El narcotráfico se mantiene como gran negocio en Perú, segundo mayor productor mundial de coca y cocaína por noveno año consecutivo, de acuerdo con el último reporte de la Oficina de las Naciones contra la Droga y el Delito (Onudd).
Desde 1998, la dimensión de los cultivos ilegales crece de forma sostenida. En 2007 se registró un aumento de cuatro por ciento respecto del año anterior, con extensiones que pasaron de 51.400 a 53.700 hectáreas, según la fiscalización de la Onudd divulgada este miércoles.
Estas cifras implican un incremento de la producción potencial de cocaína, confirmando la tendencia de ascenso que se inició hace casi una década. Perú pasó entre 2006 y 2007 de 280 a 290 toneladas de la droga, lo que representa una suba de cuatro por ciento.
La variación de la producción mundial de cocaína estimada por las Naciones Unidas fue de sólo 10 toneladas: 984 en 2006 y 994 en 2007.
En todo caso, el mercado de productores de cocaína no sufrió cambios significativos. Colombia elabora 60,3 por ciento de la cocaína que se consume en el planeta, Perú, 29,1 por ciento y Bolivia, 10,4 por ciento.
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El representante de la Onudd para Perú y Ecuador, Flavio Mirella, informó que en Colombia la producción potencial de cocaína se redujo en dos por ciento y en Bolivia creció en 11 por ciento.
Curiosamente, el informe registra un aumento de 27 por ciento de las plantaciones colombianas de coca, que considera "sorpresivo e impactante", mientras indica que Bolivia la expansión de cultivos fue de cinco por ciento.
Para el presidente de la gubernamental Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), Rómulo Pizarro, las cifras muestran "una fuerte presión del narcotráfico por elevar el nivel de producción de cocaína, porque al mismo tiempo existe una fuerte demanda".
Pizarro resaltó que 50 por ciento de los cultivos se ubican en los valles de los ríos Apurimac y Ene (VRAE), sur del país, una de las regiones más pobres de Perú. "Lo que quiere decir que para combatir al narcotráfico también hay que erradicar decididamente la pobreza", indicó.
El VRAE, donde se encuentran los mayores laboratorios peruanos de cocaína, se ha convertido en refugio de unos 200 guerrilleros del grupo maoísta Sendero Luminoso. El gobierno de Alan García ha enviado unos 5.000 hombres para exterminar ese foco insurgente, aparentemente fortalecido por el respaldo del narcotráfico.
El representante de la Onudd indicó que el crecimiento de los cultivos es menor al de 2006, que fue de siete por ciento. Sin embargo, admitió que debería llamar la atención la aparición o intensificación de plantaciones en áreas como el Marañón-Putumayo, en la frontera con Ecuador, en Inambari-Tambopata, cerca de los límites con Brasil, y en los valles Palcazú-Pichis-Pachitea, donde el crecimiento llega a 169 por ciento.
Esto significa que, debido a la represión, los cultivos se desplazan a nuevas zonas, interpretó.
El informe de la Onudd, "Cultivo de coca en la región andina", da cuenta de que en 2007 las autoridades erradicaron por la fuerza 11.056 hectáreas del vegetal, y otras 1.016 de manera voluntaria, con la cooperación o consentimiento de los agricultores.
Ochenta por ciento de la cocaína peruana se dirige a Europa.
"Pero el 95 por ciento del aporte extranjero para la lucha contra la producción de cocaína proviene de Estados Unidos. Europa sólo entrega el cinco por ciento restante", afirmó Pizarro, lo que consideró "inexplicable".
"Entre 2006 y 2007 el número de europeos que consumieron por primera vez alguna droga proveniente de la coca subió de 3,5 millones a 4,5 millones. Hay por lo tanto una responsabilidad que no asumen los países consumidores", argumentó.
"No hay duda de que la cooperación debe aumentar, porque son satisfactorios los resultados donde se han aplicado los programas de erradicación de cultivos y la sustitución por otros legales y tan rentables como la coca", coincidió Mirella.
"Los campesinos que cambiaron la coca por el café, el cacao y el palmito, en 2005 exportaron sus productos por 39 millones de dólares, y en 2007 subieron a 70 millones de dólares", aseveró.
Pizarro mencionó que la aplicación del Plan de Impacto Rápido —inversión directa y rápida en las zonas donde los campesinos aceptan sustituir cultivos—, ha comenzado a ofrecer resultados importantes. El Poder Ejecutivo dotó al programa de 15,8 millones de dólares.
En 2006, se incautaron en promedio 426 kilogramos mensuales de cocaína, en 2007 fueron 522 kilos, y entre enero y mayo de este año, la incautación fue de casi 556 kilogramos mensuales. La Dirección Nacional Antidrogas prevé para 2008 un nuevo récord en decomisos de la droga.
"Perú está enfrentando y resistiendo una verdadera ofensiva del narcotráfico internacional", dijo el director ejecutivo de Devida.
"Los nuevos mercados, especialmente de Europa y Asia, presionan a los países productores y éstos aumentan los cultivos de coca, mejorando la producción con nuevas tecnologías, diversificando la modalidad de la exportación y abriendo nuevas rutas para sacar la cocaína del Perú", argumentó.
La tecnificación se ve confirmada por el grado de calidad que ha alcanzado la droga en Perú. En 2003, el clorhidrato de cocaína tenía 84,5 por ciento de pureza, y en 2007 aumentó a 88,9 por ciento, mientras, en el mismo año, la de Bolivia fue de 60,9 por ciento y la de Colombia de 84,7 por ciento.
Por eso mismo, el precio se ha elevado.
Mientras en 2006 se abonaba en los centros de producción 825 dólares por kilogramo, el año pasado se pagó 851 dólares por unidad, lo que permitiría estimar en 247 millones de dólares la venta en el lugar de origen. Pero el negocio en Europa multiplicaría varias veces esa cantidad, lo que muestra el exitoso negocio del narcotráfico peruano.
