Arabia Saudita, al reunir a los grandes productores y consumidores de petróleo, marcó un punto de inflexión en la negociación de un nuevo orden energético mundial, que emerge bajo el peso de precios del crudo ajenos a los fundamentos del mercado.
"Cabría preguntarse si los 140 dólares por barril (como fluctúa hoy en los mercados) puedan ser negociados entre la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y el nuevo actor que es el capital global y sus gobiernos del Grupo de los Ocho (países más poderosos del mundo)", dijo a IPS Víctor Poleo, profesor de posgrado en Economía Petrolera en Venezuela.
El crudo pasó el jueves por primera vez esa línea de precios, al cotizarse en 140,39 dólares cada barril de 159 litros de petróleo liviano de Texas en el mercado de Nueva York, aunque retrocedió al cierre hasta 139,64 dólares.
Los precios del petróleo "ya no podrán ser dictados por OPEP, porque una significativa porción del precio del petróleo parece obedecer a leyes del mercado que no le son propias", indicó Poleo. Arabia Saudita percibe "el inicio de una etapa de transición hacia un nuevo orden de dominio del sistema mundial de energía", agregó.
Para el experto, "en el viejo orden, bajo la conducción de la OPEP, el nivel de precios se ubicaría en unos 70 dólares por barril, mientras que en el nuevo el nivel de incremento es de igual magnitud", y las decisiones sauditas "forman parte de la nueva negociación".
La informal reunión del domingo pasado en la occidental ciudad saudita de Jeddah, con representantes de gobiernos y de grandes firmas petroleras, pidió más inversiones para desarrollar la producción de crudo y derivados, pero también "mayor transparencia de los mercados financieros" desde donde fluyen recursos que compran el producto a futuro y disparan los precios.
La cita de Jeddah se repetirá a fines de este año en Londres y, entretanto, productores y consumidores, más empresas, se verán nuevamente la próxima semana en Madrid, que albergará el 19 Congreso Mundial de Petróleo.
El ministro español de Industria, Miguel Sebastián, dijo que "tras disfrutar durante 15 años de precios bajos, nuestras economías se han vuelto adictas al petróleo y el mundo no está preparado para el reto de una progresiva subida de su precio".
Sebastián dijo que "la naturaleza ha sido generosa con los miembros de la OPEP, pero ese regalo implica responsabilidad con la economía global", mejorando la oferta, en tanto los países industrializados "deberían reformar en profundidad los mercados de materias primas para evitar burbujas especulativas".
La OPEP está integrada por Angola, Arabia Saudita, Argelia, Ecuador, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela, y su subsuelo guarda más de 75 por ciento de las reservas petrolíferas del planeta.
El diario caraqueño El Nacional recordó acerca de la cita en Jeddah que el llamado "padre de la OPEP", el venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo, propuso hace medio siglo una entidad de productores y consumidores que regulase el comercio mundial de los hidrocarburos.
Las corporaciones que controlaban el negocio, conocidas como "las siete hermanas", desdeñaron la propuesta y los estados productores crearon entonces la OPEP, fundada en 1960 en Bagdad por Arabia Saudita, Irán, Iraq, Kuwait y Venezuela.
En aquel entonces Venezuela era el primer exportador mundial de crudo. Esa posición la ocupa ahora y desde hace décadas Arabia Saudita, que envió desde Jeddah un mensaje a sus socios de la OPEP de que no favorecerá un alza de precios, al decidir un aumento unilateral de su producción, de 9,5 millones de barriles diarios a 9,7 millones desde este julio.
Quizá por ello, para mostrar que Riad no es la única voz en la OPEP, el presidente de la Organización y ministro petrolero de Argelia, Chakib Jelil, dijo en Europa que el precio del petróleo, aunque no trepe hasta los 200 dólares por barril, "probablemente llegará a entre 150 y 170 dólares este verano" boreal.
Pero, si por ejemplo, la crisis por el programa nuclear de Irán lleva a que ese país suspenda su producción, hoy de 4,4 millones de barriles diarios, "se generaría una grave situación de desabastecimiento y los precios llegarían a 300 o 400 dólares", dijo Jelil.
Mientras sus declaraciones daban la vuelta al mundo, el portavoz petrolero de Libia, Shokri Ghanem, dijo que su país podría recortar el bombeo de crudo para protestar por una ley que debate Estados Unidos, según la cual su Departamento de Justicia podría demandar a los miembros de la OPEP por recortar producción o "cartelizar" precios.
Trípoli también resiste una ley estadounidense que autoriza a familiares de víctimas de ataques terroristas que se compruebe hayan estado vinculados a Libia a solicitar la incautación de bienes de ese país norafricano o de compañías que hagan negocios con ese gobierno.
Esas declaraciones empujaron los precios de la víspera, hasta el récord sobre 140 dólares. Aunque Libia apenas produce 1,8 millones de barriles, que equivale a dos por ciento de la demanda mundial, los operadores consideran que cada barril cuenta para mover los precios.
Por eso, en el escenario de Jeddah, el secretario general de la OPEP, el libio Abdallah el-Badri, dijo que la Organización prevé invertir 160.000 millones de dólares en los próximos cinco años, para agregar a la oferta cinco millones de barriles diarios.
La OPEP produce unos 32 millones de barriles por día, en tanto la demanda mundial se cifra en 86 millones de unidades.
El experto venezolano Pablo Hernández Parra sostiene que el mundo demandará a comienzos de la próxima década más de 92 millones de barriles por día de petróleo, de los cuales la OPEP no podría aportar más de 38 millones de unidades, en tanto el resto del mundo proveerá unos 49 millones.
El déficit, de varios millones de barriles diarios, no podrá cubrirlo la OPEP, porque ha falseado datos sobre sus reales reservas y capacidad de expandir la producción. "La única salida es una nueva sociedad que tenga como norte reducir el actual consumo energético y conservar lo que nos queda de ambiente", según Hernández Parra.
El estadounidense Joseph Stiglitz, ganador en 2001 del premio Nobel de Economía, escribió esta semana que "sólo modificando los patrones de consumo y de producción —con un nuevo modelo económico, en realidad— podremos hacer frente al problema prioritario de los recursos básicos".
"Dos factores desencadenaron la crisis actual: la guerra de Iraq impulsó la escalada de los precios del petróleo y, por otro lado, la aparición de los biocombustibles hace que los mercados agroalimentario y energético estén cada vez más imbricados", apuntó Stiglitz.
En Estados Unidos, "los subsidios al etanol extraído del maíz han contribuido más a engrosar las arcas de los productores que a reducir el calentamiento global", se quejó, tras abogar porque los países ricos eliminen o reduzcan las políticas energéticas y agrícolas que ocasionan distorsiones, así como porque ayuden a las naciones pobres.
En éstas, la escalada de los precios petroleros adquiere proporciones de pesadilla. Al instalar la cita de Jeddah, el rey saudita Abdulá bin Abdulaziz propuso que la OPEP establezca un Fondo de 1.500 millones de dólares para compensar la carga que representan los elevados precios del crudo para los países pobres.
La situación de la región fue ilustrada por el ministro de Hacienda de República Dominicana, Vicente Bengoa: "En 2004, la factura petrolera se cubría con las remesas de los dominicanos en el extranjero y sobraban 560 millones de dólares, mientras que este año se prevé un ingreso de remesas de 1.900 millones de dólares y una factura petrolera de 4.500 millones".
Las corporaciones globales petroleras, mientras, acaparan ganancias de decenas de miles de millones de dólares, cada una. Con ese ingreso, sostiene Poleo, el capital global financia su posicionamiento ante los cambios en marcha en la matriz energética mundial. A favor de esos intereses, la burbuja de precios sigue inflándose, aunque analistas como Alexander Green, de la red de consultoría estadounidense Oxford Club, insisten en que los actuales valores del crudo son insostenibles y necesariamente bajarán.
Green ha comparado 2.391 días de alzas en el precio del petróleo, desde noviembre de 2001, con los 2.086 de incremento del índice de la bolsa de comercio electrónica Nasdaq y los 1.954 de los constructores de vivienda. En estos últimos casos fueron seguidos de 943 y 902 días de baja.
Lo mismo, cree Green, ocurrirá en el caso del petróleo, que aún infla "la madre de todas las burbujas".