con nepotismo, colocando a gente no idónea en las instituciones y se produjo una degradación con elevados índices de corrupción, y todo lo que mejoramos desde el punto de vista presupuestario lo malgastamos. Tanto es así, que se triplicó el presupuesto del Ministerio de Salud y, sin embargo, la calidad de la atención no se triplicó. Igual caso sucedió en la educación y la seguridad", apuntó el senador opositor Miguel Carrizosa.
Duarte nació el 11 de octubre de 1956 en Coronel Oviedo, a 180 kilómetros de Asunción. Estudió derecho y filosofía y ejerció como abogado, profesor y periodista antes de entrar de lleno a la política como afiliado al Partido Colorado.
Ocupó la titularidad del Ministerio de Economía durante seis años, en los gobiernos de Juan Carlos Wasmosy (1993-1998) primero y de Luis González Macchi (1999-2003) después.
Asumió la presidencia de Paraguay el 15 de agosto del 2003 gozando de una amplia popularidad. Se le atribuyen varios logros económicos, entre ellos el aumento de los ingresos fiscales, la caída de la inflación y el aumento de las reservas internacionales.
Sin embargo, continúan muy altos los índices de pobreza, al contabilizarse aún que uno de cada tres paraguayos viven en la pobreza, y no se aprecian avances en los servicios de educación y de salud, a lo que se unen el enfrentamiento político con el parlamento, controlado por la oposición y los disidentes de su hoy fracturado coloradismo.
El Informe de Desarrollo Humano 2008, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, indica que Paraguay es uno de los países con el índice de mayor desigualdad social de América Latina. En la campaña electoral por la presidencia, Duarte fue duramente criticado por dedicarse casi en forma íntegra a buscar la victoria de su candidata, Blanca Ovelar, y descuidar las cuestiones de Estado.
También fue acusado de manipular al Poder Judicial para que el ex general Lino Oviedo saliera de la cárcel militar en la que estuvo confinado por una intentona golpista en 1996 y pudiese así presentarse a las elecciones con el supuesto afán de debilitar la candidatura del finalmente triunfante Lugo.
En las últimas semanas, tras el anuncio del boicot opositor parlamentario para evitar que jurara como senador, el mandatario saliente se entrevistó con el ex obispo y le pidió que mediara ante los legisladores. Por lo visto, esa gestión no tuvo éxito.