Dos años después de que la Unión Africana (UA) ordenara a Senegal enjuiciar al ex dictador de Chad, Hissene Habré, acusado de miles de asesinatos políticos, el proceso continúa en el limbo, advirtieron activistas este lunes.
"Senegal ha perfeccionado el arte de la demora en este caso y la credibilidad de la UA está en juego", dijo Alioune Tine, de la Asamblea Africana para la Defensa de los Derechos Humanos, red de seis organizaciones radicada en Dakar.
"Es una prueba para la justicia africana, que no se puede quejar de que los tribunales internacionales apunten contra líderes del continente mientras permite que el caso de Habré muera lentamente en Senegal", agregó.
Habré gobernó Chad de 1982 a 1990, cuando huyó a Senegal tras ser depuesto por el actual presidente, Idriss Déby.
Durante su dictadura, hubo masacres motivadas por la pertenencia a diversas comunidades étnicas, uso sistemático de la tortura y arrestos masivos, señaló la organización de derechos humanos Human Rigths Watch (HRW), con sede en Nueva York.
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El dictador, perteneciente a la etnia gorane, y su policía política, la DDS, practicaron la limpieza étnica, tomando como blanco a tribus musulmanas y cristianas. Los opositores considerados una amenaza para el régimen fueron sistemáticamente arrestados y torturados.
El reino de terror de Habré es expuesto en un documental estrenado este mes en el festival de cine de HRW, dirigido por Klaartje Quirijns y titulado "El cazador de dictadores".
Uno de los protagonistas del filme es Souleymene Guengueng, fundador de la Asociación Chadiana de Víctimas del Asesinato y Represión Política (Avcrp, por sus siglas en francés) luego de la caída del dictador.
Acusado falsamente de opositor, Guengueng fue confinado a una celda tan pequeña en la que apenas podía estar de pie y donde la luz eléctrica era tan potente que lo dejó prácticamente ciego. Otros detenidos perdieron la vista por ese motivo.
"Sentía que si Dios me permitía sobrevivir debía hacer algo. Prefiero que me maten antes de abandonar la lucha", dijo Guengueng.
Hoy, desempleado y alejado de su esposa y de sus nueve hijos, vive en Nueva York, donde recibe tratamiento oftalmológico. Teme ser asesinado por los seguidores de Habré en caso de regresar a Chad.
En lo que ya se ha convertido en una batalla de siete años, el abogado de HRW Reed Brody —el "cazador de dictadores" del título del documental— ha trabajado con la Avcrp reuniendo testimonios de 792 víctimas de la dictadura.
Su objetivo es que Senegal enjuicie a Habré o lo extradite a un país donde exista la voluntad de hacer justicia.
"Este caso tiene el potencial de sentar un precedente histórico, porque no depende de la Organización de las Naciones Unidas ni de la Corte Penal Internacional. Son las víctimas quienes lo llevan adelante", señaló Brody.
Ismael Hachim sufrió en carne propia el método de tortura favorito de Habré, el "arbatachar". Las piernas y brazos de la víctima se atan a su espalda, lo que provoca un dolor extremo, pérdida de circulación sanguínea, parálisis, heridas abiertas y en algunos casos gangrena.
Hachim estuvo preso junto con otras 30 personas en una celda que alguna vez fue utilizada como pileta de natación por oficiales del ejército de Francia, la antigua metrópoli colonial.
Las celdas eran tan pequeñas y estaban tan superpobladas que muchos murieron por falta de oxígeno. Otros detenidos dormían sobre los cadáveres hasta que los retiraban, porque la baja temperatura de los cuerpos muertos los ayudaba a combatir el insoportable calor.
En mayo de 2001, Brody y Olivier Bercault, también de HRW, descubrieron documentos de la DDS que contenían los nombres de 1.208 personas asesinadas o muertas en prisión y de otras 12.000 víctimas de violaciones a sus derechos humanos.
"Creo que Habré era un paranoico, obsesionado con el control, que jamás toleraría ninguna clase de oposición", dijo Brody.
Entre los miles de documentos hallados figuran informes diarios sobre muertes de detenidos, interrogatorios, resultados de actividades de vigilancia y certificados de defunción.
Asimismo, se conocieron detalles sobre el modo en que Habré se hizo cargo del control directo de la DDS y organizó la limpieza étnica.
La denominada Comisión de la Verdad acusó en 1992 a Habré por 40.000 asesinatos políticos, aunque se desconoce el número exacto de víctimas.
El ex dictador fue acusado en Senegal en 2000, pero se desechó el caso cuando un fiscal, en respuesta a un planteo de sus abogados, determinó que los tribunales senegaleses no tenían competencia sobre delitos cometidos en otro país.
Esa decisión fue apelada y se intentó que Habré fuera extraditado a Bélgica para su juzgamiento. Chadianos viajaron a Senegal para prestar testimonio y víctimas senegalesas confirmaron sus relatos.
El 15 de noviembre de 2005 Habré fue arrestado por las autoridades de Senegal. Pero, según las leyes de ese país, los tribunales carecen de jurisdicción para decidir una solicitud de extradición contra un ex jefe de Estado.
En consecuencia, en julio de 2006, a pedido de la UA, Senegal aceptó procesarlo. Ese país debe cumplir ahora con su parte del acuerdo, dijo Brody a IPS.
"Todo está listo. Las víctimas presentaron las evidencias y la comunidad internacional garantizó la disponibilidad de los fondos necesarios. Ahora Senegal debe preparar la acusación detallando los cargos y enviar el caso a un juez investigador", agregó.
Senegal se encuentra en el proceso de reformar su Constitución, para permitir que los tribunales procesen casos de genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra cometidos en el pasado.
Pero, al mismo tiempo, el nuevo ministro de Justicia, Madicke Niang, formó parte del equipo de abogados defensores de Habré. Aunque había prometido que se nombrarían jueces para investigar el caso antes del 7 de junio, nada ha ocurrido todavía.
El 16 de mayo, el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura dio a Senegal un plazo de 90 días para informar sobre las medidas adoptadas para implementar su anterior decisión, según la cual esa nación africana debía "remitir este caso a las autoridades competentes con el objetivo de iniciar el proceso judicial".
El incumplimiento resultará en la extradición de Habré a Bélgica u otro Estado que solicite llevar adelante el juicio.
"Me hice mil y una preguntas sobre las razones por las que Habré actuó como lo hizo y no encontré respuesta. Algún día él tendrá que darlas", dijo Guengueng.