La reanudación plena de las relaciones diplomáticas entre Ecuador y Colombia todavía tendrá que esperar uno o dos meses, hasta que se ajusten diversos detalles entre las dos cancillerías.
A fin de esta semana o comienzos de la próxima se nombrarán los encargados de negocios de los dos países y se abrirán nuevamente las respectivas embajadas en Quito y Bogotá, aunque las relaciones consulares bilaterales nunca fueron suspendidas, explicó a IPS la misma fuente diplomática local que estimó el plazo para la total normalización entre ambos gobiernos.
Este camino de acercamiento se abrió gracias a la aceptación por parte de los presidentes Rafael Correa, de Ecuador, y Álvaro Uribe, de Colombia, de la propuesta presentada la semana pasada por el ex presidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981) de que convinieran en reanudar en primer lugar aunque sea los vínculos con encargados de negocios.
Los primeros pasos a seguir en ese rumbo se trazaron en las reuniones de esta semana en Washington entre los vicecancilleres José Valencia, de Ecuador, y Camilo Reyes, de Colombia, junto al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, y el director del Departamento de Sustentabilidad Democrática de ese foro, Víctor Rico.
El punto conflictivo a resolver es la petición de Quito de una reparación por los daños causados por el ataque del 1 de marzo, sin aviso previo al gobierno de Correa, de las fuerzas de seguridad colombianas a un campamento guerrillero de ese país en Ecuador, cercano a la frontera entre ambos países.
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El reclamo del gobierno izquierdista de Correa se basa, entre otras cosas, en que la OEA condenó la incursión del vecino país en el campamento de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), donde murieron 25 personas, incluido el miembro del secretariado del grupo insurgente, "Raúl Reyes", considerado su portavoz internacional.
El sangriento incidente llevó a la ruptura de las relaciones colombo-ecuatorianas, el distanciamiento de Bogotá de los gobiernos de Venezuela y Nicaragua, solidarios con Quito, y una aguda crisis política en la región andina.
A este asunto del ataque se le suman nueve casos de ciudadanos ecuatorianos muertos en acciones protagonizadas por efectivos militares colombianos en territorio de Ecuador y que no han tenido una respuesta satisfactoria aún por parte de Bogotá.
La cancillería de Ecuador propone formar una comisión arbitral que analice y resuelva la cuestión de las reparaciones.
Según la fuente diplomática consultada por IPS, "sin llegar a algún acuerdo sobre las reparaciones, es difícil que se reanuden las relaciones bilaterales plenas, porque Ecuador estaría desechando su tesis sin lograr nada a cambio".
"Si bien el gobierno colombiano no acepta realizar reparaciones por el ataque del 1 de marzo, puede aceptarlas en otros casos, y sobre el ataque puede aceptar un arbitraje. En la diplomacia, cuando se quiere dar por terminado en empate un caso se forma una comisión arbitral, y eso puede ocurrir", aseguró la fuente.
La elaboración de una cartilla de seguridad que permita a las fuerzas armadas de los dos países actuar en la zona fronteriza sin entrar en conflicto es otro de los temas tratados y sobre el cual no habría mayores diferencias, aunque Ecuador denuncia que no existe una presencia constante de efectivos colombianos en su territorio de frontera.
El jefe del ejército de Colombia, Mario Montoya, y su par de Ecuador, Ernesto Gonzáles, se reunieron esta semana en Lima, a donde viajaron invitados por el titular del ejército peruano, Edwin Donayre.
Montoya y Gonzáles coincidieron en afirmar que mantienen relaciones pese a la crisis diplomática entre sus gobiernos, al realizar declaraciones a la prensa tras participar en un acto público junto a Donayre.
El militar colombiano afirmó que los ejércitos de su país y Ecuador mantienen relaciones de cooperación en temas fronterizos de interés común como la lucha contra la delincuencia, el narcotráfico y el terrorismo.
Indicó también que las relaciones diplomáticas entre las dos naciones es un tema que compete a las cancillerías.
Gonzáles, por su parte, confirmó que los dos ejércitos han acordado ratificar la cartilla de seguridad como un paso más en la restauración de las relaciones.
Mientras, el presidente Correa sigue distante con Uribe. Dijo el sábado pasado que el derechista Uribe no quiere un acuerdo humanitario entre Bogotá y las FARC que permita el intercambio de guerrilleros presos por rehenes en poder de la insurgencia.
También aseguró que seguiría impulsando acciones humanitarias para lograr la liberación de los rehenes que están detenidos por la guerrilla.
Correa hizo esas afirmaciones durante su habitual cadena radial, al comentar su recibimiento al colombiano Gustavo Moncayo, padre de un soldado rehén de las FARC desde hace 10 años y que "caminó toda Colombia en protesta para lograr un acuerdo humanitario, que Uribe no quiere".
"Le ratificamos nuestra disposición a poner todo lo que esté a nuestro alcance para la liberación de los secuestrados y prisioneros de guerra" y agregó que para eso podían contar con el gobierno ecuatoriano, el cual no le va "a pedir permiso a nadie".
"Somos un país soberano y a nadie le vamos a pedir permiso para una acción humanitaria, que está en completa coincidencia con nuestros principios", aseguró.
Arguyó también que el hijo de Moncayo "es un prisionero de guerra y lo que (su padre) busca es un canje humanitario con los prisioneros de las FARC que tiene el gobierno. Eso es perfectamente viable en una guerra, pero Uribe no ha querido".
Tras esas declaraciones, el canciller de Colombia, Fernando Araújo, afirmó que los dos países están "en el proceso de reconstrucción de una relaciones diplomáticas y lo que podemos hacer es un llamado a la reflexión de todos los gobiernos sobre el respeto de los principios de no intervención", dijo.
El presidente ecuatoriano afirmó, además, que la embajada de Washington en Quito descarta que Ecuador tenga algún vínculo con las FARC.
"Es una buena amiga, creo que quiere mucho al país, creo que sinceramente nos aprecia", sostuvo el mandatario en el almuerzo de despedida de la embajadora estadounidense en Ecuador, Linda Jewell.
"Seguro que la embajada envía comunicados al Departamento de Estado (cancillería) diciendo vean paren esto: Ecuador no tiene nada que hacer con las FARC y por eso no es Estados Unidos el que nos acusa sino Colombia y ciertos grupos", subrayó Correa.
También esta semana, el dirigente de las FARC, Iván Márquez, aseguró que Uribe ha intentado asesinar al presidente de Ecuador en complicidad con un general del Ejército ecuatoriano de apellido Aguas.
El único general con ese apellido es Wilson Aguas, quien fue jefe del ejército los últimos meses del gobierno de Lucio Gutiérrez (2002-2005) y pasó a retiro antes de la caída de ese gobierno.
Consultado por la prensa, Aguas dijo no tener nada que ver con la denuncia, mientras que el gobierno ecuatoriano prefirió no hacer comentarios.