Al sostener que Angola es un país «administrado por criminales», el músico y activista irlandés Bob Geldof levantó una tempestad política con consecuencias económicas difíciles de prever para grandes intereses portugueses en la mayor de sus antiguas posesiones africanas.
Geldof subió a la tribuna en un seminario sobre desarrollo sostenible, organizado el martes en Lisboa por el Banco Espirito Santo (BES) y el semanario Expresso, y no escatimó críticas para los dirigentes angoleños, que viven, dijo, "en las casas más ricas del mundo". En Angola, "pocos tienen millones y millones tienen poco o nada", acusó y apuntó como ejemplo las mansiones de la bahía de Luanda, la capital de Angola, que "son más caras que las de Chelsea y de Park Lane", los barrios más lujosos de Londres.
La reacción de Luanda no se hizo esperar. El músico irlandés "desconoce la realidad del país e insultó a los angoleños", declaró este jueves el secretario de informaciones del gubernamental Movimiento Popular de Liberación de Angola, Norberto dos Santos.
El oficialista Jornal de Angola le dirige una serie de calificativos, tales como "mal educado", "vivaracho" y "borracho", a la vez que le hace una velada advertencia al BES al recomendarle que "debe ver a quién invita para hablar de desarrollo".
Preocupado por sus vastos intereses en Angola, el BES ya había reaccionado incluso antes de las protestas y amenazas de Luanda, marginándose de las declaraciones de este músico de rock que en 2005 recibió el premio Norte-Sur del Consejo de Europa, en una ceremonia celebrada precisamente en el parlamento de Lisboa.
En la ocasión, Geldof sostuvo que, por su responsabilidad histórica, "Portugal debe hacer mucho más para ayudar al combate contra la pobreza en África" y fustigó a los grandes países del Norte industrializado por su "falta de cumplimiento de los compromisos asumidos" sobre el libre acceso de los productos africanos al mercado mundial.
Al señalar tres años después y en la misma Lisboa, sede del Centro Norte-Sur del Consejo de Europa, que Angola es "administrada por criminales", el cantautor y activista irlandés causó una airada reacción del gobierno de ese país encabezado por José Eduardo dos Santos, pero al mismo tiempo entusiasmó a los que desean discutir abiertamente los graves problemas de desigualdad social en esa ex colonia lusa.
Las frecuentes calificaciones de "cleptocrático" que caen sobre el régimen Dos Santos son ignoradas por el poder político y económico portugués, con grandes intereses en su ex colonias africanas.
En el fondo, lo que Geldof dijo en Lisboa es algo que todo el mundo sabe en Portugal, pero poca gente lo dice, debido a "los complejos neocoloniales y alguna complicidad política que hace mucho tiempo mantiene un manto de silencio", sentencia en su habitual columna de los jueves en el diario Público el analista Miguel Gaspar.
Al gobierno de Angola, "ciertamente no le gusta la libertad de expresión" y su reacción ante las declaraciones de Geldof "tiene todas las marcas de un nacionalismo autoritario que bien conocimos en Portugal, cuando los que atacaban a la dictadura colonialista eran tildados de enemigos de la patria", añade.
Nada que objetar al intercambio comercial entre los dos países, "pero existe un problema cuando la economía se convierte en un factor condicionante de la libertad de expresión en Portugal", concluyó Gaspar en alusión al silencio del poder político y económico local causado por los intereses en Angola.
Los grandes grupos económicos portugueses han incrementado sus inversiones y exportaciones a Angola desde el fin de la guerra civil, en 2002, con especial destaque en los últimos tres años, en que la actividad económica lusa en la vasta ex colonia superó 200 por ciento de incrementos. El Grupo Espirito Santo (GES), del cual hace parte el BES, opera en Angola especialmente en la extracción de diamantes, salud, industrias minera, cervecera, y agrícola, inmobiliario, obras públicas, aviación y pescas, mientras el banco es el principal del país africano.
Pero el poder de la familia Espirito Santo no se circunscribe a Portugal y a los países luso-africanos. Sus ramificaciones se extienden a las actividades financieras "off-shore" (extraterritoriales) en las Islas Vírgenes británicas, desde donde realiza operaciones en América Latina, especialmente en Brasil y Paraguay, así como en África y en China.
Asimismo, el Banco Portugués de Inversiones (BPI), que controla la totalidad del capital del Banco de Fomento de Angola (BFA), la Caixa Geral de Depósitos (CGD) y el Banco Comercial Portugués (BCP), tienen negocios cuyo éxito depende del gobierno de Dos Santos.
En tanto, el grupo Américo Amorim, que controla 67 por ciento del comercio mundial de corteza de alcornoque, materia prima del corcho, es dueño del Banco Internacional de Comercio (BIC) de Angola, administrado por Isabel dos Santos, la joven hija del presidente angoleño.
Las constructoras lusas Soares da Costa, Mota-Engil y Teixeira Duarte, cuentan con una marcada presencia en Angola, debido a sus relaciones privilegiadas con el poder político, que les ha adjudicado grandes proyectos en la reconstrucción del país, devastado primero por la lucha contra el ejército colonial portugués de 1961 a 1974 y luego por la guerra civil entre 1975 y 2002. El caso más relevante, es el de Soares da Costa, que facturó en Portugal un total de 268 millones de dólares en 2007, mientras en Angola lo hizo por 343 millones de dólares, que equivalen a 41 por ciento de sus lucros en todo el mundo.
En cuanto a las exportaciones, Portugal pasó de 1.065 millones de dólares en 2004 a vender 2.520 millones de dólares en 2007, con una tasa de variación estimada de aumento futuro de 30,2 por ciento. En este enjambre de intereses, no es sorprendente la preocupación del BES y de los grandes grupos económicos por las declaraciones del creador en 1985 del "Live Aid", los conciertos simultáneos realizados en los estadios de Wembley, de Londres, y J.F.K, de la ciudad estadounidense de Filadelfia, con la participación de destacados músicos de la época, para recaudar fondos para los países más vulnerables de África, en especial Sudán, Etiopía y Somalia.
"Generalmente, no insulta quien quiere, sino quien puede", dijo el politólogo y columnista angoleño Eugenio Costa Almeida ante la consulta de IPS sobre las declaraciones de Geldof. "Personalmente, no reconozco al señor Geldof autoridad moral después de haber apoyado, al igual que Bono, líder (de los también irlandeses) U2, el plan (del hoy primer ministro británico, Gordon) Brown, de 2005, entonces ministro de Finanzas y quien sirvió de base al proyecto europeo presentado en la cumbre (de diciembre de 2007) Unión Europea-Unión Africana", explicó.
El programa de Brown fue "cuestionado por los principales y más lúcidos líderes africanos y ahora es también puesto en duda por el señor Geldof", lo cual, según el politólogo, pese a "su contenido y oportunidad", las actividades y actitudes del músico se han pautado por "alguna hipocresía, que no se debe dejar pasar".
A pesar de ser un crítico constante del poder de Luanda, al concluir el diálogo con IPS Costa Almeida recomendó no olvidar que el activista no identifica personas ni partidos, sino afirmó que Angola es administrada por criminales, lo cual significa que "incluyó a todos: ministros, gobernadores, jefes locales, o sea, el país".