Los jefes de Estado y de gobierno del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos se preparan para la cumbre que se desarrollará entre el 7 y 9 de julio en la septentrional isla japonesa de Hokkaido. El país anfitrión prevé ubicar el cambio climático en la cúspide de la agenda.
En la agenda de discusión figuran el cambio climático, la escasez alimentaria y el desarrollo, especialmente en África, además de otros puntos como el sostenido encarecimiento de los combustibles y la no proliferación nuclear.
Lo que se resuelva sobre el recalentamiento global será fundamental para que el mundo evalúe el éxito de la cumbre del G-8.
"Es un gran desafío y la humanidad no tiene tiempo que perder. La comunidad internacional debe redoblar urgentemente sus esfuerzos para resolver este problema", dijo el primer ministro japonés, Yauso Fukuda.
Fukuda, como jefe de gobierno del país anfitrión de la reunión del G-8, que incluye a Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, podrá definir la agenda de discusiones.
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El ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Masahiko Komura, prometió que su país hará el mejor esfuerzo para mostrar su liderazgo y crear un acuerdo Norte-Sur sobre cambio climático.
Tokio procura establecer un marco de referencia que incluya límites de emisión justos y equitativos, aceptados por las naciones que más contaminan.
Komura pidió a Brasil, Estados Unidos e India que se sumen a ese acuerdo en gestación.
Países como Brasil, China, India, México y Sudáfrica se sumarán a las deliberaciones en el último día de la cumbre, en carácter de invitados.
Organizaciones no gubernamentales ambientalistas, de desarrollo, de defensa de los derechos humanos y por la paz también estarán presentes en la cumbre, junto con líderes de naciones como Australia, Corea del Sur, Indonesia y varios países africanos.
"Nos encontramos en un punto crítico en el camino a reemplazar el Protocolo de Kyoto", dijo el portavoz del gobierno japonés Tomohiko Taniguchi. El Protocolo, aprobado en 1997, fija metas de emisión de gases invernadero y expira en 2012, por lo cual debe ser sustituido por un nuevo acuerdo.
"Japón, con su estrecha alianza con Estados Unidos por un lado, y su proximidad a China, uno de los mayores contaminadores, puede jugar un gran papel para que el G-8 produzca un régimen que todos los emisores encuentren aceptable y que funcione en la práctica", agregó.
Organizaciones no gubernamentales y climatólogos han destacado que la cumbre debe enviar una señal clara: un compromiso de que los países ricos sobre drásticas metas de reducción de emisiones para el año próximo, a fin de reemplazar los del Protocolo de Kyoto.
En caso contrario, advirtieron, el recalentamiento global continuará y producirá una catástrofe ambiental en alrededor de 50 años.
"El nuevo marco que reemplazará al Protocolo de Kyoto debe acordarse en la conferencia internacional que se realizará a fines de este año en Copenhage", dijo la vicepresidenta de la cumbre del G-8, Yurika Ayakuwa.
Para que eso suceda, el grupo debe enviar una clara señal, "pues los países ricos causaron este problema por sus grandes emisiones de gases invernadero en los últimos 100 años", agregó.
Si las naciones en desarrollo no cumplen con su parte más allá de 2012, Estados Unidos y Japón podrían retirarse de los acuerdos internacionales sobre cambio climático y los esfuerzos realizados desde 1990 habrán sido en vano, dijo Ayukawa a IPS.
Ayukawa desea que Fukuda y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, consideren la urgencia del problema, ya que existe poco tiempo para hacer frente a los peligrosos impactos del cambio climático.
"Para mostrar liderazgo, ambos países, dos naciones ricas, deben comprometerse a efectuar reducciones de emisiones ahora, no más tarde", dijo.
Pero tiene pocas esperanzas.
"Tokio y Washington están en contra de compromisos firmes en el corto plazo, al igual que contra objetivos de mediano plazo para 2020. En consecuencia, los países en desarrollo se oponen a acuerdos de largo plazo para reducir a la mitad las emisiones para 2050", señaló.
Ayukawa cree que no habrá acuerdo en la cumbre del G-8.
Sin embargo, Fukuda considera prioritario llegar a un entendimiento al respecto. "Quiere colocar a Japón como líder en materia de temas ambientales", dijo Weston Konishi, del japonés Consejo de Relaciones Internacionales Hitachi.
El primer ministro japonés busca usar la cumbre del G-8 para mostrar su supuesto liderazgo frente a las potencias. "Tiene la esperanza de que mejore su imagen interna", que cayó a un nivel de aprobación de 25 por ciento, según una encuesta de la agencia de noticias japonesa Kyodo.
Se ha especulado acerca de que Fukuda disolvería luego de la cumbre del G-8 la cámara baja del parlamento para llamar a elecciones anticipadas, aunque Konishi duda que esta cumbre sirva para incrementar su popularidad y darle una ventaja en esos hipotéticos comicios.