Los gobiernos de los países del Sur subrayaron la necesidad de aprovechar la crisis alimentaria para repensar estrategias y políticas que impulsen el desarrollo y la agricultura.
La idea fue expuesta en un intercambio de alto nivel dedicado a la seguridad energética y alimentaria, convocado en la capital de Suiza por el gobierno de Indonesia y el Centro Sur, una organización intergubernamental que reúne a los países en desarrollo.
"Queremos ser capaces de comprender las causas reales de la crisis", señaló el director ejecutivo del Centro Sur, Yash Tandon. "Hay múltiples razones, pero algunas son más de fondo y estructurales que otras y es necesario identificarlas".
Toda crisis brinda una oportunidad, remarcó.
"En la década del 80 y del 90 hubo una crisis alimentaria similar. Hubo disturbios en África oriental y occidental. Las llamamos motines alimentarios del FMI (Fondo Monetario Internacional). Pero nos perdimos la oportunidad de hacer frente a las causas mismas del problema desde el punto de vista estructural", señaló Tandon.
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"Entregamos las soluciones a la misma estructura que, en mi opinión, causaron las crisis. Debemos comprender el problema de forma adecuada y asumir el desafío", subrayó.
Esos propósitos contaron con el respaldo de la secretaria general adjunta interna de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), Lakshmi Puri.
"Conversamos acerca de este llamado a la acción", indicó Puri en el encuentro realizado el martes.
"Es un llamado a la acción en materia de estrategias de desarrollo. El Sur tiene que despertar a ciertas realidades y errores. Es una convocatoria a la acción regional. Es hora de repensar estrategias globales. Debe repensarse la teología de la autosuficiencia y la seguridad alimentaria cubierta mediante importaciones, o no, versus producción local", señaló.
Muchas personas responsabilizaron de la carestía alimentaria y, por ende, del alza de precios al aumento del consumo en China e India, indicó Puri.
"La crisis actual suele atribuirse al aumento de la demanda en China e India. Eso es un logro del desarrollo y una cosa positiva para celebrar. Lo que falló fue la parte del suministro por varias razones", remarcó.
"La capacidad de suministrar productos agrícolas de muchas naciones en desarrollo falla por malos incentivos y falta de apoyo de políticos locales e internacionales. Ese fracaso del desarrollo está en el origen de la crisis y debemos revertir la tendencia de forma urgente para evitar que se repita", explicó Puri.
Por su parte, Teresa Cavero, representante de la organización humanitaria Oxfam, señaló que la causa subyacente de la carestía de alimentos "no cayó del cielo, sino que se debió a decenios de malas políticas".
"Las naciones en desarrollo se vieron obligadas a dejar que la agricultura se desmoronara. Mediante políticas de ajustes estructurales, los países desmantelaron el papel del Estado y su capacidad para intervenir. En muchas naciones, el sector privado no ocupó el espacio dejado por el Estado", explicó.
El representante de la Organización de la Alimentación y la Agricultura (FAO) Josef Schmidhuber consideró que debido a la superposición de los mercados de alimentos y de biocombustibles, "el precio de los comestibles seguirá alto al igual que el de la energía".
"El aumento de producción no es un antídoto para la carestía de alimentos a largo plazo. Aun si tratamos de atender el problema del alza de precios mediante el aumento de producción, no tendremos éxito, porque el mercado energético la va a desviar", sostuvo.
No obstante ello, Schmidhuber consideró que la situación actual es "la mejor oportunidad para apuntar al renacimiento de la agricultura global".
"La mayoría de nuestros países están sufriendo, pero los más golpeados son los importadores netos de alimentos y combustibles. Muchos de los países menos adelantados están en esa situación", apuntó.
Los 49 países menos adelantados, según la clasificación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), son los que tienen un ingreso por habitante menor a 750 dólares al año.
El diálogo de la víspera en Ginebra mostró que no hay consenso respecto de las soluciones a la carestía alimentaria entre gobiernos, instituciones internaciones y sociedad civil.
El representante cubano, embajador Juan Antonio Fernández, expresó su profundo desacuerdo con el resultado de la Conferencia de Alto Nivel, realizada en Roma a principios de este mes.
La cumbre, bajo el lema "Seguridad alimentaria mundial: Los desafíos del cambio climático y la bioenergía" convocada por la FAO, contó con la participación de unos 40 jefes de Estado y de gobierno.
"La conclusión de Roma no fue la mejor. Las soluciones a corto plazo ofrecidas por los más poderosos no resolverán el hambre de la gente", subrayó.
"No encontrarás ninguna perspectiva de derechos humanos en la declaración final", dijo a IPS.
"Fue una propuesta de Cuba. El simple reconocimiento del derecho a la alimentación como un derecho humano fundamental fue rechazado. El objetivo fue muy bajo. Pusimos una reserva a la declaración junto con Argentina, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Venezuela", indicó.
Por su parte, Cavero, señaló que Oxfam está "en desacuerdo con que la conclusión de la Ronda de Doha (de la Organización Mundial del Comercio) sea una solución a la crisis.
Las normas comerciales son a largo plazo y, en gran parte, irreversibles. Cualquier acuerdo es posible que socave, en vez de fortalecer, el sistema alimentario de las naciones en desarrollo".
El director ejecutivo del Centro Sur sintetizó las diferentes estrategias de los participantes.
"A grosso modo se plantearon dos perspectivas", señaló Tandon.
"Una de ellas comenzó con el aumento de precios globales como una oportunidad para invertir en agricultura, incluida, por ejemplo, la propuesta de una revolución verde para África", indicó.
"Sin embargo, la historia de la revolución verde es polémica y en el pasado colocó a la producción alimentaria en manos de corporaciones y proveedores de semillas híbridas y fertilizantes", añadió.
El término "revolución verde" fue acuñado en 1968 por William Gaud, entonces administrador de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, en alusión a la creciente producción agrícola observada en América Latina y Asia entre los años 40 y 60 gracias a un mayor uso de fertilizantes y mejores variedades de cultivos, entre otras variables.
"La otra perspectiva comenzó con la idea de que deben garantizarse los precios a los pequeños agricultores, que representan el grueso de la población en muchas naciones en desarrollo", señaló Tandon.
Para responder a la crisis actual, él se inclinó por la estrategia que favorece a los pequeños agricultores y no por la que se centra en las corporaciones.