COLOMBIA-EEUU: Moderada bendición a Uribe en la OEA

El subsecretario de Estado (vicecanciller) de Estados Unidos, John Negroponte, describió a Colombia como «un sobresaliente ejemplo» de lo que puede lograrse a través del compromiso con la democracia y la buena gobernanza.

En una conferencia de prensa, en el marco de la 38 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que deliberó hasta este martes en la ciudad de Medellín, Negroponte enfatizó el compromiso de Estados Unidos con los controvertidos esfuerzos del presidente derechista de Colombia, Álvaro Uribe, para librar al país de "narcoterroristas".

Cuando se le preguntó si Washington intervendría en la disputa entre Colombia y sus vecinos Ecuador y Venezuela, Negroponte dijo que una participación directa de Estados Unidos "no es necesaria, incluso si estuviéramos inclinados" a hacerlo.

Mediante el Plan Colombia, antidrogas y contrainsurgente, Washington ya presta una amplia cooperación militar que incluye inteligencia, agregó.

El gobierno de Uribe acusa a Ecuador y Venezuela de brindar apoyo a las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
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Negroponte no formuló demasiados comentarios sobre el ataque de tropas colombianas, el 1 de marzo, a un campamento de las FARC en Ecuador, condenado por la OEA como una "violación a la soberanía e integridad territorial " de ese país y "a los principios del derecho internacional".

La operación militar provocó una grave crisis regional, principalmente entre Colombia, Ecuador y Venezuela.

Negroponte señaló que la preocupación de Washington respecto de esa disputa está centrada en dos temas clave: la soberanía y la integridad territorial, pero también está el derecho de un país a la autodefensa. Agregó que la responsabilidad de las naciones vecinas es no permitir la presencia de fuerzas insurgentes en sus territorios.

Aunque no reiteró las duras acusaciones de otros funcionarios del gobierno del presidente estadounidense, George W. Bush, contra Venezuela, Negroponte dejó en claro que la soberanía de Colombia es la preocupación fundamental de Washington.

Asimismo, puso como paradigma de la asistencia a Bogotá el Plan Colombia, que convirtió a este país en uno de los mayores receptores de ayuda externa de Washington.

Como prueba de los éxitos de Colombia en esa materia Negroponte mencionó los "espectaculares avances" logrados en Medellín, famosa en el pasado como cuna y centro de operaciones del cartel de la droga de ese nombre, liderado por el extinto Pablo Escobar.

Al parecer, Uribe eligió a Medellín como sede de la reunión de la OEA para demostrar los progresos en materia de derechos humanos y desarrollo. Negroponte enfatizó este punto: dijo que hace 15 años hubiera sido imposible realizar un encuentro del organismo interamericano en Medellín y que hoy la ciudad es un "emblema" de los grandes avances alcanzados por Colombia.

Representantes de organizaciones civiles que participaron de la reunión de la OEA pusieron en duda esa caracterización, señalando que Estados Unidos ha decidido ignorar las violaciones a los derechos humanos que se producen en Colombia.

María Victoria Fallon, una abogada de Medellín que dirige la Coalición Internacional de Organizaciones de Derechos Humanos de las Américas, dijo que muchos de los diplomáticos participantes de la asamblea general de la OEA sólo escucharían el "bonito" mensaje pero no verían "la ciudad real".

Aunque el número de homicidios en Medellín ha disminuido en los últimos años, Fallon afirmó que están en aumento las desapariciones de activistas y de delincuentes comunes, simplemente asesinados.

En respuesta a los elogios de Negroponte por las acciones en marcha para desmovilizar a las milicias paramilitares ultraderechistas, Fallon destacó que "todavía están activos en muchas partes de Colombia, incluso en comunidades periféricas de Medellín. Aun aquéllos que han sido oficialmente desmovilizados continúan operando".

La adopción de los argumentos del presidente colombiano por parte de Negroponte, agregó, "demuestra la habilidad de Uribe para construir un discurso y venderlo, por un lado, y que Estados Unidos compra lo que está en venta en la medida en que responde a sus intereses".

Ariela Peralta, del Centro para la Justicia y la Ley Internacional, con sede en Washington, afirmó que Uribe ha realizado una notable tarea en formular y difundir un discurso sobre el país. Su visión de la paz, dijo, "es una caracterización que encaja confortablemente con las ideas del gobierno de Bush".

Pero igualmente importante es la opinión pública colombiana, advirtió. "Existe un enorme apoyo de la gente a las políticas del gobierno. Las ciudades se ven más seguras, más relajadas. La realidad es que muchos de los éxitos proclamados por Uribe son reales. O, al menos, la gente dice que lo son", comentó.

Aunque coincidió con Fallon en que esto oculta problemas más profundos, Peralta señaló que la forma de enfrentar la violencia desde el punto de vista de los derechos humanos "es mostrar el lado oscuro del conflicto, el que no mencionan Colombia ni Estados Unidos, y que incluye a las víctimas, cómo han sido tratadas, qué clase de justicia recibieron".

El mayor problema que enfrentan los defensores de los derechos humanos para influir en la opinión pública es que "los actores de este conflicto, por ejemplo los paramilitares, simplemente han cambiado su apariencia. Tienen nuevos tipos de organizaciones, pero continúan siendo la fuerza dominante en muchas comunidades", señaló Peralta.

Según analistas y activistas, los comentarios de Negroponte y el apoyo del gobierno de Bush a Uribe se deben al deseo de Estados Unidos de alcanzar acuerdos de libre comercio y a la batalla de Washington contra los éxitos diplomáticos de Venezuela.

Caracas, y otros poderes emergentes en América Latina, como Brasil, están llenando el vacío dejado por Washington a causa de su énfasis en Medio Oriente y la "guerra contra el terrorismo", afirman esos análisis.

Durante casi todo el mandato de Bush, dijo Peralta, la preocupación en Washington ha sido "cómo combatir el terrorismo y el narcotráfico, junto con la expansión del libre comercio. En la región, Colombia ha sido su aliado más importante".

"Esta estrecha relación sólo se ha visto afectada por el reciente rechazo del Congreso legislativo de Estados Unidos a la aprobación de un tratado de libre comercio con Colombia", agregó.

"¿Cómo sucedió esto? Los sindicalistas colombianos, muchos de ellos asesinados durante la presidencia de Uribe, se han convertido en un claro ejemplo de la situación humanitaria y laboral colombiana a los ojos de los legisladores en Washington. Este fracaso en la aprobación del tratado de libre comercio es un irónico resultado de las políticas de Uribe", concluyó Peralta.

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