Brasil enfrenta presiones inflacionarias que amenazan con generalizarse, en un momento de riesgos a escala global, según el acta de política monetaria divulgada este jueves por el Banco Central, para justificar el alza de sus tasas de interés, que afectará la actividad económica.
El análisis de la autoridad monetaria no deja dudas de que los intereses seguirán en aumento, persiguiendo de forma rígida la meta inflacionaria de 4,5 por ciento al año que determina los rumbos de la economía brasileña.
El índice oficial de inflación, calculado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), alcanzó 0,79 por ciento en mayo, acumulando 2,88 por ciento desde enero y 5,58 por ciento en los últimos 12 meses. Está dentro del margen de tolerancia, de dos puntos porcentuales en relación a la meta, pero se teme que se salga de control.
Otra medición más tradicional, de la Fundación Getulio Vargas, registró 1,88 por ciento en mayo y 12,14 por ciento en 12 meses, porque concede un peso mayor a los precios mayoristas, que subieron 15,36 por ciento, casi tres veces más que los minoristas. Ese dato indica que los precios al consumidor tienden a seguir aumentando.
"Estamos en un callejón sin salida", evaluó Fernando Cardim, profesor de economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro, persistente crítico de la actual política monetaria que, por primera vez, reconoce como inevitable la suba de intereses ante "las muchas presiones del petróleo y de los alimentos", que también provienen del incremento de la demanda interna, no sólo externa.
El gobierno, y en especial el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, "tienen miedo a la inflación", que todos consideran destructora de la popularidad de los gobernantes en este país, señaló. Se eliminan así las escasas resistencias que Lula y algunos ministros oponían a la política conservadora del Banco Central.
El problema es que la tasa básica ya está "demasiado elevada", porque no se aprovecharon los últimos años de bonanza doméstica e internacional para reducir los intereses, y la moneda nacional está excesivamente sobrevaluada, amenazando la balanza de pagos, observó Cardim a IPS. Acentuar esas distorsiones sacrifica el desarrollo económico.
El Banco Central elevó a 12,25 por ciento anual su tasa interbancaria la semana pasada, repitiendo el aumento de 0,5 punto porcentual adoptado en abril y manteniendo sus intereses en el nivel más elevado del mundo en términos reales.
Tal decisión "devastará el crecimiento (económico) en 2009", reaccionó la Federación de Comercio del Estado de São Paulo, acompañando las críticas de sindicalistas y de industriales. La Central Única de Trabajadores (CUT), creada por el propio Lula en 1980, anunció una protesta frente a la sede de la autoridad monetaria el 19 de este mes.
En el primer trimestre de este año, el producto interno bruto creció 5,8 por ciento respecto de igual período de 2007, pero los datos del IBGE ya apuntan una ligera desaceleración respecto del trimestre anterior. Las previsiones de crecimiento para este año varían entre cuatro y cinco por ciento.
Cardim teme que el alza de intereses contribuya a sobrevaluar más aún el real, la moneda nacional, deteriorando velozmente la balanza de pagos, que en abril ya acumulaba un déficit de 14.068 millones de dólares en cuentas corrientes y superaba la meta del gobierno para todo 2008. En los últimos años, Brasil registraba superávit en este rubro.
No se puede intentar devaluar la moneda ahora para interrumpir la tendencia de las cuentas externas, porque provocaría más inflación. Pero la suba de intereses tiende a fortalecer el real, agravando el déficit externo, además de contener la actividad. Así, la política del Banco Central deja a la economía "sin salida", argumentó Cardim.
Carlos Thadeu de Freitas, ex director del Banco, es menos pesimista y cree que la autoridad monetaria podría elevar hasta "un 14 por ciento" su tasa básica este año y combinarla con medidas para contener la expansión del crédito, aligerando la desaceleración económica en el próximo año.
La inflación está elevada, pero "ya dio señales de tregua" para los próximos meses, dijo Thadeu de Freitas a IPS, lamentando que las medidas contra el crédito no se hayan tomado antes. "Las tasas de interés le cuestan caro" al gobierno, ya que encarecen la deuda pública, pero no así la contención del crédito, acotó.
Una expansión de la demanda doméstica a "ritmo robusto" —por el crecimiento del crédito y de la masa salarial, debido a los aumentos de sueldos y a la generación de empleos— es el factor inflacionario que debe ser neutralizado, según el Banco Central.
Los préstamos del sistema financiero crecieron 30,9 por ciento en los últimos 12 meses, constató la autoridad monetaria.
Los alimentos fueron el rubro que experimentó la mayor parte de la inflación desde mediados del año pasado. En mayo subieron 1,95 por ciento y en el año acumularon un alza de 6,4 por ciento.
En todo caso, Brasil sufre menos que otros países la inflación de alimentos que azota al mundo, especialmente a los países más pobres. El hecho de producir casi todos los productos alimentarios que necesita, con el trigo como única excepción entre los de mayor consumo, atenuó los impactos del mercado internacional.
Pero, como es gran exportador agrícola, acaba por incorporar el alza de precios externos. El precio del arroz, por ejemplo, subió 19,75 por ciento en mayo, aunque este país es autosuficiente y hasta dispone de un pequeño excedente para exportar, si bien a veces también importa, según la disponibilidad del mercado.