Las añejas pero renovadas acusaciones de sodomía contra el líder opositor Anwar Ibrahim podrían impedir su consagración como primer ministro de Malasia, y, por lo tanto, también la aplicación de su agenda de reformas.
Las elecciones del 8 de marzo representaron un golpe para el gobierno, que, sin embargo, logró conservar la mayoría parlamentaria.
Pero los números indican que el oficialismo está reduciendo su influencia, abriendo la puerta para que Anwar se convierta en jefe de gobierno con el apoyo de algunos legisladores oficialistas.
Las acusaciones de sodomía formuladas en 1998 llevaron a Anwar, quien era viceprimer ministro desde 1993, pasara seis años en prisión, hasta que el máximo tribunal del país lo declaró inocente. Para entonces, su meteórica carrera política se había derrumbado.
Sin embargo, en los últimos años logró reconstruir su reputación y, con la promesa de "una nueva Malasia" logró ubicarse nuevamente en el umbral de la jefatura de gobierno.
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En las elecciones de marzo, el multirracial Partido por Justicia Popular (PKR), liderado por Anwar, ganó la mayoría de los escaños opositores en el parlamento.
En alianza con el prochino Partido por la Acción Democrática y el Partido Pan-Malayo Islámico, el PKR obtuvo 82 de los 222 escaños en juego, 30 menos de los necesarios para formar gobierno. Esta coalición opositora gobierna cinco de las 13 provincias del país.
El primer ministro, Abdullah Badawi, negó enfáticamente que él o su gobierno se encuentren detrás de las nuevas acusaciones de sodomía contra el líder opositor. Agregó que la policía estaba investigando la denuncia de que Anwar había sodomizado a uno de sus asistentes.
Abdullah declinó confirmar o desmentir si Anwar enfrenta un arresto inminente.
La policía informó que un joven de 23 años, quien se sumó a la campaña electoral para los comicios de marzo y luego fue nombrado asistente especial del líder opositor, denunció haber sido sodomizado por el ex viceprimer ministro el 26 de junio en un lujoso edificio de la capital. Los abogados de Anwar anunciaron que iniciarían acciones legales contra el joven por calumnias.
"Hemos enviado a la (supuesta) víctima al hospital para un examen médico y estamos aguardando el estudio de ADN", declaró a la prensa el jefe del Departamento de Investigación Criminal, Bakri Zinin.
"Vamos a interrogar a Anwar en el curso de la investigación", agregó y negó las acusaciones de la oposición respecto de que la policía había arrestado y presionado al joven para que formulara una denuncia falsa.
Anwar, por temor al arresto, se había refugiado el domingo en la embajada turca, pero abandonó este lunes la sede diplomática, tras una entrevista entre el ministro de Relaciones Exteriores malasio Rais Yatim y el embajador turco Barlas Ozener.
Anwar negó que lo hayan forzado a salir de la embajada y declaró a la agencia estadounidense de noticias Associated Press que había tomado esa decisión al recibir garantías del gobierno sobre su seguridad personal.
"Estas nuevas acusaciones buscan terminar con su carrera política. Luego tratarán de eliminarlo físicamente", dijo a IPS Wan Azizah Ismail, esposa de Anwar y presidenta del PKR.
La dirigente agregó que su marido ha recibido amenazas de muerte durante los últimos 15 días y que "fuentes de alto nivel" le recomendaron que se protegiera.
Anwar, señaló, ha recibido apoyo de suficientes legisladores oficialistas como para convertirse en el próximo primer ministro.
Los cargos de sodomía señalan que la coalición oficialista Frente Nacional se está desintegrando y que intenta mantenerse en el poder recurriendo a "tácticas sucias", afirmó Wan Azizah.
Anwar había declarado el mes pasado que se convertiría en primer ministro antes de septiembre. Sus seguidores estiman que el oficialismo decidió reabrir la vieja herida representada por las acusaciones de sodomía para colocarlo a la defensiva.
El vicepresidente del PKR, Syed Husin, dijo que "hay tanto en juego que intentarán detener a Anwar a cualquier costo, para que no haya un cambio de gobierno".
Las acusaciones han sacudido no sólo a los seguidores de Anwar sino también a la coalición opositora.
Cientos de sus partidarios se congregaron el domingo frente al hotel Quality Inn, 20 kilómetros al oriente de la capital, donde el líder opositor, sus abogados y asesores debatían cómo manejar la crisis.
"Creo que somos testigos de la reiteración de los métodos empleados contra mí en 1998, cuando se formularon cargos falsos bajo presión", dijo Anwar.
Syed Husin declaró a IPS: "Rechazamos estas acusaciones infundadas y permanecemos unidos detrás de Anwar. Daremos junto a él la batalla para reformar el país y asegurar la justicia para todos los ciudadanos."
"La agenda de reformas puede sufrir algunos retrocesos y demoras, pero no vamos a rendirnos porque contamos con la confianza del pueblo, que sabe que estos cargos de sodomía fueron fabricados", añadió.
La mayoría de los líderes opositores se preparan para una larga batalla contra el oficialista Frente Nacional, considerablemente debilitado por el resultado de las elecciones de marzo y una severa disputa interna en el socio mayoritario de la coalición, el partido malayo Umno del primer ministro Abdullah.
"Es la guerra, una lucha por la supervivencia", dijo a IPS el legislador opositor Tian Chua.
"Las acusaciones pueden afectar los planes de Anwar para convertirse en primer ministro y poner en práctica las reformas fundamentales que el país necesita", señaló a IPS un politólogo de la Universidad Nacional de Malasia, quien pidió no revelar su nombre por temor a represalias de las autoridades.
Malasia es un país profundamente conservador y la mayoría de los ciudadanos consideran a la sodomía —que se castiga con hasta 20 años de cárcel, incluso si existe consentimiento entre los participantes— como un acto "despreciable".
Sin embargo, agregó el politólogo, "afortunadamente la credibilidad del gobierno y especialmente de la policía es baja. La mayoría de la gente rechazará las alegaciones si no se ofrece evidencia concreta".
Pero "la política nacional podría ingresar en un periodo de agitación mientras Anwar lucha para defender su reputación. Habrá tanta distracción que la agenda de reformas será dejada de lado", concluyó.