ALIMENTACIÓN: Abundan las cumbres, falta la comida

Luego de dos cumbres de la ONU sobre alimentación, una en 1996 y otra en 2002, la comunidad internacional prometió aliviar el hambre y reducir la desnutrición.

Hubo incluso declaraciones más optimistas. En una conferencia mundial de alimentos, en 1974, se prometió terminar con el hambre "en una década".

Pero la mayoría de los objetivos planteados en esos encuentros de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) no se concretaron, aunque los compromisos fueron asumidos por los líderes mundiales.

Ahora, con el antecedente de disturbios en más de 30 países por el alto precio de los alimentos, y la escasez de arroz y de maíz en más de 60 naciones, una tercera cumbre mundial de más de 150 líderes prometió el jueves "acciones urgentes y coordinadas" para resolver la crisis.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, puso una nota dramática al declarar que "en Liberia, hace poco, me encontré con gente que antes podía comprar arroz por bolsas y ahora lo hacen por taza".
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El grito de batalla en la cumbre de esta semana fue la necesidad de aprovechar la voluntad política de la comunidad internacional, y específicamente de los países ricos, para responder rápidamente a la crisis alimentaria.

"Si no actuamos con celeridad, los 1.000 millones más pobres del mundo pasarán a ser 2.000 millones de la noche a la mañana, porque su poder de compra se reducirá a la mitad como consecuencia de la duplicación de los precios de los alimentos y los combustibles", advirtió Josette Sheeran, directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA) del organismo mundial.

El PMA dijo que destinará este año alrededor de 5.000 millones de dólares en ayuda alimentaria a casi 90 millones de personas en 78 países. La lista incluye a algunas de las naciones más afectadas: Afganistán, Etiopía, Haití, Kenia y Somalia.

La cumbre de tres días de esta semana, auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), tuvo una conclusión predecible: una piadosa declaración sobre la lucha contra el hambre y la desnutrición en el mundo. Pero, ¿hasta qué punto se llevarán a la práctica esos postulados?

Junto con la declaración se conocieron algunos números impactantes. Ban señaló que existe la necesidad de contar con "sustanciales nuevos recursos", entre 15.000 y 20.000 millones de dólares al año, para enfrentar el impacto de la crisis, incluyendo entre 8.000 y 10.000 millones de dólares anuales para atender los requerimientos de una "revolución verde" en África.

Anuradha Mittal, directora ejecutiva del no gubernamental Instituto Oakland, con sede en San Francisco, Estados Unidos, que ha realizado estudios exhaustivos sobre agricultura y comercio de alimentos, dijo a IPS que, a primera vista, los compromisos asumidos en la cumbre son "impresionantes".

Señaló que el llamado a la acción inmediata para asistir a países afectados por la crisis, junto a recomendaciones de políticas como el apoyo a pequeños productores, el fortalecimiento de las redes sociales de seguridad, el desarrollo de reservas de alimentos y otros mecanismos de administración de riesgos serán vitales para asegurar la seguridad alimentaria.

Al mismo tiempo, otras recomendaciones a mediano y largo plazo, que urgen a los gobiernos a adoptar un marco político para la agricultura centrado en la gente, también apuntan a garantizar la seguridad alimentaria.

Mittal señaló que la actual crisis provocada por las subas de precios demanda un nuevo esquema agrícola y alimentario, centrado en la necesidad de dar de comer a la gente en lugar de vender los productos en los mercados internacionales.

Esto requerirá que los países del Tercer Mundo cuenten con el espacio de maniobra política necesario para adoptar medidas que aseguren su soberanía alimentaria.

También hará falta, agregó Mittal, que la FAO y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) cuenten con presupuestos que les permitan cumplir con su mandato.

"Las naciones del Tercer Mundo tendrán que abandonar las mal aconsejadas políticas de los organismos financieros internacionales", aseguró.

"Se trata de crear un sistema basado en los pequeños agricultores, los trabajadores de las granjas, los pescadores y las comunidades indígenas, que son los mejores administradores de la tierra y los que aseguran la soberanía alimentaria y autosuficiencia de las naciones", dijo Mittal.

Según Ban, la comunidad internacional ya está atendiendo las necesidades inmediatas.

La FAO requirió 1.700 millones de dólares de nuevos fondos para otorgar a los países pobres semillas y otros tipos de apoyo a la agricultura. El PMA obtuvo 755 millones de dólares adicionales, la mayor parte provenientes de Arabia Saudita, para cumplir con sus compromisos de este año. Y el FIDA está otorgando 200 millones de dólares extra a agricultores pobres en los países más afectados.

El Banco Mundial estableció una nueva línea de créditos de rápido acceso, de 1.200 millones de dólares, destinada a incrementar la producción, que incluye 200 millones de dólares en subvenciones para las naciones más pobres.

La ONU, por su parte, estableció una reserva de 100 millones de dólares de su Fondo Central de Respuesta a Emergencias para ayudar a financiar las necesidades humanitarias generadas por el sostenido aumento de los precios de los alimentos.

En tanto, la declaración de la cumbre de esta semana señala que los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) reafirmaron su compromiso respecto de una "rápida y exitosa conclusión" de la Agenda de Desarrollo de Doha, que incluye el fortalecimiento de la capacidad comercial de las naciones pobres.

Mittal considera que algunos de los avances en la declaración de la cumbre han sido neutralizados por el llamado a una rápida conclusión de la Ronda de Doha de la OMC, que busca liberalizar los intercambios comerciales internacionales, como receta para resolver la crisis actual.

A su juicio, la Ronda de Doha, tal como está planteada, provocará una mayor volatilidad de los precios, incrementará la dependencia de los países en desarrollo respecto de las importaciones y reforzará el poder de las empresas multinacionales en los mercados internacionales.

"Las naciones en desarrollo perderán espacio de maniobra para determinar sus políticas agrícolas y esto limitará su capacidad para enfrentar la crisis y asegurar los medios de vida de los pequeños productores", dijo Mittal.

La imposibilidad de enfrentar la actual crisis alimentaria ilustra el fracaso de tres décadas de desregulación de los mercados agrícolas.

"En consecuencia, estamos reclamando una verdadera solución que estabilice la producción y distribución de alimentos, para atender la demanda global por comida saludable, adecuada y a precios accesibles", afirmó Mittal.

En este contexto, 237 organizaciones no gubernamentales, sindicatos y movimientos sociales de 50 países advirtieron al director de la OMC, Pascal Lamy, que la respuesta a la disparada del precio de la comida no pasa por "una mayor desregulación de la producción y el comercio de alimentos".

En la carta que enviaron a Lamy, las organizaciones destacan que la Ronda de Doha no atiende los mayores desafíos que enfrenta el sistema alimentario mundial, que incluyen el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales, la cuadruplicación del precio del petróleo, la ausencia de competencia en los mercados internacionales de materias primas, la especulación financiera y la rápida expansión de la producción no sustentable de biocombustibles.

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