Analistas advierten que la inflación concentrada en alimentos básicos hizo crecer la pobreza en Argentina, quebrando la tendencia descendente que se arrastraba desde 2003. El gobierno, como única respuesta según sus críticos, dejó de informar sobre la evolución de esa variable.
Las nuevas estimaciones indican que el motor de la pobreza, que en los años 90 fue la falta de empleo, es ahora el incremento del precio de los productos alimenticios. Con un mercado laboral en recuperación, muchos trabajadores, aun con empleo formal, no alcanzan a tener un ingreso suficiente como para superar la línea de pobreza.
"El quiebre se produjo por el aumento de los precios de la canasta básica de alimentos, y hasta ahora esa reversión se mantiene", resumió ante IPS el sociólogo Ernesto Kritz, de SEL Consultores.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la pobreza alcanzaba a 23,4 por ciento de los 38 millones de argentinos en el primer semestre de 2007, en un proceso descendente desde el 54 por ciento al que había trepado en el primer semestre de 2003, cuando llegó a la presidencia Néstor Kirchner para un mandato de cuatro años.
Pero tras ese dato que confirmó la dramática caída de este indicador no hubo más noticias al respecto. El Indec fue intervenido por el gobierno a comienzos de 2007, a partir de lo cual se sospecha de la certeza de los índices de precios, sobre los cuales se elabora la línea de pobreza, además de que dejaron de publicarse los informes semestrales.
Cristina Fernández, esposa y sucesora de Kirchner en el gobierno a partir del 10 de diciembre, prometió lanzar una nueva metodología de medición, pero aún no hay novedades.
Frente a ese vacío, consultoras privadas comenzaron a hacer su propio seguimiento de los precios y a estimar el porcentaje consecuente de la línea de pobreza. La firma SEL Consultores indica que en el primer semestre de 2007 ya difería con el último indicador publicado por el Indec al calcular que 28,3 por ciento de la población argentina sufría pobreza.
En el segundo semestre del mismo año pasado, ya sin datos oficiales para cotejar, el indicador de SEL arrojó 30,3 por ciento de pobres, un aumento que según sus expertos involucró fundamentalmente a los que eran "no pobres vulnerables", es decir, personas que estaban apenas por encima de la línea de pobreza y que cayeron por la inflación.
"Es muy probable que para el final del primer semestre de este año la pobreza siga por encima de 30 por ciento", vaticinó Kritz.
Por su parte, la encuestadora Ibarómetro estimó a fines de abril que la inflación está al tope de las preocupaciones de los argentinos, según la opinión de 36,9 por ciento de los entrevistados, mientras que esa percepción sube hasta 50 por ciento de los consultados por Hugo Haime.
El combate contra la pobreza y el desempleo fueron pilares de la recuperación económica en la gestión de Kirchner, pero el aumento de los precios, entre otras cosas empujado por los valores internacionales, amenaza la propia estabilidad del gobierno de Fernández, ambos del mismo sector centroizquierdista del Partido Justicialista (peronista).
"Los logros de 2003 a 2006 se dieron en un marco de baja inflación, pero desde 2007, aún con aumentos considerables del ingreso en los hogares, el precio de los alimentos de la canasta básica quebró la tendencia a la caída de la pobreza", explicó Kritz.
A conclusiones similares llegaron otros estudios, como los de la consultora Equis y los del Observatorio Social de la privada Universidad Católica Argentina, que lleva de 9,7 millones a 11 millones la cantidad de argentinos pobres de fines de 2006 a fines de 2007.
La socióloga Laura Golbert, del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, dijo a IPS que, si bien no realiza mediciones, considera "muy probable" un incremento de la pobreza, porque si bien hay más ocupación "los salarios son bajos y hay mucha precarización". En este contexto, el incremento de precios de los alimentos "es fatal", advirtió.
El Indec sostiene que la inflación general creció 8,8 por ciento entre marzo de 2007 e igual mes de este año, pero estudios privados como el de Ecolatina, la firma fundada por el ex ministro de Economía de Kirchner Roberto Lavagna, elevan ese indicador hasta 26,6 por ciento.
A su vez, el sociólogo Artemio López, de la consultora Equis, señala que en el último año concluido en marzo el incremento de la canasta fue de 30 por ciento. Advirtió, además, que los hogares más ricos destinan 23 por ciento de sus ingresos para alimentación, mientras que los más pobres desembolsan hasta 55 por ciento.
"La estimación indica que hacia fines de este año la pobreza afectará a 30 por ciento de la población general", vaticinó López. Pero este experto alertó sobre otro dato aún más preocupante: el incremento de la brecha de pobreza, que es la que surge de comparar el nivel de ingresos con el costo de la canasta básica de alimentos.
Esa separación marcó un récord en el primer trimestre de este año. La distancia entre el costo de la cesta básica de alimentos y los ingresos reales de la población más pobre pasó de 53 por ciento en el peor momento de la crisis socio-económica-política de 2002 a 57,1 por ciento en el primer tramo de este año, tras cinco años de crecimiento económico.
En tanto el economista Claudio Lozano, diputado centroizquierdista de Movimiento por Buenos Aires, apuntó ante IPS que "2007 fue un año de inflexión, que marcó el inicio de un proceso de crecimiento económico con aumento de la pobreza provocada por el incremento de precios". "Este año esa tendencia se agravó", observó.
Según sus estimaciones, la inflación general de 2007 fue de entre 20 y 25 por ciento, basada "en el aumento del precio de los alimentos, que está en torno a 34 por ciento". En ese marco, la pobreza ascendió a 30 por ciento, estimó, y dentro de ese universo, un tercio son indigentes.