PAKISTÁN: Violencia ensombrece perspectivas de paz

Esporádicos tiroteos entre fuerzas del gobierno de Pakistán y milicias islamistas en la frontera con Afganistán, así como ataques de Estados Unidos, ponen en peligro un frágil y controvertido acuerdo de paz en la zona.

Pocas horas después de alcanzado el acuerdo entre las autoridades del gobierno de la Provincia de la Frontera Nororiental y milicias del distrito de Swat, el periodista Mohammad Ibrahim cayó muerto el viernes por el fuego cruzado en la cercana Bajaur, una de las siete áreas tribales administradas por el gobierno central pakistaní.

Ibrahim, cronista del diario Daily Express y de un canal de televisión, fue el séptimo periodista muerto en el ejercicio de su profesión en los últimos tres años en las áreas tribales, ubicadas cerca de la frontera con Afganistán. Muchos de sus colegas abandonaron el área por razones de seguridad.

Bajaur está sumergida en la violencia desde 2002, cuando remanentes de las milicias Talibán, que dominaron Afganistán entre 1996 y 2001, ingresaron clandestinamente en esta área con escasa presencia de las autoridades.

Dos misiles aire-tierra estadounidenses destruyeron el día 14 una vivienda y una base de milicias en la localidad de Damadola, en Bajaur, a siete kilómetros de la frontera.

El oficialismo de la Provincia de la Frontera Noroccidental se apresuró a condenar el ataque. La acción "sabotea nuestros esfuerzos de paz en Swat y en Mardan", se lamentó Asfandyar Wali Khan, de la Liga Nacional Awami, que encabeza el oficialismo provincial junto con el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP).

Fue el segundo ataque de Estados Unidos contra Damadola. En el primero, ocurrido el 31 de octubre de 2006 contra un centro de enseñanza religiosa, murieron medio centenar de personas.

En los dos casos hubo represalias de las milicias. En 2006, suicidas se inmolaron en un centro de adiestramiento del ejército, matando a 42 reclutas con sus explosivos. Y el día 17 de este mes, fueron 13 los muertos, incluidos cinco soldados, en un atentado suicida en una panadería administrada por el ejército en Mardan, en la Provincia de la Frontera Nororiental.

Khan urgió al gobierno pakistaní a presionar a Estados Unidos para que se contenga de emprender acciones militares en el territorio nacional.

El dirigente acaba de regresar de una gira por Estados Unidos y Suecia, entre otros países, en la que consiguió 4.000 millones de dólares en respaldo del proceso de paz en la región.

Pero el plan quedará en agua de borrajas a menos que Washington ponga freno a sus ataques con misiles dentro del país e Islamabad retire al ejército pakistaní de las áreas tribales.

Otro llamado a la vuelta del ejército a los cuarteles partió del líder de Tehreek Talibán, organización pakistaní simpatizante del Talibán afgano que rechaza el plan de paz y que se atribuyó el asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto.

La actividad de Tehreek Talibán se suspendió en la frontera con Afganistán tras la instalación en marzo del nuevo gobierno provincial. La tregua concluyó el 25 de abril, con un atentado con explosivos en una comisaría de Mardan en la que murieron tres personas y 25 resultaron heridas.

Estados Unidos bombardeó Damadola para darle al gobierno de Pakistán "el claro mensaje de que puede atacar cuando lo desee", dijo el periodista Rahimullah Yusufzai, entrevistado por el canal de televisión Geo TV.

En las últimas semanas, surgieron diferencias dentro de la coalición de gobierno nacional que integran el PPP y la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (LMP-N) del ex primer ministro Nawaz Sharif, dijo a IPS Kamran Arif, de la no gubernamental Comisión de Derechos Humanos.

Estos desencuentros enlentecieron los esfuerzos por acabar con la violencia a través de negociaciones políticas, explicó el activista.

Por el momento, la dirigencia política del país se ha dedicado casi exclusivamente a procesar la reincorporación de los 60 jueces destituidos por el presidente Pervez Musharraf el 3 de noviembre pasado.

El senador Iqbal Zafar Jhagra, de la Liga Musulmana, dijo a IPS que el gobierno se concentrará en el "el asunto de la guerra contra el terrorismo" una vez que se resuelva la cuestión judicial.

Zafar Jhagra estimó que Estados Unidos dio a Musharraf unos 13.000 millones de dólares desde el lanzamiento de su "guerra contra el terrorismo", en septiembre de 2001.

"El dinero debió haberse gastado en el desarrollo de las regiones donde se instaló Talibán", consideró el legislador.

El experto en cuestiones de Talibán Ashraf Alí, de la Universidad de Peshawar, consideró que el gobierno pakistaní debería hablar directamente con las milicias islamistas, y que mientras el ejército permanezca en las áreas tribales la situación no mejorará.

El día 21, luego de varias rondas de negociaciones, el gobierno de la Provincia de la Frontera Nororiental alcanzó un acuerdo de paz en los distritos de Swat y Malakand con la organización pro-Talibán liderada por el clérigo mulá Fazlullah.

Pero el acuerdo de paz no tendrá éxito mientras no se involucre el gobierno nacional, según Ali. "Estados Unidos también se opone al acuerdo", agregó.

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